A Sandra Borge, fundadora de MEHOME Studio y una arquitecta “no convencional”, como ella misma se define, nunca le han interesado los grandes edificios, ni trabajar para firmas de renombre. A ella lo que le interesan son las personas que habitan en esos edificios. Le gustan los detalles, las pequeñas escalas y, por encima de cualquier otra cosa, los hogares que mejoran vidas. Y de eso va, precisamente, la neuroarquitectura y el encuentro de Sandra con esta disciplina tiene, como todo lo que nace del corazón, una historia personal detrás.

Hace unos años, Sandra Borge se mudó a un piso en el centro de Madrid recién reformado y, aunque pequeño, bastante bonito. Al principio, estaba muy contenta, pero conforme pasaba el tiempo, empezó a notar que ya no se concentraba al leer, ni al estudiar, ni al trabajar. Las plantas se morían y no alcanzaba a ver el cielo. Todo lo que le hacía feliz, lo que le definía, había desaparecido.

En esa época Borge acababa de terminar un máster de investigación arquitectónica y concentró toda su energía y conocimientos en descubrir por qué había llegado a odiar su casa. Así se topó con la Neuroarquitectura, la rama que estudia cómo los espacios afectan a nuestro cerebro. Como por arte de magia, todas las piezas comenzaron a encajar, y averiguó qué aspectos de su casa provocaban que no pudiera ser feliz allí. Hoy, ese aprendizaje lo aplica en la creación de “hogares vitamina” de personas que, como ella en el pasado, no son felices en sus casas.

¿Te ocurre a ti también? ¿Cuándo entras en tu casa no sientes que es el espacio acogedor y relajante que debería ser? ¿Tus espacios te transmiten tristeza en lugar de alegría? Entonces te va a encantar todo lo que Sandra nos cuenta acerca de la Neuroarquitectura y cómo aplicarla a tu casa. ¿Sabías que mejorando tu hogar pueden mejorar hasta tu salud física y emocional?

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Qué es la neuroarquitectura

Como explica Sandra Borge, “la Neuroarquitectura es una práctica o disciplina arquitectónica, relativamente reciente, que utiliza herramientas de la Neurociencia para estudiar cómo nuestro cuerpo-mente se relaciona con el entorno construido que lo rodea”.

“Cuando entramos en un espacio nuestro cerebro, en apenas unos segundos, recibe estímulos a través de la iluminación, los materiales, el olor, la temperatura, las formas, el color… y en base a ellos, adopta una determinada emoción o conducta”, explica Borge. “Este diálogo entre los seres vivos y el espacio construido es lo que estudia la Neuroarquitectura”, añade.

Según esta experta, “gracias a este conocimiento del cuerpo humano los arquitectos podemos diseñar espacios enriquecidos que mejoren el bienestar físico, mental y emocional de las personas”. Y, como añade, “aunque se trabaja desde diferentes ámbitos (docente, laboral, salud…) mi área de aplicación y especialización es el hogar, el estudio de cómo el espacio que habitamos influye en nuestra vida.

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¿Tiene algo que ver con el Feng Shui?

Como aclara Borge, la Neuroarquitectura y el Feng Shui tienen un nexo común, que es mejorar la relación del ser humano con el espacio construido que les rodea. “Sin embargo, las formas de llegar a ello son muy diferentes”, apunta.

“Mientras que la Neuroarquitectura se basa en estudios científicos y fundamenta sus principios en disciplinas como la Neurociencia, la Psicología o la Fisiología, el Feng Shui lo hace en una filosofía china ancestral”, dice Borge. Por otro lado, añade, “la Neuroarquitectura entiende el espacio desde la individualidad perceptiva del ser humano, ya que experimentamos los espacios desde nuestros recuerdos y vivencias pasadas; por el contrario, el Feng Shui aplica una serie de principios de forma general, con independencia de la persona o de las características de la vivienda”.

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Cómo nos ayuda la Neuroarquitectura a ser más felices

“El lugar en el que vivimos tiene un papel fundamental sobre cómo nos sentimos, nuestro comportamiento y nuestras emociones, porque creamos un diálogo entre el espacio que habitamos y nuestro cuerpo”, dice Borge.

Como explica esta experta, “nuestro cerebro, a través de nuestro cuerpo, traduce los estímulos que recibe de nuestro hogar en sensaciones, emociones y recuerdos”. Así, si nuestro hogar es un espacio cuidado, bonito, que activa nuestros sentidos y que nos habla de quién somos, recibiremos sensaciones que pueden ayudarnos a ser más felices.

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Señales que te indican que tu casa no te hace feliz

Como apunta Sandra Borge, existen dos señales fundamentales que nos indican que nuestro hogar nos hace felices. “La primera, la sensación que experimentamos cuando entramos en él. Como explicaba al principio, cuando accedemos a nuestra casa, nuestro cerebro traduce los estímulos que recibe en una emoción. Si tras varias horas fuera de casa, traspasamos el umbral de la puerta y experimentamos una emoción positiva, es un estupendo indicador de que nuestra casa es un hogar vitamina, un hogar que nos hace felices”, aclara.

El segundo indicador, según Borge, “lo encontramos cuando estamos en ella, y es nuestro nivel de energía”. Esta arquitecta categorizo los hogares en tres tipos: nocivos, neutros y vitamina. “Los primeros son aquellos en los que sentimos que no tenemos ganas de nada, que nos ponen de mal humor, que incluso nos roban la energía. En los segundos, tenemos unos niveles normales, y no nos despiertan grandes emociones. Y en el último, tenemos unos niveles de energía altos, estamos motivados y tenemos más predisposición para realizar aquellas actividades que nos interesan y nos ponen contentos”.

