• Cómo superar la psicosis del ¿y ahora qué?
  • La mejor manera de superar los miedos es afrontarlos.

Miedo. Miedo a cruzar una carretera, miedo a que me saliera mal un examen, miedo a que el chico que me gustaba no se fijara en mí, miedo a estar sola, miedo irracional cuando veo una película de Netflix, miedo a que mi hijo contraiga cualquier tipo de enfermedad, miedo a no poder pagar la hipoteca, miedo a volver a la oficina con la crisis sanitaria, miedo a que el país se quede en ruinas con la recesión...

No sé en qué momento de mi vida me convertí en una persona tan miedosa. Cuando era niña no le tenía miedo a nada. Me subía a lo más alto en esos columpios de hierro que ahora son impensables y animaba a cualquiera a que me acompañara a las montañas rusas más desafiantes.

He buscado mucha información sobre el miedo. La palabra miedo nos sugiere una emoción que nos trastorna, bloquea y nos paraliza. Una emoción básica y primaria, nada agradable, que nos hace sentir indefensos pero que también nos pone en guardia sobre nuestras necesidades y nos prepara para la supervivencia. El miedo nos ayuda a poner distancias sobre aquello a lo que no estamos preparados.

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¿Qué podemos hacer para conquistar nuestros miedos? Lo primero, hablar con el experto adecuado. Nosotros lo hemos hecho con David Gómez, 'coach' especialista en neurociencia y enfoque mental, que además es el creador de Neurofocus System, con técnicas que te muestran cómo enfocarte a diario en lo que deseas y programar la mente para conseguir tus objetivos, sean de la índole que sean, laborales, personales o deportivos... ¿Es posible moldear nuestra mente para afrontar el miedo? Vayamos paso a paso.

¿Qué es el miedo?

Las definiciones de miedo que podemos encontrar en el diccionario de la Real Academia de la Lengua son: "Angustia por un riesgo o daño real o imaginario" y en una segunda acepción, "Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea".

Los académicos se quedan lejos de una definición más psicológica y emocional que es la que nos da Gómez: "El miedo es una emoción adaptativa e instintiva que te predispone para estar alerta ante un peligro potencial, te lleva a actuar de una forma determinada con el fin de protegerte, puedes elegir pelear, quedarte quieto o huir", explica.

El experto me aclara que el miedo en sí no es malo, porque nos hace tener cuidado y valorar los riesgos de cada situación. "La amígdala, una estructura del cerebro profundo que trabaja por debajo del nivel de consciencia, está continuamente chequeando si existe peligro o no".

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Lo que ya no tiene sentido, dice David Gómez, es acumular pensamientos de peligro que no tienen sentido (algo que, digámoslo ya, es mi especialidad). Al parecer, un 90% de los miedos son irreales, "son hipotéticos pero los haces reales cuando piensas en ellos", explica. Y como me obsesione con ellos, ya no voy a poder hacer nada. Me lo ha dicho el coach, que se me bloquean otras partes de mi cerebro que tienen funciones más elevadas y con las que podría convertir el miedo en oportunidad.

Filtrar el miedo

Me parece un hándicap, pero me aconseja que pase cada uno de mis miedos por una especie de 'filtro racional'. ¿Cómo? Primero, calmándome y haciendo "respiraciones profundas y lentas para activar tu sistema nervioso parasimpático, que te relaja". Segundo, David Gómez me sugiere que me haga preguntas como:

  • ¿Tengo la verdad absoluta de que ese escenario hipotético vaya a ocurrir?
  • Si ocurriera, ¿cuál sería la mejor opción o conjunto de decisiones que tendría que tomar para minimizar el impacto en mi vida ante esa situación?
  • ¿De qué me quiere proteger el miedo que siento?
  • ¿Qué fortalezas y recursos internos tengo o tendría que desarrollar para sentirme tranquila?

Tercero, "busca los recursos necesarios para cambiar el estado emocional de miedo a un estado de autoconfianza y superación del reto" y, por último, me aconseja crear un plan de acción que me anime a cambiar mi actitud ante la situación que me da miedo.

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También quiero saber es lo siguiente: ¿si no lo hago, acabaré poniéndome mala? Es decir, ¿se puede enfermar de miedo? Pues está claro que sí, no solo por el exceso de estrés sino por la tensión a la que voy a someter a mi cuerpo (que se lo pregunten si no a mi fisioterapeuta): "El miedo está programado para que se generen una serie de químicos (cortisol, adrenalina...) ante una situación puntual de peligro", me explica David Gómez. Pero si el miedo no es cierto, no podré soltarlos: "Si estos químicos no se queman y no cambiamos nuestro foco mental para salir del miedo, pueden generar a medio y largo plazo problemas físicos".

¿Reprogramar mi cerebro?

Lo de reprogramar mi cerebro, lo reconozco, a priori me suena un poco a 'Blade Runner' y 'cyborgs'. Pero el experto me explica por ejemplo que una manera sencilla de hacerlo, alejada de la ciencia ficción, es la meditación, cuya eficacia ha sido probada por cientos de estudios neurocientíficos.

"También cualquier técnica de enfoque mental que te permita desarrollar y fortalecer el cortex prefrontal (la parte de tu cerebro que tiene el poder de disminuir el miedo y la agresividad) favorece la toma de decisiones equilibradas", señala David Gómez, quien añade que "trabajar la autoconfianza, enfocarte en tus recursos internos, valorar todas alternativas te ayuda también a minimizar y racionalizar el miedo y encontrar soluciones".

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Cómo hacer las paces con nuestros miedos (en 3 consejos)

¿Quieres enfrentarte de tú a tú con tus miedos? Estos tres consejos que me dio David Gómez me sirvieron de mucho.

  1. Trabajar con mi niño interior. Es él quien tiene miedo, el adulto tiene más recursos y experiencias para solucionar cualquier situación. Habla con él y dile que todo está bien, tranquilízale, porque siempre has sabido superar las adversidades y salir adelante. Qué tú te ocupas de todo, y esta vez no va ser diferente ¡Lo superaréis juntos!
  2. Acepta que los miedos están para protegerte. Escucha lo que tienen que decirte, y luego desde tu razonamiento busca las alternativas para superarlos, tienes todo lo que necesitas dentro de ti.
  3. No te enfades contigo misma cuando tu conducta esté basada en el miedo. Perdónate porque ese miedo quiere protegerte, y hasta que no hables desde la tranquilidad y amor con él, no podrás entenderlo y cambiarlo.