La primera vez que Naomi Watts (Kent, Inglaterra, 1968) habló de la menopausia con sus hijos, Kai y Sasha, tuvo lugar durante la pandemia. En aquellos días de confinamiento, a la actriz le volvió una idea que le rondaba desde hacía años y quería poner en marcha: crear una plataforma para abordar abiertamente esa etapa de la vida que afecta o afectará a millones de mujeres en todo el mundo. «Yo estaba a menudo en reuniones tratando de construir la marca y debía decir la palabra unas 7.000 veces al día. Así que un día les pregunté a los chicos: “¿Sabéis qué es la menopausia?”. Mi hijo mayor me contestó: “¿Eso no es lo que pasa cuando las ancianas mueren?”. Le expliqué que yo estaba en la menopausia y que no me estaba muriendo. Al menos de momento... Pero me sorprendió su respuesta. Ya sabes, en el colegio ya habían empezado a hablarles de sexo, lo que sucede cuando sus hormonas emergen y cómo eso los conduce a distintas experiencias. Es decir, se les habla mucho del proceso, sin embargo no mencionan nada del final del libro, que es una parte importante de la historia. Y entonces mi otro hijo, que parece que es un poco más avezado en estas cosas, me dijo: “¿Eso no es lo que pasa cuando mojas la cama?”. Y le aclaré: “Es sudor, hijo. Y cuando te metes en mi cama, sudo más”. Por lo tanto, una de las razones que me impulsaron a montar este negocio era también que no hay suficiente educación. Además, la mitad de la población va a vivir esta experiencia en algún momento».

naomi watts
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Vestido de Ferragamo y pendientes de Marie-Lise Lachapelle.

Naomi Watts es, a sus 54 años, además de una actriz con dos nominaciones a los Oscar y una carrera con más de 90 títulos en cine y televisión, una emprendedora con una nueva misión: informar, divulgar y desestigmatizar el a veces espinoso asunto de la menopausia. Y lo ha hecho a través de Stripes, una marca con espíritu eco de belleza y bienestar enfocada a la salud durante esa etapa de la vida.

Desde el pasado mes de octubre, esta plataforma también da voz a una comunidad de mujeres que ven en la propia experiencia de la actriz un referente que pretende romper con una especie de código de silencio cuando no un tema tabú o repleto de prejuicios: «La conversación por fin ha empezado», suspira Watts. «El hecho de que tantas generaciones hayan silenciado este tema es tremendo. Sin embargo, ahora estamos en un punto en el que por fin podemos ver un cambio real. Y me emociona mucho formar parte de este movimiento, porque he visto a mucha gente sufrir del mismo modo que me pasó a mí», confiesa.

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Top y ‘shorts’ de Prada y pendientes de Elena Matallana.

¿Cómo fue tu experiencia?

Muy temprana. De hecho, la primera vez que escuché la palabra menopausia fue cuando me planteé tener hijos y unos análisis de sangre indicaron que posiblemente estaba cerca de padecerla. Mi reacción fue: «Dios mío, ¿cómo puede ser esto?». Finalmente me quedé embarazada de manera natural dos veces, pero, después de mi segundo bebé, comencé a sufrir síntomas muy extremos. Así que empecé a tantear a amigas, a intentar hablar de ello con ellas, aunque lo que me encontraba eran respuestas como «¿estás de broma?». Yo sacaba el tema de refilón: «Estoy con un tratamiento de estrógenos...». A ver si de esa manera conseguía tener impresiones de las demás, pero recibía sólo risas nerviosas. Para mí era como si no quisieran o no estuvieran listas para hablar de ello. Me sentía muy sola y asustada.

¿Cómo abordaste esos síntomas?

Mi médico me recomendó la terapia de reemplazo hormonal (TRH) y me sentí mejor. Y a partir de ahí empecé a informarme sobre ello, a leer estudios y demás, y eso ayudó con mis sudores nocturnos y otras molestias. Lo que no sabía entonces es que hay más de 30 síntomas relacionados con la falta de estrógeno. Hubo un momento, cuando estaba trabajando en una serie, que mi piel se volvió seca e irritable. No entendía por qué me pasaba eso, si llevaba una buena rutina de cuidado. Por más productos que probaba, todo seguía igual. Por eso me interesé por los ingredientes que llevaban y me di cuenta de que las cremas que estaba usando no me provocaban una buena reacción. Así que tuve que cambiar mi ritual de belleza de inmediato.

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’Total look’ de Dior.

