carme artigas
Ximena Garrigues
’Blazer’ y chaleco de rayas de H&M y salones de Martinelli.

«Yo siempre digo que el hilo que conecta mi trayectoria profesional es una página en blanco», dice Carme Artigas (Vilassar de Mar, 1968), mientras se atusa el flequillo hacia arriba –«estilo Pink», bromea–. Pero su reflexión es certera: «Ninguno de los puestos que he desempeñado existía antes de que yo llegara», cuenta la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial. Apenas había pasado un mes de su estreno en el cargo, hace tres años, cuando llegó el confinamiento, con lo que su trabajo se convirtió en una de las palancas esenciales desde la pandemia. «La España de 2023 es muy distinta de la que era en 2020, en gran parte gracias a la digitalización. Hoy podemos decir que esa idea de país que proyectamos es una realidad con impacto en nuestra economía, en el modelo productivo y, sobre todo, en la vida de las personas».

Para una experta en datos, los hechos avalan ese esfuerzo: en apenas dos años España ha subido cuatro puestos hasta el séptimo en el Índice DESI, que mide la digitalización de toda la Eurozona. También ocupamos el quinto en administración digital y el tercero en conectividad. Además, somos el cuarto país más ciberseguro del mundo y el segundo de la UE. «Es un balance muy ilusionante y que motiva a seguir trabajando a este nivel de exigencia», subraya esta mujer con un currículum apabullante: licenciada en Ingeniería Química en el Institut Químic de Sarrià (Barcelona) y en Ciencias Químicas por la Universidad Ramon Llull, cuenta, entre otros, con un grado en Dirección Ejecutiva por la Universidad de Berkeley o la defensa de su tesis en el Max Plank Institute de Munich, sobre Química cuántica y cáncer. Eso sin contar su pasado de bailarina o su afición al piano. Pero para ella, más allá de conocimiento que adquiramos, lo que va a definir el futuro son las habilidades.

Bajo tu responsabilidad, entre otras cosas, hay dos compañías públicas (red.es e INCIBE), la Oficina del Dato, una dirección general con cuatro subdirecciones... ¿Cómo lidiar con tantos frentes?

Este es un trabajo muy intenso. Requiere de un esfuerzo y un compromiso total. La clave para llegar a todo es, además del trabajo duro, la planificación. También contar con estructuras sólidas como las que mencionas y con equipos bien engrasados que cada día dan muestra de un talento excepcional y que ya está dando grandes resultados.

Una transformación digital no es posible sin otro tipo de cambio. En tu opinión, ¿cuál es el más complicado?

La transformación digital es un proceso transversal. Esto implica que debe ir acompañada de un cambio en el modelo productivo, cultural, medioambiental y social. Para mí, uno de los grandes retos es la transformación a nivel cultural. La tecnología es una oportunidad de vertebración social y un dique de contención de la desigualdad. Hay que hacer entender a toda la sociedad, desde los más pequeños hasta los más mayores, que este es un proceso común al que deben adaptarse a la mayor velocidad. La transformación digital va a cambiar las capacidades, el papel de las personas en el mundo laboral, su manera de interactuar con la administración o de emprender un negocio. Y para mí, a este respecto, son clave las nuevas habilidades.

La Comisión Europea ha declarado 2023 como Año Europeo de las Competencias Digitales...

España ya tiene un Plan Nacional destinado a ellas con un presupuesto de 3.750 millones de euros y el objetivo de que, en 2025, el 80% de la ciudadanía disponga al menos de competencias básicas. Una meta para la que es imprescindible la colaboración público-privada y que estamos consiguiendo gracias a iniciativas como el Pacto por la Generación D.

Recientemente, en el Foro Económico de Davos, un dato nos ha hecho temblar: faltan 132 años para que se consiga la igualdad de género en el mundo... ¿Alguna idea?

Yo siempre digo que no basta con la igualdad o con la paridad. De qué me sirve tener un sitio en la mesa si no se me va a dejar hablar o, si hablo, no se me va a atender. Para revertir estas brechas hay que poner en marcha políticas con perspectiva de género a todos los niveles.

Desde la SEDIA, por ejemplo, tenemos un compromiso con las emprendedoras de este país, a quien hemos ayudado a financiar sus proyectos digitales gracias a la Línea ENISA o aprobando la Ley de Startups, que facilita las condiciones para la creación y la financiación de las empresas y que esperamos que revierta en acabar con la brecha en este sector.

