Quien tiene hijos o niños alrededor sabe perfectamente lo que cuesta hacer esa foto ideal para mandar a todos los contactos de la agenda y a todos los habidos y por haber en Instagram. Para presumir hay que sufrir, y eso es lo que hay que hacer para lograr que los niños miren a la cámara, que sonrían en lugar de refunfuñar, llorar, pedir un zumo... es un trabajo que cuesta más que un máster.

Pues bien, Kim Kardashian lo ha conseguido. Ha logrado una foto de familia a la que se puede poner pocos peros, bueno siempre se puede aportar alguna opinión al gusto de cada uno como con los looks..., pero en el objetivo que buscaba la estrella americana de la televisión -que era que todos posasen intentando ser naturales- está logrado. ¿O no?

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Para que comprendamos lo difícil que ha sido conseguir esta foto de familia Kim lo explica comentando: "No creo que entendáis lo realmente difícil que es hacer una buena foto de familia. Esto es todo lo que conseguimos antes de que los tres niños comenzaran a llorar...".

El gran fallo de la foto es que el segundo hijo de Kim Kardashian y Kanye West, Saint, no mira a cámara sino que está distraído con algo que ocurre a su alrededor. De la pequeña de la familia, Chicago, no se puede decir nada porque con cuatro meses lo normal es que esté plácidamente durmiendo en brazos de mamá.

Que Kim se esmeró en preparar la foto es algo de lo que no tenemos duda. Lo deducimos con esta imagen de momentos anteriores a hacerla, en la que vemos a la influencer con Saint y con la que nos preguntamos si lo estaba convenciendo para el posado o lo estaba poniendo de buen humor para hacerse la foto de familia.

Hacerse la foto de familia tuvo que ser muy tenso para Kim, que no parece muy contenta con el resultado. De hecho, explica que tras hacer la foto, con los niños derramando lágrimas, ella se vino abajo: "Creo que yo también lloré", dice.