Un nuevo negocio

Corría 2014 cuando Naomi, interesada por esos productos con fórmulas no agresivas, se asoció con dos amigas, Larissa Thomson y Sarah Bryden-Brown, cofundadoras de Onda Beauty, un espacio comercial y experiencial que distribuía cosmética de lujo responsable y que después fue adquirida por Amyris, empresa norteamericana líder en biotecnología. Y esa primera incursión en el mundo de la belleza y del bienestar la llevó a una nueva reflexión. «Después de conocer más todas esas marcas fantásticas, sentí que ninguna estaba hablando directa y específicamente a una mujer que viviera la menopausia. Por ejemplo, ver a una joven de 20 años en la campaña de una crema hidratante que estoy usando yo me parecía una promesa inalcanzable. Y fue cuando empecé a pensar en la idea de hacer algo más grande, un espacio para aprender y para sentirse apoyada emocionalmente, para reírte, para quejarte, para aprender. Algo así como un club».

Stripes para Naomi hoy es «una extensión de lo que soy y lo que hago. Si mi experiencia personal fue difícil, pensé que no debía de ser la única en sufrir. Así que mi misión es apoyar a otras mujeres y cambiar el relato». Una misión en la que no faltan el humor y la naturalidad –algunos de los productos que se venden en la plataforma tienen nombres intencionadamente irónicos: The Drench Revolution para el rostro, la crema corporal The Full Monty o el gel vaginal You Sexy Thing–. Y más planes: «Este año haremos eventos en Canadá, Reino Unido y otros países de Europa, incluida España. Hay mucho trabajo por delante».

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Mono con capucha de Alberta Ferretti y pulsera de Gypphy.
"Te haces mayor y de algún modo te vuelves más sabia, dejas de tratar de agradar a todo el mundo. Estás más preparada para una experiencia auténtica"

Volvamos al principio, ¿todo arrancó en pandemia?

No, ahí fue cuando realmente empezó a tomar forma, porque todos estábamos en pausa y teníamos más tiempo para desarrollar las ideas. Pero en realidad fue años antes, cuando, en las primeras etapas de mi menopausia, pensé en escribir un libro. Por entonces estaba
demasiado asustada y, en ese punto, pensé que igual sería mi final en Hollywood. Ya sabes: que nunca más tendría un papel protagonista porque una mujer menopáusica no es sexy ni deseable y era como si, al compartir eso, ponía mi propia fecha de caducidad.

¿Llegaste a escribir el libro?

¡Uy, no! Además, no me considero una escritora consumada. Pero ahora tengo más confianza.

¿Cómo la conseguiste?

La confianza es algo con lo que siempre he lidiado. Yo me crie entre Inglaterra y Australia, donde todo es autocrítica o pedimos perdón por todo: «Lo siento, no soy graciosa. Lo siento, no soy sexy. Lo siento, no soy suficientemente...». Era como si tuviera que disculparme constantemente, resultaba muy difícil cambiar el chip. Y Estados Unidos es un país que vive y respira confianza en sí mismo. Así que, culturalmente, estaba atrasada en ese aspecto. Pero te haces mayor y de algún modo te vuelves más sabia, dejas de tratar de agradar en todo momento y a todo el mundo. Llega un punto en el que la verdad se convierte en una prioridad. Importa más. Y has vivido suficientes aventuras, éxitos y fracasos, que es como si estuvieras más preparada para una experiencia auténtica.

Y dejar de pedir perdón y de tratar de ser perfectas... ¿no?

¿Sabes qué? Creo que asumir la imperfección es una manera muchísimo más interesante de ser. Así que yo no me esfuerzo por ser perfecta.

¿Y alguien te desanimó en tu empeño?

No, si acaso mi síndrome de la impostora, esa voz que me decía: «No seas ridícula. No lo hagas. Es una idea terrible. Vas a cargarte tu carrera de actriz. Dedícate a lo que sabes». Aunque, en última instancia, pensé en que era algo beneficioso y acabé superando mis propios temores. Pero nadie me disuadió. Lo mejor es que ese pensamiento de que una actriz mayor de 40 está acabada es una narrativa caduca y, por extensión, también hay que terminar con el relato de la loca menopáusica. Parte del objetivo de Stripes es modificar ese mensaje. Nuestro ciclo hormonal cambia, aunque de una manera que nos permite una versión más auténtica de nosotras mismas y convertirlo en una buena etapa vital. Las mujeres somos la mitad de la población mundial, así que no deberíamos tener miedo. Tenemos que apoyarnos y celebrarnos.

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’Blazer’ de Dolce & Gabbana


¿Y qué papel juega el hombre en la conversación?

