Cambiar de hábitos de vida a unos mucho mejores donde el ejercicio y la buena alimentación están presentes, no es un camino de rosas. Y no porque los beneficios no sean positivos desde que comienzas, sino porque el sacrificio físico y mental es evidente, sobre todo al principio cuando la puesta en marcha desde cero es más costosa que en el mantenimiento. En ese momento, sólo tendrás que ocuparte de alargar en el tiempo eso tan bueno que ya hemos construido y no descuidarlo. De cuidar tu nuevo estilazo de vida.

La mente es poderosa en todos los sentidos y empuja incluso más que nuestro lado físico. Incluso cuando nuestro cuerpo no responde, es ella quien tira de él para sacarlo a flote y extraer energías de reservas tan profundas que ni sabíamos de su existencia.

Es un camino a sentirte mejor, no un castigo

Afrontar una pérdida de peso o un cambio corporal consecuente de un cambio de vida e incorporación de la actividad física y la dieta correcta, tiene una parte mental esencial. Cuerpo y cabeza se unen para ir hacia un mismo objetivo: sentirse y estar sana.

No es plantearse la vida como un régimen y una tortura en el gimnasio, sino una serie de metas que queremos conseguir y que vamos a cumplir poco a poco. Es por eso que hay que darle importancia a cuidar la cabeza: antes, durante y después de esta transición. Empecemos.

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UN DIARIO DE VIAJE

Coge una libreta bonita y amplia, donde anotes cada día tres cosas:

1. ¿Cómo me he alimentado hoy? en qué has mejorado tu nutrición y cómo es cada día (cuando pase el tiempo y veas este pequeño 'diario', verás las recetas que empezabas a hacer, las ideas de menús y sabrás cómo distribuías nos nutrientes durante el día, qué cosas te hacían sentir con energía, cuáles cansadas, cómo equilibrabas los días más calóricos. Dejar constancia de tus progresos para recobrar la inspiración).

2. ¿Cuánto y cómo me he movido hoy? esto es el ejercicio y el tipo de actividad física diaria. Incluso el tipo de rutina deportiva, tus días de descanso... En resumen, tener un control sobre la actividad deportiva que haces, para cambiar rutinas cuando sean necesarias, pesos, ejercicios que no te van bien...

3. ¿Cómo me he sentido hoy? Anota cómo estás anímicamente hablando, si hay o no ansiedad, cansancio, energía, buen humor... Pero todo en el plano emocional. No descartes acompañar este proceso de un psicólogo.

Esto no es un objeto de tortura y castigo, de hecho, es importante que veas cómo coincide y repercute en ti las semanas que comes mal o no te mueves, lo que necesitas cuando te viene la regla y cómo responde tu cuerpo y tu cabeza a todo este cambio, que entiendas que este cambio no es para conseguir una talla ni una imagen, es muchísimo más.

No es para juzgarte, sino para conocerte un poco más a ti misma, reconocer todo el esfuerzo y cómo has llegado hasta ahí.

ANTES DE PERDER PESO

Muchas veces, pueden más las ganas o las fantasías de cómo vas a sentirte una vez conseguida tu meta, que el plano emocional del que partes no cobra la importancia que tiene, y la tiene.

Claro que siempre es un buen día para empezar a sentirse mejor, pero en ocasiones elegimos el peor momento para hacerlo y por eso fracasamos.

Es mejor reconocer cómo estamos, decidir cuándo empezar y prepararse psicológicamente para los cambios y los esfuerzos. Estos son los puntos más frecuentes para analizar, según Oriana Pérez, Nutricionista en el Centro Bikram Yoga Spain.

Esto no se trata de una imagen, sino de conseguir tu bienestar

- Entiende que estamos programados para sobrevivir: por lo que no le sienta a nuestro organismo bien verse reiteradamente sometido a medidas privativas de los elementos que necesita para mantenerse con vida, perder peso involucra un complejo conjunto de procesos que repercuten profundamente en toda la fisiología de la persona. Nuestra mente, al cambiar la cantidad, calidad, tipos y proporciones de nuestros alimentos estamos básicamente cambiando los elementos mas básicos que constituyen nuestro cuerpo y cabeza.

