Penélope Cruz protagoniza este mes una portada única para ELLE: coincidiendo con su 50 cumpleaños, que celebra el 28 de abril, la actriz hace un repaso a su vida cuando luce más poderosa, sexy y serena que nunca.

Penélope en 30 frases para ELLE

Sobre sus primeros recuerdos de infancia, en el sofá rojo de la casa de sus padres:

  • «Recuerdo pasar mucho de mi tiempo libre ahí, primero viendo la tele y luego con un vídeo Betamax que compraron: alquilaba películas en el videoclub y, si me gustaba una, podía verla hasta 10 o 15 veces. No seguidas, igual en meses, y me aprendía los diálogos. Así fue como descubrí el trabajo de Meryl Streep, Pedro Almodóvar, Al Pacino, Billy Wilder o Fernando Trueba. Ese sofá era importante para mí porque era como una ventana al mundo donde veía diferentes vidas, diferentes realidades. Fue lo que me ayudó a atreverme a soñar».

Sobre sus sueños de infancia:

  • «[De niña] me llamaban Antoñita la fantástica: tenía mucha energía y mucha creatividad. Era buena estudiante, pero me pasaba muchas horas del día soñando y planeando... Y, de alguna manera, aquella necesidad de interpretar, de volar con la imaginación, tenía salida a través de esa pequeña pantalla y de las clases de baile».
  • «Cuando yo insistía en casa sobre lo que quería hacer, al menos no se reían de mí. ¡Y eso ya era mucho!»
  • «Mis padres también eran muy realistas y siempre me decían eso de “inténtalo si quieres, aunque es muy difícil, pero ten un plan B, sigue estudiando”. Y a mí me parecía lógico. Luego, en la adolescencia, llegó un momento en el que tuve que elegir».
  • «En casa, aunque nadie se dedicara a nada relacionado con el arte, siempre hubo un gran respeto y apreciación por la música, la ópera, el cine... Y también recuerdo a mi madre, en los ratitos que tenía para ella, que no eran muchos, leyendo. Tengo esa imagen suya en la terracita, o cuando íbamos a la piscina en la que yo aprendí a nadar, o en esos 10 o 15 días al año en los que nos íbamos de vacaciones, ella siempre estaba con un libro. Y sigue siendo igual».

Sobre su adolescencia:

  • «La pubertad se me hizo un poco difícil, pero en el sentido de querer encontrar mi sitio... En esos años compaginaba muchas cosas: los estudios, el baile, empezaba a ir a castings, estaba en una agencia de modelos y me salían bastantes trabajos. Por un lado estaba feliz, pero por otro se me hacía muy difícil llegar a todo».
  • «Yo me sentía muy mayor, pero no lo era, y una parte de mí sabía que no lo era, aunque la otra era como que quería ir demasiado rápido o creer que podía con todo. Y no era así, esa época a veces crea mucha confusión y mi cabeza iba muy rápido. Tenía la edad que tenía, no tenía más».
  • «Nunca me ha interesado beber, ni me ha sentado bien».

Sobre su primer sueldo:

  • «Gané mi primer dinero con trabajos en una agencia de modelos. Y estaba muy contenta por poder contribuir con algo en la familia, al menos podía quitarles un gasto que era importante, porque en casa tampoco sobraba nada. Y recuerdo que la primera vez que pude pagar mis clases me hizo muy feliz».

Sobre sus primeras películas: 'Jamón, jamón' de Bigas Luna, y 'Belle Epoque', de Fernando Trueba:

  • «Tuve mucha suerte de tener esa tarjeta de presentación: eran dos películas muy diferentes y muy buenas. Ahí empecé a hilar un rodaje con otro»
  • «Me fui a vivir a Nueva York para aprender inglés, porque yo había estudiado siempre francés. Y me costó, porque ya era más mayor, pero en esa época ya aposté por la interpretación, tomé este camino».

Sobre hacerse mayor:

  • «No hubo un momento concreto en el que sintiera que me hacía mayor, porque creo que es un proceso constante. Cada día sigues evolucionando y creciendo y no creo que nadie un día se levante y diga: “Vale ya está, ya tengo todo bajo control, ya me siento seguro”. No. Y menos en una profesión como esta».

Sobre su relación con las marcas:

  • «Con L’Oréal llevo trabajando casi 25 años y con Lancôme como 14. Y

    con Chanel, un montón de años también... Creo que el primer desfile al que asistí fue en 1999. Me siento muy afortunada de tener esas relaciones con ellos, ya son amistades muy largas, y siento con mucho orgullo que me hagan sentir parte de esas familias».

Sobre la belleza:

  • «Ahora los mensajes son mucho más inclusivos a todos los niveles y creo que, en este sentido, Lancôme ha sido una compañía pionera, porque lo ha hecho desde un lugar honesto, no como estrategia de marketing sino como algo que de verdad ha venido para quedarse. Y pienso que nos ayuda. Ellos cuidan a la mujer desde ahí y es un homenaje continuo el que nos hacen: lo ves en sus campañas y lo ves en la representación de tantos tipos de mujeres de tantas edades, cosa que hace unos años no se veía».
  • «Yo me pasé bastantes ratos en el salón donde trabajaba mi madre, porque no era sólo una peluquería: allí también se hacían manicuras, pedicuras, depilación... Y mi hermana y yo, como Pili y Mili, íbamos todos los días a comer y, después del cole, volvíamos. Allí observábamos mucho, tanto los trabajos que hacían mi madre y sus compañeras como la especie de sesión de terapia que se creaba tantas veces entre las clientas y mi madre. No iban sólo a cambiar su imagen, aquello era una especie de confesionario. Yo hacía como que estudiaba, pero en realidad estaba observando todas esas escenas. Y una cosa que entendí allí es que el objetivo de aquellas mujeres, más que sentirse guapas, era dedicarse un rato para ellas, un ritual. Y, de alguna manera, con todo lo que vimos a lo largo de los años, poner rulos o secar o cortar o alisar o rizar, también aprendimos a hacerlo».
  • «Una vez mi amiga Salma [Hayek] me dijo: “Me he quedado sin luz en casa y el maquillador y el peluquero no pueden venir, y tengo un estreno. Quiero que vengas tú a peinarme y maquillarme”. Y yo, venga, vamos a intentarlo. Lo hicimos con velas, ¡y no quedó mal!».

