Según Precedence Research, el negocio del sueño rondará los 124,97 mil millones de euros en 2030, una cifra que demuestra que dormir como los ángeles, o dormir, a secas, sale caro. La obsesión por el descanso pleno es tal que celebridades como Kim Kardashian monitorizan no solo sus horas de sueño, sino la calidad del mismo, a través del anillo Oura. Se trata de un dispositivo que cuesta 314 euros y mide la frecuencia cardíaca, el sueño y el oxígeno en sangre. La diseñadora presume en sus redes sociales de la calidad de su descanso, que envidia la mismísima Gwyneth Paltrow, otra de las fans de este gadget que viene a demostrar que en una sociedad que en ocasiones se torna insomne a causa del estrés y las preocupaciones, el verdadero lujo es el sueño.

Incluso la industria de la moda se ha dado cuenta de la rentabilidad del descanso, pues Gucci se ha aliado con Oura para lanzar un anillo con el que conocer la calidad de su sueño, analizar el sueño profundo, la fase REM, el sueño ligero, la frecuencia cardíaca nocturna y la diurna y optimizar el horario de sueño... Con la interpretación del monograma de Gucci acompañado de un adorno trenzado de oro de 18 quilates, por supuesto.

El sueño esquivo

Pero en realidad… ¿No dormimos bien por estrés o porque en realidad, no comprendemos por qué dormimos? “Es bastante más probable que en personas que no están padeciendo enfermedades sea el estrés uno de los causantes principales de no dormir bien por la noche. No hace falta comprender la razón por la cual dormimos o no. De hecho, para dormir no es imprescindible tener un cerebro. Hay muchos organismos inferiores que no tienen cerebro como tal y sin embargo, también siguen patrones del sueño. Incluso las plantas siguen ciclos de oscuridad y de alguna manera duermen", explica Raquel Marín, autora de ‘Alimenta el sueño para un cerebro sano’ (Roca Editorial).

"No debería ser necesario hacer ningún esfuerzo para poder dormir"

"Dormir es tan natural como respirar. No debería ser necesario hacer ningún esfuerzo para poder dormir. De hecho, es bastante probable que si damos excesiva importancia al hecho de dormir, consigamos generar estrés y angustia con el resultado contrario al deseado y acabemos desvelados”, asegura.

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Nos cuesta tanto descansar que incluso existen hoteles que han puesto en marcha programas de sueño especiales. Es el caso de Tierra del Agua, que ha instalado su equipo en la Junior Suite del Sueño, creando un entorno que potencia la regeneración celular, el descanso de calidad y la energía vital. El hotel cuenta con un programa especial de cinco días en torno al concepto del mindfulness para combatir el insomnio, un trastorno que puede provocar problemas en nuestra salud física, mental y emocional, acentuado con la vuelta a la rutina tras las vacaciones, la bajada de temperaturas, el cambio de estación... Son condiciones ambientales y psicológicas que generan aún más ansiedad y agitación.

“La sensación de soledad elegida en la naturaleza, la activación de los sentidos frente al silencio, la relativización del ser humano en un entorno como el Parque de Redes, Reserva de la Biosfera, favorecen el proceso de cura. Además, los clientes dormirán en la Junior Suite del Sueño, en la que hemos instalado una CRU de la empresa biotecnológica Biow (apoyada por el grupo cRos y miembro del Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias)”, explica Arancha García, responsable de Desarrollo de Negocio de Tierra del Agua. El programa incluye paseos conscientes, masaje de pies centrado en los puntos específicos de la mejora del sueño, talleres de mindfulness y la higiene del sueño y saunas relax para favorecer la eliminación de toxinas tras el masaje y la relajación de la finalización del día, entre otras actividades.

“Tenemos dos tipos de clientes: el cliente ejecutivo de gran urbe, que organiza una escapada individual entre semana consciente de que debe darle un descanso al cuerpo y a la mente, y el cliente debilitado que está pasando por algún proceso de enfermedad física o psíquica y que busca el aislamiento en la naturaleza como cura terapéutica”, explica Arancha García.

“El coronavirus trajo también una epidemia de problemas de sueño a nivel mundial"

Desde colchones inteligentes hasta aplicaciones para monitorizar el sueño, no cabe duda de que la industria del descanso sigue acumulando beneficios gracias a esta epidemia del reposo en la que nos hallamos sumidos y que como señala Raquel Marín, se ha visto acrecentada por el coronavirus hasta el punto de que algunos expertos lo denominaron «coronasomnio».

"Durante el confinamiento aumentó un 15% el consumo de medicamentos para el sueño"

“El coronavirus trajo también una epidemia de problemas de sueño a nivel mundial que afectó a todos los rangos de edad de la población. Las personas que solían tener dificultades para dormir o insomnio agudizaron sus problemas del sueño y se generó una población aumentada de insomnes crónicos. Los análisis estadísticos calcularon que durante el confinamiento aumentó un 15% el consumo de medicamentos para el sueño, y el número de pacientes con insomnio crónico incrementó en un 20-30%”, asegura Marín.

"Hemos de evitar los horarios para dormir a la carta"

“Es cierto que la industria de los medicamentos y remedios de todo tipo para dormir más y mejor va en aumento progresivo. Muchas personas consumen regularmente ansiolíticos y somníferos para dormir, si bien estos medicamentos no se han concebido para tomarlo continuamente toda la vida, sino para problemas puntuales del sueño. Siendo, como es, dormir algo natural y espontáneo, tendríamos que plantearnos qué es lo que falla en nuestra forma de ir a la cama para que tengamos que recurrir a remedios para dormir cada noche”, advierte.

Para finalizar, una aclaración: hemos de evitar los horarios para dormir “a la carta”. “Si un día no se ha dormido bien o se ha madrugado, no se debe modificar el horario a la hora de irse a la cama o intentar “recuperar” el sueño el domingo. En general, ese sistema no funciona. También hemos de evitar dormir siestas de más de 90 minutos y más tarde de las 4 o 5 de la tarde”, dice Marín.