Según el proyecto GLOBOCAN (Global Cancer Observatory, International Agency for Research on Cancer 2019), los datos del cáncer se están disparando: desde los 14 millones de casos en el mundo estimados en 2012 y los 18,1 millones de 2018, se estima que en 2040 llegaremos a los 29,5 millones de tumores en 2040.

Tal y como asegura la Organización Mundial de la Salud, el cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo: una de cada seis defunciones se debe a esta enfermedad. La OMS precisa, además que "un tercio de las muertes por cáncer se debe a los cinco principales factores de riesgo conductuales y dietéticos: índice de masa corporal elevado, ingesta reducida de frutas y verduras, falta de actividad física, consumo de tabaco y consumo de alcohol".

Lo que está claro es que, ante un cáncer, las relaciones personales se ven resentidas porque muchas veces no se sabe qué decir. ¿Cómo consolar a un amigo o familiar, o a la persona amada, cuando le acaban de decir que padece esta enfermedad 'maldita'? No es fácil hablar sobre ello y más sabiendo que es una patología con la que tendrá que vivir toda su vida, pasar por muchos tratamientos y revisiones o, en el peor de los diagnósticos, que le está llevando a los últimos momentos de su vida.

"Recibir la noticia de que sufres cáncer o que lo sufre alguien al que quieres supone un gran impacto y genera una fuerte respuesta de estrés. Se activan muchos tipos de miedos: a la muerte, a ser dependiente, a sufrir mucho, a no ser capaz de canalizar el dolor, a ir al hospital, a seguir recibiendo malas noticias...", explica la psicóloga sanitaria Ana Belén Medialdea, que añade que "como no hemos recibido educación emocional, no sabemos qué hacer".

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Y entonces se producen situaciones desagradables. Intentamos no hablar de ello, maquillarlo, decir obviedades como "tranquilízate" o "cálmate" o "te pondrás bien", restar importancia al padecimiento, huir de los sentimientos del otro y acaba siendo peor. Entonces, ¿qué decir para no meter la pata?

Cómo acercarse al enfermo

Tal y como nos recuerda Medialdea, hay que tener presente que no hay una única manera de asumir la enfermedad, y eso condicionará cómo nos acercaremos al enfermo: unos lo ven de forma optimista, como un reto a superar; otros de modo más pasivo, dejando todo en manos de Dios o de los médicos; otros que evitan la enfermedad, que la ven como algo de lo que "no hay que preocuparse"; otros que ya se abandonan, que ven en el cáncer una amenaza muy grave y descuidan sus cuidados; los que la viven con excesiva preocupación y ansiedad por no poder controlar la situación...

En cualquier caso, para elegir nuestras palabras, los expertos nos recuerdan, lo primero, estar muy bien informados –y con sentido común– sobre la enfermedad. Es una manera de controlar el proceso, de implicarse en el tratamiento y de no comunicar falsas expectativas, siendo riguroso e intentando resolver dudas al otro. Pero ¡ojo! siempre teniendo en cuenta que hay que respetar al paciente sobre la cantidad de información que desea recibir sobre su cáncer.

madre e hija abrazándose
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Es importante tener en cuenta que si no se sabe qué decir, es normal y no hay que obligarse a decir algo. Muchas veces es mejor un simple abrazo, estar en silencio junto al otro, que equivocarse: "Es más humano un lo siento, no sé que decir…' que intentar quitarle hierro al asunto con comentarios esperanzadores y optimistas como "Tienes que ser positivo", "Tienes que ser fuerte", "Vas a salir de ésta" "Esto no va a poder contigo", señala la psicóloga.

El doctor José María Raventós, uno de los fundadores de Quirúrgica, señala la importancia de la sinceridad: "Si un amigo nos pregunta claramente sobre su pronóstico, aunque sea muy duro para nosotros y para él, hay que decirle la verdad, con mucho cariño". Recalca que no podemos mentir ni engañar; "es muy importante que todos seamos coherentes, si lo engañamos diciendo que 'no es nada' él no va a entender lo que le está pasando, o se enfadará con su entorno porque no le hacemos caso".

Por su parte, la doctora Marisa Navarro, autora de 'El efecto tarta' y experta en medicina emocional, subraya que a veces es más importante "escuchar que hablar y estar muy atentos para saber lo que la persona necesita" en cada momento. "Nos va a dar señales, de si quiere o no hablar del tema, y de qué forma quiere hacerlo. Si necesita desahogarse, si lo que necesita es animarse, o soltar unas lágrimas, o lo que quiere es tener información".

