Hay una razón de peso para escaparse a Málaga con la recién estrenada primavera y no es el sol, la playa o los espetos. Ni siquiera los jardines históricos o la oferta museística de la tierra natal de Picasso. La ciudad andaluza recupera su protagonismo en el sur viviendo un renacer turístico gracias a la gastronomía, que se traduce en nuevas y sugerentes propuestas culinarias, alojamientos de lujo exclusivos que suponen un soplo de aire fresco para la Costa del Sol e interesantes proyectos decididos a impulsar el auge de las bodegas malagueñas fomentando la cultura del vino. Málaga está de moda, así que toma nota.

Un oasis gastronómico para practicar el swing

“La zambra es un palo flamenco que celebra el presente, el hoy, la suerte de estar vivos”, reconoce Noelia Neyro, Head of Marketing & PR del hotel malagueño La Zambra que lleva por nombre este canto a la alegría. Un oasis levantado en mitad de campos de golf, que se ha convertido en el alojamiento de referencia para quienes buscan lujo exclusivo y relajado en la Costa del Sol. En el término municipal de Mijas, a medio camino entre Marbella y Málaga, el otrora mítico Byblos se convierte en La Zambra bajo el sello The Unbound by Hyatt, un resort renovado por dentro y por fuera para reflejar la pureza del estilo andaluz desde una visión contemporánea.

hotel la zambra, mijas málaga
La Zambra
hotel la zambra, mijas málaga
La Zambra

El entorno es privilegiado, la calma que se respira desde un tumbona con vistas al green, es difícil de superar. El tiempo se detiene tras las puertas de uno de los mayores spas de la costa malagueña, pero es la propuesta gastronómica, que incluye cuatro espacios diferenciados, lo que nos ha llevado hasta este paraíso de lujo sutil y sereno. En primer lugar está Bamboleo, un guiño a la canción de Julio Iglesias, asiduo cliente del antiguo Byblos, que transmite la esencia de los dorados 80 y 90 del siglo pasado con su programación de música en vivo; el lugar ideal para tomar algo o disfrutar de un cóctel a cualquier hora.

Después está Palmito, una celebración de los ingredientes de la tierra, cuya carta es una oda al sabor andaluz llena de frescura y saber hacer, donde además tienen lugar catas de vino y aceites andaluces. El tercero es La Bartola, un chiringuito playero instalado junto a la piscina para dar rienda suelta a la espontaneidad. Y por último Picador, una invitación a dejar atrás las formalidades para disfrutar de un ambiente relajado y vibrante con flamenco de fondo.

restaurante picador, mijas, málaga
Picador
gofre de camarón y ensaladilla, plato del restaurante picador en mijas, málaga
Picador
Gofre de camarón y ensaladilla.

A través de una audaz reinterpretación de las tapas clásicas y las recetas andaluzas de toda la vida, servidas para compartir junto a oferta líquida dinámica y cambiante que cuenta con 90 vinos por copas, el chef costarricense Juanjo Solano consigue transmitir en Picador el poderío andaluz cocinando sus raíces culinarias con color y creatividad, invitando al comensal a descubrir la sintonía entre lo clásico y lo actual en platos que ya son un emblema en el restaurante: el aguacate tatemado de la Axarquía con ventresca de atún rojo y alioli negro, el tartar de solomillo de vaca vieja sobre pan brioche, las cremosas croquetas de cecina y tuétano asado, la berenjena asada curada en miso cítrico con miel de Frigiliana y gel de zanahoria amontillada (la estrella vegana de la carta) o el final dulce de la torrija de pistacho, imprescindible en Semana Santa.

Cenar en un palacio

Situado en un icónico palacio del siglo XVIII construido por Félix Solecio, noble genovés que se trasladó a Málaga para fabricar los naipes que comercializaba en América, Palacio Solecio es un alojamiento singular, fruto de una minuciosa reforma integral que mantiene con acertada delicadeza el estilo arquitectónico y artístico original del edificio.

