Están los dichosos hábitos que pueden acabar con tu pareja, los signos que indican que lo tuyo en realidad es miedo a estar sola e incluso las claves a seguir para evitar el temido divorcio tras las vacaciones de verano.

Sin embargo, hay un detalle que tiende a pasar desapercibido a pesar de repetirse diariamente en numerosos hogares. Nos referimos, nada más y nada menos, que al momento de acostarse, a ese 'pues yo me voy ya a dormir' frente al 'pues yo quiero acabar de ver el capítulo', que a más de uno le resultará familiar y que detonó un debate en la redacción.

Rápidamente, vimos una clara división que no entendía de edades, madrugones o años de feliz matrimonio. Están aquellas parejas que se van a la cama a la misma hora (de lunes a domingo, llueva o nieve) y aquellas en las que uno de sus miembros aprovecha ese par de horas de soledad para relajarse, disfrutar de la calma y dedicarse tiempo.

Tras realizar una encuesta sobre 2.000 personas casadas, un estudio en 2013 comisionado por Kate Jones de Co-operative Food fijó en tres años y seis meses el momento en el que las parejas comienzan a acomodarse, en otras palabras, a darse por hecho. Este hallazgo revelaba que una vez alcanzada esta cifra, la chispa inicial dejaba paso a menos sexo, menos "te quiero", menos arrumacos en el sofá y más acostarse a horas diferentes.

Esto nos hizo preguntarnos, ¿se trata solo de una cuestión de cansancio y comodidad o existe algo más? ¿Es positivo acordar la hora a la que se deben apagar las luces o denota una rutina que (en ocasiones) puede ir en contra de la preferencia personal? ¿Puede un detalle así poner en peligro la relación?

Para salir de dudas y saber qué importancia se le debe dar a esta cuestión de cama, hablamos con Ruth Zazo Rodríguez, psicóloga del centro Psicoadapta ( Isaac Peral, 12 Madrid).

Acostarnos juntos o separados, ¿influye en nuestra relación?

Resulta que irnos a dormir juntos puede tener efectos positivos a la hora de gestionar la pareja, tal y como explica la psicóloga: "Cuando esto sucede, por norma general quiere decir que ambos miembros se encontrarán activos o cansados alrededor de un mismo horario, y en consecuencia, podrán compartir un mayor tiempo de calidad, tanto si es para hacer planes como para realizar actividades más tranquilas o de descanso. Si uno de los dos tiende a estar muy activo por las noches mientras que, cuando cae la tarde, el otro ya tiene la necesidad de descansar, podremos toparnos con dificultades a la hora de compartir tiempo de ocio y acordar el momento oportuno para intercambiar información de pareja, trabajo o de cualquier otro aspecto".

Evidentemente, esto no quiere decir que cuando se tienen horarios laborales o un ritmo biológico distinto está todo perdido. Sin embargo, sí deberíamos esforzarnos por encontrar un punto medio, "supliendo estas carencias con tiempo de calidad entre ambos durante el resto del día", sentencia la especialista.

Pasar más tiempo juntos... ¿pero en la cama?

Aunque pueda parecer de lo más apetecible, no es recomendable, tal y como advierte la psicóloga: "Sería ideal que la cama quedase asociada al descanso o a las relaciones sexuales de la pareja y no a otros aspectos como por ejemplo, hablar de nuestros problemas, inquietudes, o incluso utilizarla como un lugar donde discutir".

¿Los motivos? Muy sencillo... "Lo importante es que el dormitorio quede vinculado a un lugar de descanso sin contaminar negativamente ni generarle tensión y/o ansiedad a alguno de sus miembros. Si la pareja sabe que cuando se dirija al dormitorio no hay costumbre de entablar conversaciones 'complicadas', de alguna manera irá relajada, lo que supone una ayuda para poder conciliar el sueño de forma efectiva", explica. Ya sabes, si realmente quieres descansar, apuesta por una "higiene del sueño" libre de tensiones.

¿Puede afectar a nuestra vida sexual?

Aunque no es un factor crucial, lo cierto es que sí puede influenciar. "Si el momento de acostarnos juntos está fuertemente vinculado a la relación sexual, indudablemente acostarnos o no a la vez nos generará conflicto. En estos casos, la pareja tendrá que plantearse que el erotismo o el deseo sexual no puede estar vinculado únicamente a esta costumbre, pues entonces surgirán problemas", aclara. Tendréis que echarle imaginación y aprender a despertar el deseo sin ser esclavos del cuándo y el dónde. ¡Será una buena forma de romper con la rutina!

Sobre la mala costumbre de acostarnos enfadados...

"Estar en conflicto con nuestro ser querido puede disturbar mucho el sueño, dificultar la hora de conciliarlo y, en ocasiones, si estamos en tensión, puede hacer que nos despertemos de forma espontánea por la preocupación latente", explica. ¿A quién no le ha pasado alguna vez en periodos de mucho estrés? "Un problema no resuelto antes de dormir hará que el día siguiente esté influenciado por ello y, en consecuencia, nuestro estado anímico tendrá mucho que decir sobre cómo afrontamos las distintas áreas de nuestro día", finaliza la psicóloga. Por ello, es importante que pongamos de nuestra parte y hagamos siempre por llegar a un entendimiento, más allá del orgullo y las rabietas. Si no lo haces por tu pareja, al menos hazlo por tu descanso: ¡tus ojeras te lo agradecerán!