Berta Vázquez (Kiev, 1992) es inclasificable, cualquier adjetivo, oficio o país que quieras adjudicarle con el fin de definirla se queda pequeño: es una cuenta más de un collar que ha ido engarzando con sensibilidad de artista. Es una mujer que escribe –publicó A veces soy la noche–, que crea –estudia diseño industrial–, que compone –sacó su primer álbum A Year Without You– y que interpreta –este año tiene tres estrenos–. También fotografía y poetiza la existencia, sin temor a entrar en claroscuros que puedan terminar en tinieblas. A través de su mirada y sus palabras, esta bailarina de la condición humana y de las reflexiones certeras se adentra con naturalidad en el terreno rural con Un hipster en la España vacía (27 de marzo, Prime Video). Un film sobre un idealista que ansía encontrar su lugar en el mundo alejándose de la urbe y enfrentando su ideología, prejuicios y hasta la falta de cobertura con la gente del campo.

a contracorriente y acorazada frente al ruido y la superficialidad, así es la vida consciente que elige berta vázquez, una actriz indefinible que desborda genio artístico, buen sentido y sensibilidad real, y que tiene tres estrenos a la vista, entre ellos un hipster en la españa vacia
Foto: Dario Aranyo. Realización: Bárbara Garralda y Sylvia Montoliú.
Blusón de punto de seda de Marina Rinaldi.

¿Con qué se va a encontrar el espectador?

Con mucho humor e ironía ante las peripecias no extensas de surrealismo de la gente que se va al campo y tiene una relación teórica con el entorno. En muchas ocasiones, es una vida difícil por la distancia a los servicios, por su capacidad de ofrecer puestos de trabajo... Y aunque el tema salga en los medios, los problemas específicos se ven poco, porque tendemos a visiones desde el helicóptero.

¿El campo como utopía es un error?

De quien nunca te puedes escapar es de ti mismo, el medio rural no te va a quitar tus problemas. Además, arrastras la misma mirada y comportamiento que tenías en la ciudad.

¿Crees que se está volviendo a las raíces y a la autenticidad?

Frente a la individualidad y la competitividad extrema que están surgiendo, aparece a su vez lo opuesto: conectar y estar en contacto. Y es lo que necesitamos. Aunque todo lo que tenemos ahora en las ciudades promueve otros valores, como ser únicos, diferentes, mejores, especiales... que en el fondo, a lo que nos llevan es a separarnos unos de otros. ¿Estamos conectados? Sí, a través de una pantalla.

¿En la soledad y en el silencio es donde mejor te sientes?

Sí, porque son momentos de plena libertad. De pensar, de imaginar, de saber qué quiero hacer y cómo, o si hay algún sueño por cumplir. Todo esto lo reflexiono cuando estoy sola y alejada del bullicio. Esa necesidad de hablar constantemente no deja espacio para cosas más sutiles. Cuando hay silencio, te dejas ver más. Con tantas distracciones alrededor percibo que estoy perdiendo mi vida. Nútrete y realízate, no por las expectativas sociales y colectivas, sino por coherencia contigo mismo. Seguirás siendo tú y no otro subproducto.

a contracorriente y acorazada frente al ruido y la superficialidad, así es la vida consciente que elige berta vázquez, una actriz indefinible que desborda genio artístico, buen sentido y sensibilidad real, y que tiene tres estrenos a la vista, entre ellos ‘un hipster en la españa vacía’
Foto: Dario Aranyo. Realización: Bárbara Garralda y Sylvia Montoliú.
Vestido de croché de Michael Kors, blusón de seda y lino de Simorra y sandalias de piel de Zara.

¿Alguna vez has experimentado sentimientos de desarraigo?