En pleno centro histórico malagueño, a tan sólo unos pasos del Museo Picasso, la Alcazaba y el Teatro Romano, rodeado de los mejores restaurantes de la ciudad y el ajetreo comercial de la famosa Calle Larios, el restaurante Balausta abre sus puertas desde el interior de este hotel para rendir homenaje a la tradición y a la gastronomía local, con el producto de temporada como protagonista de recetas clásicas reformuladas.

restaurtante balausta, málaga
Balausta
Restaurtante Balausta, Málaga

En Balausta, el chef Sergio Solano junto con José Carlos García como asesor gastronómico, llevan la historia de Málaga al plato a través de una propuesta culinaria que se nutre de las culturas que han marcado la evolución de este territorio. Elaboraciones como la paletilla de chivo lechal de raza malagueña pura con salsa pastoril y patatitas rústicas al ajillo o su emblemático bienmesabe “dulce”, salen muy acompañadas por los mejores vinos de la región y del mundo: 100 etiquetas seleccionadas con criterio para acompañar una cocina llena de matices que se adapta a cada estación. En Semana Santa, Palacio Solecio inaugura su terraza en la azotea, un nuevo refugio donde disfrutar de una carta de cócteles inmejorable, acompañados por los acordes de una guitarra española.

steak tarta de vaca madurada, plato del restaurante balausta de málaga
Balausta
Steak tarta de vaca madurada, plato de Balausta.

El taller culinario de Dani Carnero

La niña mimada de Dani Carnero (La Cosmopolita y Kaleja, con 1 estrella Michelin) abrió sus puertas a comienzos de 2022 a escasos metros de la catedral de Málaga. Concebido como un “taller gastronómico” basado en la cocina de producto, La Cosmo da todo el protagonismo al origen y al productor de la materia prima. Diseñado por el estudio local Lago Interioriza, este local informal y minimalista, de mesas altas y cocina a la vista, permite a la cocina interactuar con el comensal e implicarlo en la fiesta desde el principio.

Tras las puertas de este local no hay lugar para remilgos ni protocolos. El lenguaje es directo, sencillo, auténtico. Como Dani. Un cocinero que ha cambiado el paisaje gastronómico de Málaga y de Andalucía combinando el producto de cercanía, el recetario tradicional y la mirada moderna de quien ha crecido entre los grandes.

restaurante la cosmo, málaga
Fernando Gómez Mateos - @loveladrillo
La Cosmo.

Con un enfoque desenfadado y una acertada transparencia del producto y los productores, La Cosmo se inspira en los platos típicos de la gastronomía malagueña para dar lugar a una propuesta sin pretensiones. Recetas simples, sin técnicas complejas, que hacen trabajar la memoria a través de sabores que evocan la cocina de nuestras abuelas. Esa cocina hecha para disfrutar, no para pensar. Para mojar pan en la esencia de Carnero. El Entrecot, la Ensaladilla, el Puerro, así, en mayúsculas. La “experiencia Ratatouille” se completa con una carta de vinos en la que Málaga, Montilla-Moriles, Jerez y Champagne se llevan a las mil maravillas con la “cocina libre en estado libre” practicada por el chef.

lubina frita entera con gazpacho japo, palto del restaurante la cosmo, málaga
La Cosmo
Lubina frita entera con gazpacho japo.

Maridajes de alta mar

En una época en la que Málaga no había oído todavía hablar de las vanguardias, Pepe, Manuel, Salva y Miguel Alba apostaron por una carta clásica para todos los públicos. Era 1988, y Hermanos Alba convirtió el recetario local en santo y seña del Cerrado de Calderón. Así fue hasta 2015, cuando Juanma Alba, hijo de Manuel, coge las riendas del negocio ya en su nueva ubicación: el célebre barrio de El Palo. A la clásica y cuidada fritura de su progenitor, las nuevas manos suman una propuesta más costera y local, basada en un producto fresco y poco tratado, traído a diario desde las lonjas de Caleta y Motril y expuesto a ojos del comensal, así como una amplia y singular carta de vinos a prueba de “winelovers”, difícil de igualar en la zona, que el mismo Juanma se encarga de explicar con soltura de sumiller. Un viaje por referencias de la tierra y del más allá, en el que podemos toparnos con alguna que otra joya enológica.

restaurante hermanos alba, málaga
Hermanos Alba
Hermanos Alba

Hermanos Alba es un proyecto mejorado generación tras generación, elevado y proyectado hasta convertirse, hoy, es todo un referente en lo que a frutos del mar se refiere. No puedes irte sin probar la quisquilla en tres pasos (cruda, cocida y con un toque de horno), el carabinero a la plancha o con huevo de corral, trufa y patata nueva, la ostra Gillardeau al natural o las delicadas frituras de calamar de arrastre, rape o salmonete, servidas en un mismo pase para saborear contrastes. Mención aparte merece su ensaladilla rusa, finalista en San Sebastián Gastronomika 2023, las coquinas, auténticas “pipas de mar” que sólo sirven cuando vienen de Málaga, o el carpaccio de gamba roja.

carpaccio de gamba roja, del restaurante hermanos alba, málaga
Hermanos Alba
Carpaccio de gamba roja