Sobre la maternidad y las prioridades:

  • «Intenté adoptar yo sola con 20 años, en un viaje a la India, pero no pudo ser».
  • «Yo trabajé mucho antes, y a un ritmo muy loco porque era lo que tocaba en ese momento, cuando hacía cuatro películas al año. Pero hoy siento que tengo mucha suerte de que, lo que he ido sembrando a lo largo del tiempo ahora me da la posibilidad de elegir qué hacer y dónde y cuándo. O sea, a veces me pueden ofrecer algo, aunque si es durante el curso o si no es en nuestra ciudad o no es en verano, sólo por eso a muchas cosas he dicho que no. Y no me arrepentiré nunca».

Sobre sus hijos:

  • «Desde que nacieron hacemos lo posible para estar totalmente presentes en su crianza. Es lo más importante para nosotros. Lo más. Mi absoluta prioridad».
  • «Tenemos una norma sagrada y es que no hablamos de ellos. Si algún día tienen un trabajo de cara al público, pues tendrán que aprender a enfrentarse a eso. Pero ahora mismo no toca: sólo son dos niños a los que protegemos absolutamente».

Sobre su trayectoria profesional:

  • «Mirar atrás para ver lo que he hecho o cuántos premios llevo o cuánto tal no me da la inyección para ser feliz ni para seguir creciendo. Lo que me la da es cuando leo un libro que me enamora y me apasiona, o una película que me encanta y poder verla tres veces seguidas. O encontrarte con gente que esté como tú de obsesionada con algo, como me pasó con la serie Succession... En realidad, con cualquier cosa que tenga que ver con el arte, lo que me gusta es hablar y hablar de ello y desmenuzarlo. Eso es lo que más disfruto. Estar buscando e investigando, en la vida y en la ficción».

Sobre el trabajo y la empatía:

  • «Es imposible que no te afecten las cosas. Este es un trabajo que te enriquece mucho porque siempre tiene que ver con ponerte en el lugar del otro. Y no sólo con tu mente, sino con tu todo».

Sobre su yo más joven y gamberro:

  • «A veces me gustaría hacer más payasadas y volver más a esa especie de inconsciencia, pero cuando ves la cantidad de injusticias y tanto sufrimiento como hay en el mundo, tanta locura, al irme a la cama cada día lo hago dando gracias por todas las cosas que están bien, por la salud, por la familia, por el trabajo... Aunque no puedo evitar sentir ese dolor»
  • «Mi vía de escape, últimamente, suelen ser más las lágrimas. Pero es verdad que unas buenas risas con tu gente o con tus amigos... también es salud».

Sobre la nostalgia:

  • «Yo, a cada década, a cada momento, le saco partido y nunca pienso eso de “estaba mejor antes”. Y no me refiero a eso que muchas veces me preguntan de cómo me afecta el paso de los años, sino a cómo me siento conmigo misma, a conocerse cada uno y a la seguridad o la tranquilidad que te va dando la experiencia».
  • «Pero si me preguntas cómo era mi relación conmigo misma ahora y la que tenía a los 20 o los 30, sinceramente prefiero la de ahora. Por cómo me siento, y a lo mejor ha habido otros momentos donde no lo hubiera dicho. Aunque nunca está todo el trabajo hecho»
  • «Del presente lo único que tengo claro es que está aquí. Y lo de antes te ha formado, te ha ayudado a contestar algunas preguntas, pero otras todavía están ahí en el aire.
  • «Todo lo que he aprendido hasta ahora o todas las montañas que he tenido que escalar –que algunas no han sido fáciles, y no me refiero a nada que tenga relación con el éxito o esa parte del trabajo– forman parte de mi aprendizaje diario».

Sobre su videoclip para la canción '313', de Residente:

  • «Esa canción es muy poderosa, es una obra de arte. No me la puedo poner todos los días porque me pego un viaje tan fuerte que luego me cuesta salir. Nada más leerla en un avión le llamé [a René Pérez Joglar] para decirle: "Pero qué barbaridad es esta, ¿cómo no me has avisado antes de lo que me estabas mandando?"... Para mí, la frase “Eres tanto que no cabes” es pura belleza. Y “Ojalá que los finales olvidaran terminarse”... ¡Qué puñetera maravilla de canción!».

Sobre la felicidad:

  • «Creo que soy una persona bastante feliz, bastante intensa y bastante preocupadita. Hay cosas que, por mucha terapia que haga, ahí seguimos yo y mis preocupaciones, y no sé hasta qué punto esto puede llegar a mejorar. Pero, dentro de todo eso, ya me conozco mejor y he podido desarrollar mis artimañas para hacerme la vida más fácil. Y, por suerte, esto se consigue».