También hay que despertar las vocaciones y la ilusión por el conocimiento STEM y por las competencias digitales. De hecho, tenemos un programa expresamente dirigido a fomentar estas habilidades entre las mujeres con un presupuesto de 96 millones de euros. Es decir, trabajamos para que el 51% de la sociedad ocupe puestos de responsabilidad y decisión en un futuro que ya estamos creando con las decisiones que tomamos hoy.

carme artigas
Ximena Garrigues
Carme Artigas lleva camisa blanca XL de Fabiana Filippi, pantalón ‘cargo oversize’ de Dsquared2, aros dorados de Cxc y sandalias negras de Martinelli.
"Un filósofo o un arqueólogo van a necesitar tener habilidades de programación o conocimientos de estadística avanzada para llevar a cabo sus investigaciones. Del mismo modo que un ingeniero informático deberá tener conocimientos de ética, lingüística o humanidades"

Inteligencia artificial, Chat GPT, bots, algoritmos, big data o fake news llegan a todos los rincones de la sociedad, pero ¿qué hacemos con las letras?

En materia de educación, debemos acabar con la división tradicional entre ciencias y letras. Establecer una barrera entre conocimientos sólo limita las capacidades del ser humano a la hora de desarrollarse en un mundo en constante cambio. Un filósofo o un arqueólogo van a necesitar tener habilidades de programación o conocimientos de estadística avanzada para llevar a cabo sus investigaciones. Del mismo modo que un ingeniero informático deberá tener conocimientos de ética, lingüística o humanidades a la hora de programar. Poner a las personas en el centro de la innovación es nuestra prioridad. Por eso, hemos lanzado el proyecto de Nueva Economía de la Lengua desde esta Secretaría, para diseñar una IA que nos entienda, hable nuestro idioma y responda a nuestras necesidades. Esto, lejos de ser una amenaza para el ser humano, nos da poder. Vamos a ser quienes la controlemos y le imprimamos nuestros valores.

Los algoritmos han heredado muchos sesgos de género establecidos. ¿Cómo se corrige eso?

Los datos son la materia prima con la que trabaja la IA, por eso es fundamental que el desarrollo de estas tecnologías en auge cuente con una perspectiva de género. Porque el objetivo es que la IA potencie nuestros mejores valores. Este es un cambio de rumbo urgente que pasa por la sensibilización. Por eso necesitamos que haya cada vez más mujeres que formen parte de su diseño y desarrollo.

Definitivamente, ¿somos datos?... ¿y qué más?

Somos mucho más que datos. Debemos ser conscientes de que la tecnología, al fin y al cabo, no es más que lo que decidamos hacer con ella. Y también con nuestros datos. La soberanía que defienden España y Europa no es más que apostar porque los dueños de los datos sean los propios ciudadanos. Ni las empresas, como defiende EE UU, ni los gobiernos, como China. Este es un reto que pasa no sólo por analizar grandes datos, sino por generar espacios y procesos de escucha en los que seamos capaces de palpar el pulso a la sociedad e identificas las necesidades y carencias que gracias a la tecnología podemos ser capaces de afrontar.

Y en un país donde las niñas que se inclinan por estudiar STEM siguen siendo apenas un 25%, ¿qué les dirías?

Les diría que las necesitamos. Que la España digital que estamos creando no se puede construir al margen de su talento. Es importante acabar de una vez por todas con la idea de que hay carreras de chicos y carreras de chicas. De hecho, hay un dato interesante: a los 11 años las niñas muestran un interés por la tecnología equiparable a los niños de su misma edad. Además, ahora mismo hay cuatro veces más demanda que oferta de puestos cualificados. Esto abre una oportunidad sin precedentes para que las niñas, las mujeres del futuro, cubran esa demanda. Es nuestra responsabilidad hacerles llegar referentes visibles y ejemplos de éxito (que los hay, y muchos) para que sean capaces de imaginarse formando parte de esta revolución digital.

Hace poco, por fin se ha aprobado la Ley de startups. Pero los datos indican que las mujeres seguimos en porcentajes muy bajos, ¿por qué no emprendemos más?