Sí, por el sistema en el que vivimos. Las comunidades que están en la naturaleza y se relacionan de otra forma, me devuelven esa sensación de pertenencia. Porque cuando hablas, la gente te escucha. Cuando te preguntan cómo estás, de verdad quieren saber la respuesta. Tras muchos años en la urbe, me di cuenta de que estaba aislada. A los 27 empecé una crisis un poco rara que me llevó a reflexionar. Me vi viviendo una situación de tal forma que sentía que no era yo, me estaba condicionando demasiado mi personalidad. El trabajo había absorbido todo mi ser. Hasta que no lo sufres es complicado de entender, tuve que poner tierra de por medio y preguntarme: «¿Qué significa ser popular? ¿Es esto? ¿Y a dónde me va a conducir?». Necesitaba frenar por decisión propia, recuperar quién era yo en realidad y no abandonar el resto de mí. Y ya a los 30 me sentí más arraigada justo por haber buscado esos momentos de soledad, que me permitieron rediseñar mi sistema de valores y darme cuenta de cosas que son importantes y sencillas, y que antes no eran tan obvias, como escoger a las personas correctas para tu vida, cuidarlas, dedicarles tiempo y atención, devolverles el cariño.

«Nútrete y realízate, no por las expectativas sociales, sino por coherencia contigo mismo»

Uno de tus poemas se titula Soy. ¿Quién es Berta Vázquez?

No te puedo decir quién soy, porque para mí también es un misterio. Y eso me permite estar más predispuesta a descubrir, a sorprenderme y a seguir aprendiendo. No creo que un ser humano se pueda definir. Menos todavía por su trabajo. Somos muchas cosas. Yo tengo un hambre constante por saber. Me interesa la naturaleza del ser y me he dado cuenta del poder que poseen las palabras. Por ejemplo, cuando alguien tiene un talento, se lo digo y su rostro se ilumina.

¿Has levantado muchos muros para protegerte?

Sí, son una manera de ponerte a cubierto. De no conceder permiso para que la gente te invada. De marcar tus límites y expresar tus ideas. También los he bajado para encontrar un sentido y compromiso a mi vida. Con los años y el psicoanálisis me he percatado de que nos da miedo hablar de las emociones. La cultura imperante nos lleva a ese sitio tan naíf y falso, donde sólo se permite ser feliz y no comentar la tristeza, la ansiedad, la depresión... Si nos morimos de ganas de sacar lo que tenemos guardado dentro. Cuando te acostumbras a esa pompa tan frágil de que todo está bien, te haces débil. Y debido a nuestra falta de autoestima y de confianza en nosotros mismos, a menudo construimos un estilo de vida de segunda mano, prefabricado. ¿Por qué tenemos la necesidad de resolver nuestras emociones en lugar de sentirlas? La industria de la felicidad es poderosa, lucrativa e influyente. No nos obsesionemos con ella. Nos dicen lo que queremos oír con mensajes simples que calan hondo, porque nos dan sensación de poder y control sobre nuestras vidas.

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Foto: Dario Aranyo. Realización: Bárbara Garralda y Sylvia Montoliú.
‘Body’ lencero de Dolce & Gabbana.

¿Por qué tenemos miedo a mostrarnos más humanos?

Creo que ocurre más en las sociedades modernas. En especial con el tema de la espiritualidad. Vamos todos de gurús, pero, eso sí, con un buen bolso de Prada. En las sociedades primitivas honran lo que nosotros llamamos enfermedades mentales. Las personas que tienen esos cambios de conciencia son médiums o tienen un rol sanador en su comunidad. Aquí son unos marginados, porque no los entendemos y porque nosotros no queremos atender nuestro mundo interior. Nuestros dioses son las marcas. Y todos hemos estado ahí.

¿Te guías por algún lema vital?

Piensa por ti y ten criterio, no absorbas las imposiciones externas. La última autoridad siempre la tienes tú.

Una curiosidad, ¿te duelen los juicios negativos?

No, no me afectan. Sé que cuando una persona juzga a otra es sólo una proyección. Usa a alguien para volcar sus propias inseguridades, complejos y lo que le carcome por dentro. Y me da pena que invierta su energía en algo que no sirve, ni aporta, ni trasciende. ¿Qué está haciendo entonces con su existencia? Cómo tratas a los demás es un buen medidor de quién eres. Cuando no tienes respeto hacia la gente, sólo muestras qué clase de persona eres y lo poco que te respetas, porque en el fondo es tu forma de ser y la tienes que soportar.

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Foto: Dario Aranyo. Realización: Bárbara Garralda y Sylvia Montoliú.
‘Body’ de canalé, falda de gasa, cinturón y sandalias, todo de Michael Kors.

¿Cómo abordarías la educación en temas de cuerpo con los más jóvenes para fomentar el respeto a la diversidad?