Importantísimo. Tenemos que incluirlo. Para él también es una gran prueba de fuego y debemos decirle: «¿Estás listo para esto? ¿Sabes por qué pasa?». Y hacerlo de una manera natural, porque todas vamos a pasar la menopausia de un modo u otro. Si le restas misterio o importancia creo que él vendrá con un «¿y cómo puedo ayudar?». Le da la oportunidad de saber la forma de comportarse correctamente cuando tienes un colapso emocional, si sufres sofocos nocturnos o si te sientes llena de rabia de repente. Puede verlo venir y entenderlo. Es mucho más significativo cuando todo el mundo está incluido en la conversación. Si hablamos dejamos de ser irrelevantes. Hacerse mayor no es el fin.

Futuro y sostenibilidad

Según el último censo del INE, sólo en España, unas 300.000 mujeres en torno a los 45 años entran cada año en la perimenopausia, y para 2025 unos mil millones en todo el mundo tendrán la menopausia. Esto indica que, en los próximos años, el suyo será un negocio en alza. «Sí. Cada vez somos más longevos», coincide Naomi. «Así que la menopausia formará parte de nuestra vida mucho más tiempo. Lo increíble es que hace no mucho no se hablaba de ello. Vivimos más y tenemos que hacerlo de forma saludable».

naomi watts
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Blusa con lazada de Chanel.
"Es momento de tomarse la sostenibilidad muy en serio y dejar bien el planeta a los que vengan detrás"

Otra de tus grandes preocupaciones es el medio ambiente. ¿Cómo lo has reflejado en esta iniciativa?

Es curioso, porque en realidad siempre me he tomado esto muy en serio. En mi infancia, mi hermano y yo pasábamos temporadas con mi abuela. Ella vivió la Segunda Guerra Mundial y solía estar muy preocupada por no desperdiciar nada. Nunca tiraba un cacharro de plástico, ¡incluso con agujeros encontraba la forma de darle otro uso! Por lo que la sostenibilidad está en mi ADN: apagar las luces, cerrar las puertas para mantener el calor en casa, reciclar todo en su lugar correspondiente... Ahora es un momento importante para tomarse todo esto muy en serio, para que podamos dejar bien el planeta a los que vengan detrás. Y entre nuestra lista de prioridades en Stripes, además de los ingredientes de origen ecológico, también está no desperdiciar nada.

Hablando del futuro y volviendo a tus hijos. ¿Qué es lo que aprendes a su lado todos los días?

Mucho. Ahora estoy lidiando con la adolescencia, aunque ellos me enseñan mucho. Sobre nuevas tendencias... Bueno, y también paciencia y compasión. Pero lo que más me maravilla es ver cómo están absorbiéndolo todo. Me encantan sus cerebros, tan abiertos y receptivos. Ojalá pudiera tener yo eso, porque ya se sabe que uno de los grandes síntomas de la menopausia es que la memoria se resiente. Así que tengo mucha envidia sana de esas mentes jóvenes y agudas.

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Vestido de Fendi y pendientes de Bottega Veneta.

Tú también lo fuiste... Llevas décadas siendo actriz. ¿Qué significa para ti cumplir años?

Lo que siento que me estoy conociendo mejor. Estoy llegando a la mejor versión de mí misma y, hormonas aparte –que son conductoras del estado de ánimo y a veces nos juega malas pasadas–, me encuentro más en contacto conmigo misma. ¡Y con menos miedo!

¿Te has liberado ya de esas consignas malditas que aún reinan sobre las mujeres en la sociedad por ser siempre demasiado mayores o jóvenes o gordas o flacas...

... o no lo suficiente? Sí. Tuve esa sensación desde muy temprano, y en mis primeros años en Hollywood fue difícil de gestionar. Quiero decir, averiguar quién era yo o cuál era mi sitio, y creo que eso me llevó a tratar de remodelarme para encajar y también a vivir un poco bajo el radar. Hasta que conocí a David Lynch [Watts debutó en el cine con Mullholand Drive, en 2001], que fue capaz de ver más allá y de alguna manera intuyó que había algo dentro. Ahí supe que merecía la pena, y desde entonces siento que he sido muy afortunada. Pero ese otro relato es agotador...

Si tuvieras que dar algún consejo a las mujeres que tienen o van a tener pronto la menopausia, ¿qué les dirías?

Encuentra tu tribu y apóyate en ella. No pidas perdón, celebra la vida. Y rodéate de mujeres fantásticas que también estén dispuestas a decir la verdad. Con suerte, seremos la última generación que no habla de ello, ¿verdad?