Si tu casa no te produce emociones positivas al entrar y, cuando estás en ella te sientes sin ganas de nada e incluso de mal humor, está claro que tu hogar no te hace feliz.

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Los 6 errores más comunes en el interiorismo y la decoración

Sandra Borge nos señala algunos de los errores que más habitualmente encuentra en las casas y que a ti también pueden estar causándote malestar:

  1. Decoración a medias. A nuestro cerebro le encanta los espacios acabados, tiende a completar, y es muy habitual colocar en una estancia el mobiliario principal y olvidarnos de los elementos que lo hacen acogedor.
  2. Conservar objetos que en realidad no queremos. Solemos tener nuestra casa llena de objetos que no nos gustan o que no nos aportan nada, pero que conservamos por dejadez, por pena, por no disgustar… Como decía W. Morris “no tengas nada en tu hogar que no sea útil o consideres bello”.
  3. Luz inapropiada. La luz tiene una gran influencia sobre el cuerpo y nuestros ritmos circadianos y, con frecuencia, no se tiene en cuenta ni su correcta disposición en la estancia, ni su temperatura de color. ¿Sabes cómo iluminar bien tu casa?
  4. Falta de escala. Tendemos a elegir el mobiliario sin considerar su volumen o su escala y es muy habitual optar por piezas que son más grandes o más pequeñas de las que la estancia necesita.
  5. Dejar que las opiniones externas sean más importantes que la nuestra. Esto puede llegar por diferentes ámbitos, desde que sean nuestras familias las que toman decisiones sobre nuestra decoración, hasta que mantengamos distribuciones o espacios por convencionalismos sociales o por imposiciones del mercado inmobiliario.
  6. Tener solo en cuenta el sentido de la vista. Vivimos en una sociedad en la que la imagen es la gran protagonista, pero más allá de que nuestro hogar sea bello, también debemos estimular nuestro cerebro y nuestro cuerpo a través de otros sentidos, como el olfato, el oído o el tacto.
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Qué colores transmiten calma y felicidad

Como explica Borge, “la percepción del color es algo subjetivo y cultural y, a nivel fisiológico, es diferente en cada persona”. Sin embargo, como añade esta experta, “numerosos estudios e investigaciones han comprobado que el ser humanos relaciona las emociones positivas con los colores que observamos en la naturaleza”.

“De esta forma, el amarillo, que nos recuerda los rayos del sol, nos alegra y potencia nuestra creatividad, transmitiéndonos alegría; mientras que si buscamos la calma y la relajación, deberemos optar por el verde de la vegetación o el azul del mar y el cielo, que ralentiza nuestro ritmo cardiaco”, explica la arquitecta.

Sin embargo, como recalca Borge, “debemos tener en cuenta que, aunque el color es uno de los factores que más influye sobre nuestras emociones, por sí mismo, no es capaz de generar una emoción”. “Imaginemos que queremos diseñar una habitación que nos transmita calma y la pintamos de verde. Esa habitación está junto a una gran avenida que produce muchísimo ruido. Por mucho que utilicemos un color, nunca conseguiremos calma. Y es precisamente esto lo que se trabaja desde la Neuroarquitectura, el análisis de los diferentes estímulos sensoriales que garanticen nuestro bienestar”. Explica la experta.

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En qué consiste el Proyecto Hogar Vitamina

Como nos cuenta Sandra Borge, “Crea tu Hogar Vitamina es un programa en el que, a través de ejercicios de coaching y Neuroarquitectura, ayudo a mis clientas a llevar su interior al interior de su hogar”. Según esta experta, “solo sabiendo quiénes son y qué es importante para ellas, pueden llegar a crear el hogar que les haga felices, su hogar vitamina”.

Como explica esta arquitecta, “además de los factores fisiológicos comunes a todos los humanos, percibimos nuestro hogar a través de la memoria y las emociones que nos evocan nuestros recuerdos, experiencias y vivencias; es decir, la percepción de nuestro hogar la realizamos en base a nuestro pasado”. “Como no hay pasados iguales, no podemos hacer hogares iguales. Somos seres únicos y nuestros hogares deben ser lugares únicos”, subraya.

A través de su programa, basado en lo que Borge define como “coaching arquitectónico”, esta experta ayuda a sus clientas a conocerse, a saber qué necesitan, cuál es su estilo y cómo llevar su esencia al interior de su hogar. “De esta forma, el diseño de una casa se convierte en un proceso de transformación personal en el que el habitante entiende el vínculo con su hogar y lo vive como una extensión de su ser, creando su hogar vitamina”, apunta la experta.

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10 ideas para sentirte mejor en tu hogar

“Aunque no existe una receta general, porque como ya he explicado cada hogar depende de la persona que vive en él, sí que hay varios puntos que podemos trabajar para mejorar nuestra casa”, dice Borge. Y son estos:

  1. Que tu casa hable de ti. Lleva tu personalidad a la decoración de tu hogar.
  2. Cuida la iluminación en función de las acciones que vas a realizar en cada estancia.
  3. Rodéate de materiales naturales y piezas artesanales.
  4. Estimula todos los sentidos, no solo la vista.
  5. Incluye vegetación, ya sea del exterior, en el interior o a través de materiales y papeles.
  6. Crea espacios para las actividades que os definen a ti y a tu familia.
  7. Cuida aspectos como la humedad, los olores, el ruido o la temperatura.
  8. Deshazte de todo lo que no te guste o no te sirva.
  9. Utiliza colores que te transmitan (a ti) las emociones que buscas.
  10. Termina lo que empiezas. No dejes los espacios a medio decorar.