Yo creo que los niños no lo ven así, sino que lo absorben de los adultos. Para que desarrollen un interés más profundo por la vida, hay que incidir en que la autoestima de una persona no se basa en cosas externas ni en la apariencia.

¿Cómo viviste tú los ataques a tu cambio físico?

No me afectó, sí me decepcionó el sistema. Ver cómo la gente no piensa por sí misma y se deja llevar por la corriente. Estamos todos metidos en una espiral de mentiras donde hay unos empresarios que generan unas noticias para que sus medios las vendan, lleguen a las masas y ganen dinero. Es un negocio y mi energía está puesta en otros sitios. Me resisto a ser una esclava de lo que la sociedad espere de mí.

¿Qué le dirías a los que sólo glorifican un tipo de cuerpo?

Pues que lo van a pasar fatal con el paso del tiempo cuando descubran que todos vamos a envejecer, a enfermar y a morir. Nos estamos dirigiendo hacia un lugar infantilizado y distorsionado de eterna juventud. Creo que estamos muy perdidos y eso que vamos de evolucionados. Nos cuesta hablar de la realidad y no hemos entendido que tal vez la belleza tiene un propósito biológico: ser atractivo para procrear.

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Foto: Dario Aranyo. Realización: Bárbara Garralda y Sylvia Montoliú.
Blusón de seda de Simorra y vestido de croché de Michael Kors.

¿Cómo se aprende a hablar de amor propio?

No creo que esa sea una cuestión de ponerte delante del espejo y decirte lo mucho que te quieres y cosas bonitas, aunque por dentro estés hecho trizas. Lo trato en el psicoanálisis: hay que aceptar cómo me siento, dejarme sentir, dejarme ser, dejarme estar, dejarme en paz. La terapia que hago se centra en cómo atenderme a mí y si tengo un saco lleno de caca, pues lo miraré y encontraré ahí la belleza. Debes reconocer tu oscuridad y reflexionar sobre las cosas que puedes mejorar, sobre las partes de ti que son inmaduras, que has abandonado y tienes que educar, y sobre aquellas que no han podido crecer porque nadie las ha ayudado. Son tus inseguridades y tus complejos. Esas zonas están por florecer y hay que escucharlas como si fueran tus hijos. Eso es quererse.

¿Y cómo te ayudan el arte, la escritura, la música, actuar...?

Son mi gasolina. Todos tenemos nuestro demon, como dice el psicólogo James Hillman. Ese potencial interno que se desarrolla en cada uno de nosotros. Un código del alma, como tu adn espiritual, que te ayuda a entender tu lenguaje de vida y a filtrar la realidad.

a contracorriente y acorazada frente al ruido y la superficialidad, así es la vida consciente que elige berta vázquez, una actriz indefinible que desborda genio artístico, buen sentido y sensibilidad real, y que tiene tres estrenos a la vista, entre ellos ‘un hipster en la españa vacía’
Foto: Dario Aranyo. Realización: Bárbara Garralda y Sylvia Montoliú.
Vestido largo con capa en forma de capucha de Stella McCartney.

¿Qué es lo último que has aprendido en tu profesión?

Que si haces un acercamiento a las cosas desde la pura ambición, que en el fondo es utilizar a los demás, no vas a llegar muy lejos. Lo fundamental es el componente humano: cómo te relacionas con las personas, cómo las tratas, cómo conectas de verdad con ellas. No siempre lo primero es el proyecto, porque para que exista debes anteponer a la gente que le dará forma y lo va a sostener. Por ejemplo, ahora con las plataformas, la industria del cine está mas avariciosa que nunca. Se ha convertido en una máquina de hacer dinero y por el camino se está perdiendo el cuidado al cariño, al arte, a la creatividad… Se ha perdido el propósito de un rodaje, que no es otra cosa que contribuir a la cultura, y si ahora una fórmula funciona, la copiamos para ganar más dinero. No nos olvidemos, por favor, por qué hacemos lo que hacemos, qué hacemos, cómo lo hacemos y para quién lo estamos haciendo.

Si pudieras volver a un momento de tu infancia, ¿cuál sería?

Añoro mucho esa etapa. Volvería a recoger fruta del jardín de los vecinos con amiga y llevársela a mis abuelos para exprimirla y merendar. También a las clases de filosofía del instituto, a tener alguien que te enseñe y tú aprendas…