A tan solo 30 km de Nápoles, en un extremo del golfo italiano, se encuentra Gragnano. Esta ciudad asomada al mar, a los pies de los Montes Lattari, tiene las condiciones climáticas perfectas para secar la pasta. Las corrientes de aire que ascienden desde el mar, el Sol, y la presencia del agua de manantial que alimentaba los molinos hicieron de Gragnano la cuna de la pasta.

Elaborada con pasión y siguiendo métodos artesanales, Garofalo es sinónimo de una tradición legendaria iniciada en 1789. Años más tarde, el señor Michele Garofalo obtuvo, mediante Regio Decreto, la concesión en exclusiva para la producción de pasta, al ser considerada «de buena factura». Hoy, esa fórmula original cuenta con el sello IGP (Indicación Geográfica Protegida), un reconocimiento oficial que certifica su calidad. La mejor sémola de trigo seleccionada cuidadosamente para que, al llegar a tu plato, descubras el verdadero sabor de la esencia italiana.

los schiaffoni de garofalo rellenos con espárragos trigueros, guisantes y berberechos
GAROFALO
Schiaffoni de Garofalo rellenos con espárragos trigueros, guisantes y berberechos

Transmitido de generación en generación por los maestros de la pasta de Gragnano, el proceso de producción de Pasta Garofalo ahonda en las raíces de la tradición de una tierra que, a lo largo del tiempo, se ha ido enriqueciendo hasta elaborar una pasta perfecta. Es la favorita de cocineros de todo el mundo, como el italiano Gianni Pinto, chef de Noi. ¿Su secreto? Utilizar la mejor materia prima. Uno de sus platos estrella con los schiaffoni rellenos con espárragos trigueros, guisantes y berberechos; te transportarán, de inmediato, a la cuna de la pasta.

Los Schiaffoni (bofetones) se conocen también como paccheri, nombre que deriva del griego, la lengua de los antiguos habitantes de Partenope, el primer núcleo de Nápoles. El término pacchero proviene de «πας» (todo) y «χειρ» (mano), que puede traducirse como «con toda la mano», en alusión a la bofetada dada con la mano abierta, también llamada pacca (cachete).

Una receta secreta

Si quieres emular la mejor gastronomía italiana, toma nota de los ingredientes que vas a necesitar para dos personas: 180 g de schiaffoni Nº 83-1, medio kilo berberechos, 80 g de guisantes, 80 g de espárragos verdes, una chalota pequeña, dos dientes de ajo, medio vaso de vino blanco seco, 100 ml de caldo de verduras o agua, un pimiento picante, una ramita de perejil, una lima rallada y, por supuesto, sal y pimienta (al gusto).

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La elaboración es sencilla, sobre todo, si sigues los consejos de nuestro chef: primero hay que lavar (muy, muy bien) los berberechos y, en un cazo, calentar una cucharada de aceite y sofreír la mitad de la chalota picada junto al ajo y al perejil. Después, añadir los berberechos y espolvorear con el vino. Cuando esté listo, retira las conchas y guarda los moluscos.

Mientras tanto, puedes ir lavando los espárragos. Recuerda retirar la parte blanca del final, que es más dura, y raspa la parte verde con un pelador de patatas. Córtalos en rodajas, dejando enteras las puntas.

En una sartén grande, calienta el aceite restante y sofríe la otra mitad de la chalota picada, el ajo y el perejil a fuego lento; añade los guisantes y los espárragos. Cocínalos unos minutos a fuego vivo, y luego agrega sal, pimienta y el caldo hirviendo, y déjalo al fuego hasta que los espárragos y los guisantes estén tiernos.

Cuece los schiaffoni al dente en agua hirviendo con sal, escúrrelos y añádelos a la salsa con los berberechos. Por último, saltea la pasta hasta obtener una deliciosa salsa. Si te gusta, puedes añadir un toque de mantequilla.

¿El consejo Garofalo? Sirve en el momento, y termina el plato con lima rallada. Bocatto di cardinale!