Una terraza de cine

Desde de la terraza de una de las suites de este lujoso hotel urbano con vistas al Mediterráneo, uno tiene la sensación de estar a bordo de un trasatlántico. 200 habitaciones, 22 de ellas con salida al mar, dos exedras y una singular escalera de cuatro brazos para acceder a la piscina exterior, componen la estructura original del Gran Hotel Miramar, inaugurado por Alfonso XIII en 1926 para atraer a la aristocracia y a los artistas de la época. Cerrado durante la Guerra Civil y utilizado entonces como hospital, el edificio cayó en un triste abandono antes de ser rescatado como sede de los juzgados malagueños hasta aproximadamente 2007.

restaurante príncipe de asturias del gran hotel miramar de malaga
Adolfo Gosálvez Photohgraphy
Restaurante Príncipe de Asturias del Gran Hotel Miramar.

Es en este momento cuando la cadena española Hoteles Santos se fija en este precioso edificio que todavía mantenía el glamour de los años 20 y decide devolverle su merecida categoría 5* GL y su extraordinaria clientela. Michelle Obama, las actrices y los actores del Festival de Cine de Málaga y hasta la reina de Inglaterra, la de mentira, durante el rodaje de una escena de The Crown. La elegancia de Gran Hotel Miramar se aprecia también en la propuesta gastronómica del restaurante Príncipe de Asturias, donde el chef Diego Nicás apuesta por el mejor producto regional, pescado de lonja, frutas y verduras locales y de temporada, ingredientes de Km 0 y una excelente bodega que incluye vinos con denominación de origen Sierras de Málaga.

arroz con gamba, plato del restaurante príncipe de asturias del gran hotel miramar de málaga
Gran Hotel Miramar
Arroz con gamba, plato del restaurante Príncipe de Asturias del Gran Hotel Miramar de Málaga.

Para llenar la maleta de vino

“Medio mundo pendiente de nuestro nacimiento, nosotros con la web a medias y con estos pelos”. Con esta guasa redirigen a su perfil de Instagram los fundadores de Suricato Club a los curiosos que les buscan Internet. No está claro quién es Suri y quién es Cato, pero si hay un gemelo tranquilo y otro inquieto en esta ecuación, Arturo Galisteo es el primero y Pepe Portillo el segundo. Arquitecto uno, fotógrafo otro, este par de amigos se conocieron trabajando en una tienda de vinos y desde entonces no se han separado. Desde este simpático colmado en Torre del Mar, su primer proyecto como socios, Arturo y Pepe se han propuesto acercar el producto malagueño de calidad a aficionados y profesionales de la gastronomía. Y no les va nada mal.

arturo galisteo y pepe portillo, fundadores de suricato club
Suricato Club
Arturo Galisteo y Pepe Portillo, fundadores de Suricato Club

“Después de trabajar más de seis años en la otra tienda, teníamos nuestros propios clientes, gente muy joven, de 25 a 45 años, que venían con ganas de probar cosas nuevas y saber más sobre los vinos”, recuerda Portillo. Porque la marca de la casa es precisamente ese trato personal y personalizado. “Aquí no se despacha a la gente, se les atiende”, defiende Pape a capa y espada con un nervio y una gracia contagiosa. A su lado, Arturo asiente con orgullo. Y es que, estos valientes lo arriesgaron todo nada más acabar la pandemia y en menos de dos años se han consolidado como la vinoteca imprescindible de Málaga y alrededores.

arturo galisteo y pepe portillo, fundadores de suricato club
Suricato Club
Suricato Club.

La idea era sencilla, pero nadie lo había hecho antes: traer a Málaga y a toda la Costa del Sol vinos especiales, diferentes a los que ya se podían encontrar en los lineales de los supermercados y en las cartas de los restaurantes de la región. Con referencias de Cortijo Los Aguilares y Kieninger, ambas bodegas situadas en Ronda, de Bentomiz, Viñedos Verticales y Sedella Vinos, en la Axarquía, Suricato Club está ayudando a enriquecer la hostelería malagueña con descubrimientos no comerciales y muy interesantes, vinos que nadie conoce, de calidad y con buenas historias detrás.

Es Todo un reto que se apoya en etiquetas de toda la geografía española para componer una más que apetecible oferta de 250 vinos, aceites, quesos, conservas de Cádiz y de Galicia. “Organizamos catas y eventos gastronómicos, y hemos empezado a distribuir algunos de los vinos a restaurantes de la zona”, anuncian. “Lo que empezó como algo puntual se ha convertido en un crecimiento orgánico que dentro de poco va a ser una de las principales patas de este proyecto”. Larga vida a los suricatos.