Cuando los metalizados, las plumas, las lentejuelas, las incrustaciones brillantes y demás elementos fastuosos conquistan todos y cada uno de los estímulos que nos rodean en estas fechas, la mejor receta para disipar la bruma y la confusión se cocina a base de básicos, clásicos atemporales, de cordura, discreción y mesura. A golpe de 'menos es más', vaya. Lo que mejor funciona y viene funcionando desde tiempos memorables para la historia de la moda. Y en este sentido, el vestido negro forma parte de esa lista de imprescindibles que nunca deberían faltar en el armario femenino, al mismo nivel de la camisa blanca o los jeans. Aunque ha sido objeto de numerosas revisiones por parte de firmas y diseñadores de la industria cada temporada, así como de adaptaciones a diferentes estéticas, tendencias y cortes, la esencia más auténtica es la que debe permanecer a la hora de elegir un ejemplar que sirva para abordar todos los escenarios que puedan surgir de un contexto como el que atravesamos. Véase dar respuesta a: comidas y reuniones varias con amigos, cañas/copas after works con los compañeros de la oficina, sin faltar las comidas y cenas familiares, aunque sean en petit comité o haya que permanecer al calor de la estufa en las terrazas de invierno más chic de la ciudad.
El vestido negro perfecto y absoluto
¿Y cómo tiene que ser este gran icono de la moda, para que resulte impecable y versátil, y a la vez siempre actual y chispeante? Realmente no existe una sola fórmula estética que defina el único y perfecto vestido negro, pero sí podemos ponernos de acuerdo en que un patrón clásico tiene más visos de permanecer inmutable y ajeno al vaivén de las tendencias:
- Por encima de la rodilla o un poco más abajo de mitad de muslo supone el largo perfecto para un LBD efectivo, aunque dependerá de las exigencias y circunstancias más particulares: el midi o largo a media pierna es también una inversión rentable, aunque responde a la tendencia más pura de esta temporada.
- Una manga corta o francesa al codo es susceptible de adaptarse a todo el año, pero la manga larga en invierno es todo un aliciente a tener en cuenta en las noches más frías de la Navidad. Insistimos: menos es más, por lo que las mangas con volúmenes o jamón puede que se vean desfasadas al cabo de algunas temporadas.
- Escotes cuadrados, en V, barco, camiseros e incluso asimétricos, deben valorarse en función de la 'poitrine' de cada una para buscar realzar esta zona del cuerpo, pero en cualquier caso, todos guardan esa definición de clásico y son válidos para defender el vestido negro en muchos de los terrenos festivos.
- ¿Y el tejido? Terciopelo y satén para los registros más elevados, aunque algo limitantes para aprovecharlos más allá de las fiestas; punto fino y discreto está también aprobado por prescriptoras de la industria siempre que se combinen con accesorios elegantes; pero de todos, la viscosa o el crèpe componen las apuestas más imbatibles cuando se trata de guardar en el armario un as que se pueda aprovechar para casi cualquier escenario.
Los looks con vestido negro con más rollo
Ahora bien, ¿no resulta el negro un mood algo plano y carente de emoción? No, si se cuenta con algunas jugadas maestras que permitan renovarlo y darle la chispa adecuada. Aquí el elemento sorpresa o inesperado es la clave, así que hemos seleccionado algunos de los estilismos con vestido negro que podrían iluminar a más de una a la hora de configurar el o los atuendos con más rollo de las fiestas. Por favor, no perder de vista esos giros definitivos que dan a la pieza más socorrida del guardarropa todo el poder.
Mood clásico
Qué: un vestido negro de línea evasé y falda plisada para lucir con unos slingback de Dior.
El elemento sorpresa: un abrigo del mismo color y longitud de corte militar.
Volantes y olé
Qué: un vestido de terciopelo negro con escote asimétrico y volante en el bajo.
El elemento sorpresa: unas sandalias doradas de plataforma que van indivisiblemente con medias de rejilla.
Sencillez al poder
Qué: mini vestido negro abotonado.
El elemento sorpresa: unos babies de tacón con medias negras de cristal.
Polos opuestos
Qué: mini vestido negro ajustado.
El elemento sorpresa: una blazer de pana de color teja y unas botas altas de charol negro.
Negro brillante
Qué: vestido de tirantes negro con abertura lateral.
El elemento sorpresa: un bolsito con detalles de strass y las sandalias con pulsera de strass.
Preppy de noche
Qué: mini vestido negro de escote cuadrado y manga francesa.
El elemento sorpresa: un bolsito de nácar rosado con asa corta.
En clave 80's
Qué: mini vestido de terciopelo negro con fruncidos y escote mesonera.
El elemento sorpresa: un collar de perlas XL.
Disruptivo
Qué: mini vestido negro de escote nadadora.
El elemento sorpresa: unos botines negros con hebillas.
Con un punto naïf
Qué: mini vestido camisero negro con cuello Peter Pan.
El elemento sorpresa: unos babies de charol negro de tacón bajo.
Swinging 60's
Qué: mini vestido negro de corte evasé.
El elemento sorpresa: unas botas de caña alta y tacón bajo.
Elegante y cálido
Qué: vestido de punto negro y largo midi.
El elemento sorpresa: unas slouchy boots en piel plateada.
Effortless chic
Qué: un mini vestido de punto negro abotonado.
El elemento sorpresa: una sahariana de cuero negro y unas botas altas de tacón.
Con lazo XL
Qué: un mini vestido de terciopelo negro con lazo en el escote.
El elemento sorpresa: unas sandalias de plataforma y un bolsito de cuentas brillantes.
Negro 70's
Qué: un mini vestido de gasa negro con lazada en el cuello.
El elemento sorpresa: unas botas de caña alta y charol negro.
