Que los trabajadores sean motivados destacando los puntos fuertes de sus tareas y recordando por lo que son competentes es esencial para su crecimiento. Pero es difícil para un jefe equilibrar los 'piropos' entre todos los miembros de su equipo. De hecho, una investigación de Harvard descubrió que, cuando trabajadores y trabajadoras rinden al mismo nivel, los directivos son más amables con ellas que con ellos.

Harvard trabajó con más de 1.500 estudiantes de MBA, trabajador a tiempo completo y directivos de EE.UU. y Reino Unido y les pidió que se imaginaran que tenían que motivar a un empleado que tenía que mejorar su rendimiento. La descripción del trabajador fue idéntica, salvo que en la mitad de los casos se llamaba Sarah y en la otra mitad Andrew.

¿Qué sucedió a continuación? Si bien todos los entrevistados reconocieron que iban a ser lo más sinceros posibles, quienes hablaron con 'Sarah' se mostraron mucho más propensos a ser amables que los que lo hicieron con 'Andrew'. Es decir: los participantes afirmaron sentirse más motivados para ser amables ante una mujer que ante un hombre.

Al obtener este dato, los investigadores acudieron a contrastarlo con los comentarios de más de 4.800 de sus antiguos supervisores, mentores, compañeros... de estudiantes internacionales de MBA. En igualdad de condiciones y de evaluación laboral, se observaba que los comentarios recibidos por mujeres eran más positivos (tanto en tono como en contenido) que los de los hombres.

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Los resultados muestran, según los expertos de Harvard, que los directivos juegan con el estereotipo de que las mujeres son más cálidas que los hombres y por eso actúan más amablemente con ellas. Y otro estereotipo más: pensaban que comportándose así, sería más útil para la trabajadora.

Los directivos encuestados no pretendían, con esa amabilidad, frenar a las mujeres porque las vieran menos competentes que los hombres ni porque pensaran que ellas no podían manejar las críticas más negativas. "Los participantes en nuestros estudios simplemente pensaban que era más útil dar prioridad a la amabilidad cuando se habla con las mujeres", explica la fuente consultada.

Según los expertos, dar un 'feedback' distinto según seas hombre o mujer, por muy buena que sea la intención, crea problemas dar comentarios poco claros y, al final, hace que "las mujeres tengan menos probabilidades de obtener asignaciones laborales importantes, aumentos de sueldo o ascensos", explican. Y si los comentarios que se hacen a los hombres son poco amables, se acaba creando perjudicando su bienestar y crecimiento y la cultura de trabajo estará llena de normas de género tóxicas.

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¿Qué hacer entonces? Los analistas de Harvard proponen a los directivos que los comentarios a sus empleados sean a la vez constructivos, precisos y amables; independientemente de si son hombres o mujeres. Para ello, la clave debe ser la planificación y en Harvard recomiendan:

  • Antes de una conversación, escriba los puntos específicos que necesita transmitir, así como las oportunidades de mostrar amabilidad al ofrecer estas críticas constructivas.
  • Sea amable intencionadamente a lo largo de la conversación, tanto con un hombre como a una mujer, y después de compartirla, pida al receptor que repita los puntos clave para asegurarse de que el contenido no ha sido empañado por la cordialidad.
  • Llevar un diario del 'feedback' positivo ayuda a erradicar prejuicios que pueden ser más difíciles de detectar

La conclusión de los expertos working que han analizado esto es la siguiente: "La amabilidad y la franqueza son componentes necesarios de un 'feedback' eficaz, pero es trabajo de los directivos asegurarse de que distribuyen ambos de forma equitativa". No podemos estar más de acuerdo.