Efectivamente, sólo un 6% de las startups en España han sido fundadas por mujeres. Un dato que resulta aún más impactante cuando comprobamos que las lideradas por nosotras fracasan menos que las lideradas por hombres. Hay que terminar con la brecha de género en el emprendimiento innovador. Y la solución no tiene una respuesta fácil, puesto que no hay una única causa. Sin embargo, hemos identificado que uno de los problemas clave es el acceso a la financiación. Y, como he comentado antes, hemos puesto en marcha medidas con el objetivo de mejorar esta situación.

La automatización del trabajo crea oportunidades, pero también destrucción y precarización de empleos en algunos sectores... ¿Aplica aquí eso del mal menor?

Es un error de base pensar que nuestro objetivo es salvar puestos de trabajo. Hay que salvar a las personas y su empleabilidad. Para ello hay que potenciar su capacidad para aprender y desarrollar habilidades únicas. El futuro pasa por trabajar de forma más eficiente, liberando nuestro tiempo de tareas automatizadas y repetitivas para dedicarlo a habilidades más creativas y diferenciales, que generen valor añadido. Según el WEF, 1.100 millones de puestos de trabajo van a ser transformados por la tecnología en la próxima década. Una predicción que puede tener unos efectos muy positivos en el crecimiento de la economía y en la bajada del desempleo. El foco debe estar, por tanto, en la formación, en la apuesta por incrementar las competencias digitales de las profesiones del futuro.

carme artigas
Ximena Garrigues
’Blazer’ y chaleco de rayas de H&M.
"Las habilidades del futuro se resumen en las 5C: el pensamiento computacional, el pensamiento crítico, la colaboración, la creatividad y la comunicación"

Tú estudiaste Ingeniería Química... ¿Este país necesita más ingenieros o más ingeniosos?

Las dos. Las habilidades del futuro se resumen en las 5C: el pensamiento computacional, el pensamiento crítico, la colaboración, la creatividad y la comunicación. Sólo mediante el impulso de estos perfiles multidisciplinares y con talento diferencial vamos a lograr dar el paso adelante como país en cuanto a competitividad e innovación.

¿Y cuáles son para ti las cualidades de un líder?

No hay una receta mágica para convertirse en un buen líder. No obstante, creo que ante todo es imprescindible tener una importante capacidad de convicción, grandes dosis de constancia y mucha capacidad de trabajo. Liderar implica convencer, seducir con tus ideas y tu visión sobre las cosas. Pero no sólo eso. También es importante ser cada día un ejemplo de trabajo, acompañando en todo momento a las personas de tu alrededor. Sinceramente, considero que ser capaz de sumar a los que te rodean a un proyecto común que además genere beneficios compartidos es el paso clave para que todo funcione y salga adelante.

Buena parte de tu trabajo pasa por la capacidad de informar, divulgar, contar, inspirar… ¿qué te gustaría contar que nunca te preguntan?

Me gustaría contar que, a pesar del escenario de incertidumbre, España está en un gran momento. Somos el país con menor inflación de la eurozona, hemos crecido un 5,5% el año pasado después de pasar por una pandemia, una guerra y una crisis de suministros. Que el 22% de nuestro PIB ya es digital, pero que no pararemos hasta que sea el 40%.

Me gustaría contar que, en tres años, nos hemos convertido en una referencia a nivel europeo y global en cuanto a derechos digitales, humanismo tecnológico y desarrollo ético de la IA. Que hemos elaborado un documento pionero como la Carta de Derechos Digitales y que hemos sido el país elegido para desarrollar el piloto del Reglamento de IA de la Comisión Europea. Es decir, Europa mira hacia España en materias en las que, hace tres años, ni estaba ni se la esperaba. Y eso es algo de lo que sentirnos muy orgullosos.

Y en una sociedad cada vez más digitalizada, ¿dónde queda eso que llaman corazoncito?

España está poniendo el foco en la parte más humana de un proceso con tantas implicaciones como el de la transformación digital. Somos un país que se encuentra a la vanguardia en materia de humanismo tecnológico y de desarrollo ético de tecnologías disruptivas como la IA. Esta senda que estamos liderando a nivel europeo y global es la base de una tecnología capaz de generar espacios amables con el ser humano y respetuosos con sus libertades y derechos. Y esto sólo se consigue con regulación. Y regular desarrollo tecnológico no es incompatible con la innovación. Al contrario. Es la clave para que las personas nos acerquemos a la tecnología desde sus primeras fases de desarrollo y consigamos hacerla nuestra: más humana.