Como toda moda, al popularizarse, parece que autocuidado es solo ir a un spa, usar mascarillas, y decirse cosas bonitas. Y sí, eso también puede ser autocuidado; pero quiero que quede claro que el cuidado personal no es solo eso.

Como siempre, vamos a desmitificar otro concepto, y explorar cómo el autocuidado va más allá de los rituales de belleza para abrazar todos los aspectos de nuestra salud y bienestar.

Lo primero es que si sientes que no mereces cuidados, o que el autocuidado es para débiles no estás sola.

Nuestro contexto social nos ha metido en la cabeza la idea de que deberíamos sacrificarnos, esforzarnos y reprimir nuestras necesidades para lograr el éxito. Y la verdad es que sin autocuidado no hay salud y bienestar, es decir, no puedes disfrutar de ese “éxito”.

El autocuidado cada vez se estudia más, y es que nos permite regular nuestro sistema nervioso, reducir el estrés, incluir la compasión y la amabilidad a nuestra vida, y por fin vivir con una sensación de plenitud y satisfacción.

Por eso quiero compartirte los tipos de autocuidado que existen, y cómo podemos integrarlos a nuestro día a día:

  • Físico: Esto va desde actividades como hacer ejercicio, comer alimentos nutritivos, descansar lo suficiente hasta mantener higiene personal, y ponerte ropa con la que te sientas cómoda. Tu cuerpo merece ser tratado con amor y respeto, empieza a creértelo. Dedica tiempo cada día para mover tu cuerpo de una manera que te haga sentir bien, ya sea practicando yoga, dando un paseo al aire libre o bailando en tu salón, come rico, y por favor, toma breaks cuando estés cansada.
  • Mental: Implica cuidar nuestra salud emocional y psicológica. Esto puede incluir practicar la meditación o la atención plena, buscar ayuda profesional cuando sea necesario y aprender a establecer límites saludables en nuestras relaciones. Reserva tiempo para ti misma para recargar energías y relajarte. Esto puede ser leyendo un buen libro, tomando un baño relajante, y diciendo que no a planes que no simplemente no te apetecen.
  • Social: En esta área sea trata de cultivar relaciones saludables. Esto puede implicar pasar tiempo con amigos/familiares y pareja, crear conexiones con otras personas, y aprender a comunicarte de manera asertiva. Por ejemplo, conocer gente en una clase de baile, o llamar a esa amiga que llevas 5 meses sin mandarle un mensajito.
  • Espiritual: El autocuidado espiritual nos conecta con nuestro ser interior y nos ayuda a encontrar un sentido de propósito y significado en la vida. Esto puede incluir practicar la gratitud, rezar, meditar, y conectar con la naturaleza.

Quiero que recuerdes que el autocuidado no es un lujo, es una necesidad. Priorízate y haz del autocuidado una parte de tu vida diaria, no esperes a enfermar o a estar muerta de cansancio.

Haz lo que puedas con lo que tengas hoy, no hace falta tener rituales y rutinas extravagantes. Puedes poner una vela, escuchar música que te guste mientras trabajas, o pedirte comida que guste y nutra mientras haces videollamada con tu mejor amiga.

Empieza con lo que tengas, pero empieza ya. Tu cuerpo, mente y espíritu lo merecen, y si no te lo crees, ya estoy yo para decírtelo: lo mereces.