• Tips para usar los polvos.
  • Estos polvos bronceadores quitan todos los brillos.

La obsesión por estar morena en cualquier momento y lugar hace que los polvos bronceadores sean uno de los productos de belleza más vendidos cuando llega el verano. Yo misma lo compruebo año tras año en las quedadas de amigas. Todas renuevan año tras año sus polveras, con tonos ‘coconut’ tostados que oscurecen sus mejillas, nariz, frente… y lo que se ponga por delante.

Así que no es de extrañar que cada año, aún sin haber tocado los primeros rayos de sol, todas las marcas reinventen sus clásicos y vuelvan a arrasar. Con polvos nacarados, tonos perlados, efecto mate o pigmentos dorados… pero, piensa un momento: ¿es así como se comporta tu piel cuando la tuesta el sol? ¿qué efecto buscas? Para Baltasar González Pinel, director artístico de MAC, nada más lejos de la realidad que eso.

Y es que aprovechando que la época estival está a la vuelta de la esquina, la firma aprovechó para presentar un nuevo enfoque del ‘bronzing’ y del ‘glow’ en consonancia con las tendencias del momento en una master class que no pasó desapercibida. Para el experto, la clave a la hora de recrear el bronceado es usar el maquillaje con texturas cremosas, en vez del polvo, que no hacen sino crear una barrera entre la realidad y el interlocutor. En otras palabras: huir de Instagram.

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Así que para nuestra sorpresa, en una de las citas de belleza más fascinantes que las periodistas de belleza hayamos tenido en los últimos meses, aprendimos que el famoso ‘no make up’, tiene una versión realista en formato bronceado. Y no se necesitan horas de trabajo porque, en palabras de Pinel, “si necesitas 2 horas para maquillarte, eso no es maquillaje, es esclavitud”. Y algo que nos hizo reflexionar, en palabras del artista, es que “invertir más de 2 horas en maquillarse es la evidencia de la no aceptación”.

Una buena base es fundamental. Baltasar utilizó la famosa ‘Strobe Cream’ para preparar la piel y dejarla jugosa. El secreto de su éxito son sus pigmentos nacarados. Tan finos, que cuando lo probaron en el laboratorio, comprobaron que se comportaban como el humo. Es la pre-base ideal que da un extra de dimensión al rostro para que no quede con efecto extra plano. El efecto mate, es cosa del pasado.

Después utilizó la base de maquillaje como la herramienta para perfeccionar el rostro, que no el tono. Porque como nos cuenta el experto, “hemos avanzando en una cosa y es que no haya uniformidad en el rostro”. No somos planos. Tenemos volúmenes, luces y sombras así que su aplicación se limitó exclusivamente a perfeccionar de forma natural, no por todo el rostro, sino en las zonas que más lo necesitan (incluidas las ojeras). Para Baltasar, “la piel aterciopelada y melocotón, con efecto mate, no transmite la idea de piel saludable, sino de un objeto de lujo. Es un maquillaje que olvida la sensación biológica de la piel”. Y con esta idea como punto de partida, comenzó con el efecto bronceado natural.

Huyendo de la cultura del selfie (porque ni es creíble, ni es ubicable en la vida real), Baltasar utiliza los correctores en poquísimas cantidades para crear efectos. Así, y concibiendo el rostro como una esfera cilíndrica, el experto “colorea” las zonas que toca el sol por sus volúmenes.

Para ello, mezcla dos productos sorprendentes: el corrector más oscuro de la gama de tonos con un labial rojo que imite el tono de la sangre. Y hay razones de peso para afirmar que es la mejor combinación, por ejemplo, que el bronceado resulta más creíble porque imita en tono y textura al comportamiento de la melanina de la piel cuando reacciona al sol.

Baltasar utilizó concretamente el tono Nw55 de la colección Studio Fix 24h con el tono 'Fashion legacy’, de los labiales cremosos efecto mate. Al ser los dos de larga duración, el resultado dura más tiempo. La mezcla la realizó en el dorso de la mano y hablando siempre de cantidades micro, aplicadas con una brocha de pelo suelto sobre las mejillas, puente de la nariz y zonas altas del rostro, el efecto solar es absolutamente asombroso.

El look lo completó mezclando unos pigmentos dorados con un producto ceroso, que puede ser tu bálsamo labial, aplicado en las zonas altas, para recrear el look glow y mezclado con el color bronceado conseguido con el corrector y el labial, por los contornos del rostro. Lo terminó dibujando algunas pecas con un lápiz de cejas y difuminándolas con el dedo, haciendo una especie de “tampón clonador” de las mismas por todo el rostro.

Todas las que presenciamos el espectáculo salimos fascinadas con lo que acabábamos de ver. No podíamos imaginar que, uno, ninguna de nosotras -casi todas de piel clara- termináramos en el primer MAC a comprar el corrector más oscuro de la tienda y dos, que nuestro labial rojo iba a ser la clave para que parezca que hemos estado de vacaciones eternas en Bali.

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¿Recuerdas lo que hacían nuestras abuelas? ¿Eso de aplicar barra de labios en las mejillas? Pues aquí tienes la versión 2.0.