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todo proceso mental se vera afectado positiva o negativamente en relación a las alteraciones que realicemos en nuestra alimentación, desde el empleo de la memoria, la gestión de emociones, el manejo y la percepción del estrés, la capacidad de poner en acción nuestros planes y mantenerlos hasta alcanzarlos, hasta la forma en la que nos relacionamos con las demás personas.

"Cuando haces dieta o escuchas la palabra dieta tu cerebro la relaciona con pasar por un proceso de hambruna donde los recursos son limitados o inexistentes, tu parte consciente sabe que es importante mantenerse saludable pero tu subconsciente no lo acepta y comienza una batalla constante", dice Oriana.

- Busca apoyo: cambiar de hábitos ocasiona una situación estresante que, junto al esfuerzo de entrenar, la reestricción del azúcar o grasa, ocasiona cambios de humor, irritabilidad, etc. Es en este momento donde necesitas apoyo de las personas mas cercanas. La relación entre las emociones y la perdida de peso es bastante tangible, ya que lo que comemos es práctica y literalmente lo que tenemos en la mente.

- Recuerda el porqué: de todo lo que estás haciendo, en los momentos más bajos. Anota en tu diario de viaje todos los motivos por los que has decidido cambiar tu vida.


Psst...Los días grises forman parte del decorado. Antes de empezar tu cambio, no seas catastrofista ni Mr. Wonderful. Como cada 'batalla', habrá pasos duros donde la disciplina, la voluntad y el esfuerzo tendrán que estar muy presentes. Y también habrá días de fallos, no pasa nada, aprende a permitirte un momento de flojera y al día o comida siguiente, vuelves a hacer las cosas bien. No todo se va al traste por no entrenar un día o comerte un pizza bañada en helado.


- Cada paso cuenta: y aunque cueste, es el camino hacia un bienestar. A sentirte más ágil, fuerte, estar mejor alimentada, tener energía... A estar sana. Por muy pequeño que sea, sé consciente que todo cuenta.

- No renuncies a la vida social: adáptala a tus planes, no tienes que dejar de salir ni ir con una ensalada en el bolso. Explora restaurantes, ahora hay mil opciones, aprende nuevas recetas, haz cenas en casa, realiza otros planes con la gente que quieres que no sea sólo comer o cenar. Puedes pasear, montar en bici, ir de compras, bañarte en la piscina, etc. No veas un problema, sino una oportunidad.

(redirigido) 10 cremas que te ayudan durante la pérdida de peso
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DURANTE Y DESPUÉS LA PÉRDIDA DE PESO

Una vez llegado al objetivo corporal deseado (no a la estética) sino a un rango saludable de varios parámetros de % de grasa corporal y X masa libre de grasa, empieza la fase de mantenimiento. Aquí parece que hemos alcanzado una velocidad de crucero y el plano mental sale fortalecido al haberse adaptado al cambio y romper con lo anterior. Ahora hay que centrarse en mantener eso que ya has conseguido.

Lo más común es afrontar una especie de disforia o rechazo de nuestra propia imagen (aunque ésta nos guste), y la mente tiene que enfocarse más en el plano físico.

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- Cuestión de piel: si los cambios son muy grandes y la pérdida de peso bastante notoria, el exceso de piel puede ser tal problema que es probable que obstaculice la reconciliación con la propia imagen. En casos no extremos, la tonificación del ejercicio y el uso de cremas reafirmantes, mientras se adelgaza, deberían ser suficientes para evitar tejido colgante. Pero si es así, tendrás que reconciliarte con tu nueva imagen y abrazar sus pros y sus contras.

- Pecho: aquí es donde se nota mucho la pérdida de peso en las mujeres. La lactancia, la gravedad, el paso y el tiempo son factores que influyen en la pérdida de firmeza de la piel, esta es otra parte que hay que cuidar con cremas específicas y sujeción adecuada durante todo el proceso.

- Tu estilo: es normal que tengas que comprarte ropa nueva porque la antigua no te valga. Aquí posiblemente puedes sentirte perdida porque quizás no sepas por dónde empezar. La ropa dice mucho de ti, aprovecha para atreverte, probar, experimentar...

- Reconocerse en el espejo: esto ocurre sobre todo con la cara de la nueva imagen, a veces las pérdidas de peso son tan grandes que hasta cambian los rasgos y es lento el proceso de reconocimiento ante el espejo.

Cambiar a mejor cuesta, pero merece la pena.