Desde el aspersor de trapos sucios en el que se ha convertido el príncipe Harry hasta la explosiva canción de Shakira, para la que la palabra sutileza son los padres, pasando por supuesto por Miley Cyrus, que presenta en el cumpleaños de su ex una canción que recapitula los motivos de su ruptura, vivimos en un momento en el que el fenómeno conocido como ‘oversharing’ está más en boga que nunca. La AEPD describe este término como “la sobreexposición de información personal en internet. En particular en las redes sociales a través de los perfiles de los usuarios”. En definitiva, para quienes odien los neologismos, se trata de compartir demasiado.

La razón por la que de repente las celebridades muestran su fragilidad emocional con este tipo de bombas públicas, esas que antes escandalizaban a los agentes de los famosos, pero que ahora son la fórmula perfecta para sumar ceros a las cuentas corrientes de quienes deciden no guardar ningún secreto en el cajón, es que la vulnerabilidad, como el aceite en el agua, termina siempre por salir a flote. Pero tiene que haber otra explicación para que de repente, Harry y Shakira hayan decidido lavar los trapos sucios de forma pública y abierta… ¿No?

"En el fondo, sigues teniendo a quien dejaste atrás demasiado presente como para pasar página"

“Cuando vivimos una pérdida, un rechazo o una ruptura inesperada a la que tenemos que hacer frente aunque no nos apetezca, tenemos que atravesar un proceso de duelo. El duelo es un camino con diferentes etapas o estados emocionales que nos condicionan y si no somos conscientes de ellos, nos hacen actuar de una forma determinada, a veces incluso sin que sea la más adecuada para nuestro bienestar. Una de estas etapas es la rabia”, explica Silvia Congost, psicóloga referente mundial en autoestima y relaciones. “Al activarse esta emoción, uno puede conectar con fuertes sentimientos de rechazo, de abuso, de indignación o de humillación y para contrarrestar esto, en ocasiones optamos por buscar formas de desahogarnos: hablar mal del otro a los demás, dejarle en ridículo, compartir cosas íntimas para denigrarle, insultarle, etc. Es como una manera de buscar aliados que se pongan de tu lado, para confirmar que el malo es el otro y sentir que tu entorno te apoya a ti. En realidad, esta es una forma engañosa, de mantener tu autoestima a flote. Al hacerlo, parece que te desahogas y te liberas de esa rabia, pero en el fondo, sigues teniendo a esa persona que ya dejaste atrás demasiado presente como para pasar página”, asegura.

“Es una forma de desahogar lo acumulado"

Elizabeth Clapés, autora de 'Querida yo: tenemos que hablar', señala que en parte, se debe, por parte de Shakira, al dolor que ha sentido, y por parte de Harry, a la necesidad de desahogarse ante todo lo que ha ido conteniendo. “Es una forma de desahogar lo acumulado y de buscar una parte de apoyo por parte del público general, porque consuela”, dice la psicóloga, experta en el fomento y cuidado de la autoestima.

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Gareth Cattermole//Getty Images
Shakira

Por supuesto, la pregunta obligada es qué es mejor para la curación emocional... ¿No hablar o verbalizarlo todo? ¿Ayuda soltarlo todo a pasar página?

“Hay un momento inicial en el que es bueno verbalizarlo, desahogarte con alguien de confianza o con un profesional, llorar, patalear, gritar... Pero esto no se puede alargar en el tiempo, pues luego debemos permitirnos conectar con la etapa siguiente, que es la tristeza. Abrazarnos, quedarnos en silencio, procesar a nivel interior todo ese dolor para que se pueda ir disolviendo. Esto es lo que nos permite llegar a la última etapa del duelo y la más importante, la aceptación. Cuando aceptas de verdad lo ocurrido es cuando ya te es indiferente, cuando ya no piensas en ello ni tienes ninguna necesidad de hablar del tema”, dice Silvia Congost.

"Hablar, gestionar y comunicar el dolor es una parte de la gestión"

Elizabeth Clapés cree que hay que encontrar un punto intermedio. “No hablar no cura, porque todo lo que no se habla se enquista. Sin embargo, al mismo tiempo, romper una relación y no parar de hablar de nuestra ex pareja e intentar saber todo sobre su vida con otras personas, tampoco ayuda. Por lo tanto, lo mejor es el desahogo para que nada quede guardado y evitar que se quede así un dolor que no gestionemos. Hablar, gestionar y comunicar el dolor es una parte de su gestión pero es fundamental que más allá del desahogo, haya un contacto cero que implica no estar hablando a tu ex, no estar averiguando de su vida y asegurarnos de que la suya no sea el centro de la nuestra”, dice la psicóloga.

"Exponer sus problemas puede dar lugar a que la otra parte tenga ganas de rebatir"

¿Qué consecuencias puede tener para la otra persona (en estos casos, la Familia Real británica, Gerard Piqué y Liam Hemsworth) que el otro esté exponiendo sus conflictos de tal manera?

Elizabeth Clapés lo tiene claro: “La vergüenza y el apuro, pero en el caso de Piqué, que ha tenido conductas inadecuadas, no me preocuparía tanto por él, sino por otros familiares, especialmente por los niños que tienen en común, que se van a ver afectados. En el caso de Harry y Meghan, exponer sus problemas puede dar lugar a que la otra parte tenga ganas de rebatir, porque en todo conflicto suele haber dos versiones…”, dice la psicóloga. “Respecto a Shakira, no me parece mal que haga canciones para desahogarse. Sin embargo, quizá lo que no veo bien del todo es que sean tan directas y no den lugar a dudas ni preguntas. Está metiendo nombres familiares y eso hace daño a personas ajenas al conflicto, como los familiares de Piqué y los niños. En caso de Harry y Meghan, la repercusión es sobre todo a nivel de imagen pública”, aclara.

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Para finalizar, Silvia Congost asegura que las consecuencias son varias. “Cuando este tipo de informaciones personales se hacen públicas, todo el mundo se abre a opinar, juzgar y posicionarse. Es muy difícil no hacerlo, porque por nuestras creencias y nuestras experiencias pasadas, tendemos a empatizar con un lado o con el otro. Aún así, más allá de eso, creo que en quien hay que pensar es en la familia, principalmente si hay niños pequeños, sobre todo cuando se trata del otro progenitor. Para los niños no hay buenos ni malos, son el padre y la madre y les quieren por igual. No deberíamos permitir que nada les haga posicionarse ya que esto, al final, a quien va a perjudicar en primer lugar, es a ellos, los más pequeños”, dice.

¿La moraleja? En este huracán de sobreexposición, los grandes perjudicados no son otros que los niños.