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Sin quererlo, a veces podemos hacer daño al otro porque, como detalla la Ana Belén Medialdea, si tú le dices al enfermo "Tienes que ser fuerte", es como si le "estuvieras 'obligando' a esa persona a que actúe de una forma más positiva, más optimista, le añades más peso a su espalda" y lo que ella en realidad necesita es expresar es "su dolor y su miedo", puntualiza. No pueden llorar ni sentirse mal para no fallar a sus seres queridos y eso genera una enorme presión.

Ese daño puede llegar a un punto físico porque, como explica el psicólogo sanitario Xavier Savin, autor de 'La Clave del Éxito – Teoría y práctica para alcanzar tus sueños', "quitar importancia es percibido como una falta de empatía si quien lo padece si se la da y dificultaría la adhesión al tratamiento si termináramos por convencer al enfermo de que no tiene por qué preocuparse".

Siempre acompañarle

¿Qué podemos hacer o decir? Acompañarle en su dolor y desconcierto. Apunta Ana Belén Medialdea: "Expresar desde el corazón y sinceramente un 'Siento mucho por lo que estás pasando' hace que realmente puedas hacerle entender que eres capaz de ponerte en su lugar"; es decir, empatizar. Y añade la experta que podemos ofrecer nuestra disponibilidad para ayudar, acompañarla para ir al médico, para que no esté solo, hablar de la enfermedad si lo necesita (no siempre es así).

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"Nuestro rol en estos casos es el de amigo y hacerle saber que puede contar con nuestro apoyo en aspectos logísticos (quedarnos con los hijos si los tiene, acompañarle a las visitas, hacer la compra,…) y con nuestra compañía en lo emocional es el mejor modo de ayudar" apunta el psicólogo Xavier Savin. Es importante mostrar interés, no 'pasar', como explica el doctor José María Raventós, porque si a una persona enferma de cáncer "no le parecerá normal que un amigo no le pregunte por él y se sentirá solo, aislado o incomprendido y lo que precisamente necesita más es sentirse querido y arropado para ser mas fuerte".

La psicóloga Silvia Congost, experta en dependencia emocional y autoestima, recalca que la naturalidad en la conversación es fundamental: "Decirle cosas como 'Lo siento mucho', siempre que sea honesto y sentido de verdad le puede ayudar a sentir que comprendemos que está atravesando una situación difícil. 'Pienso mucho en ti' o "Te tengo muy presente", puede ayudarles a reducir la sensación de soledad en esos momentos. 'Cuando quieras podemos hablar de ello', les hará sentir que estamos dispuestos a escucharles incluso siendo para nosotros temas difíciles. 'Si me necesitas, aquí estoy', también les hace sentir que pueden contar contigo...".

El apoyo a una persona con cáncer por parte de sus próximos es fundamental, porque en su proceso se van a sentir perdidos, desbordados, aturdidos... y necesitan que sus emociones se comprendan. "Que no tengan que maquillar sus sentimientos porque cuando maquillamos la debilidad humana de una forma u otra el mensaje que nos damos es que “ no está permitido caer y esto es un error", concluye Medialdea.

Es posible que tu familiar o amigo con cáncer quiera hablar contigo sobre las diferentes opciones de tratamiento que el médico le ha planteado. Recuerda que hablar con ellos sobre estas opciones puede ayudarle a entender sus pensamientos y sentimientos. Pero cualquier decisión sobre el tratamiento es suya. Te puede ayudar, para ofrecer consejo, leer información en páginas fiables como la Asociación Española contra el Cáncer o la Sociedad Española de Oncología Médica, pero ten siempre en cuenta que sus necesidades de información pueden ser diferentes a las de ellos. Algunas personas pueden querer saber todo lo posible sobre el cáncer y el tratamiento sólo quieren saber lo suficiente.

cosas que importan

Frente al miedo, permanecer unidos

Es cierto que el enfermo puede tener miedo de comunicar lo que siente, pero hay que intentar normalizar el diagnóstico y, en opinión de la psicóloga Silvia Congost, cuanto antes lo hagamos mejor. Hay que comunicarlo a familia y amigos y hablar lo antes posible del tratamiento, enfermedad, cirugía... "Es importante mantenerlos informados de cada paso que estemos dando, a nivel de evolución y tratamiento. Sentir que la familia está unida y apoyando al paciente es muy positivo para él", declara.

Y es que la cercanía al paciente es determinante: cuanto más cercano nos sintamos a él nos sentiremos más libres para usar no solo palabras sino otros gestos físicos como "besos, los abrazos, los gestos de amor. Y depende de nuestra cercanía a esa persona estos serán más o menos íntimos", explica Marisa Navarro.

La cercanía nos deja hablar más del tema, señala Congost, para implicarnos más en el apoyo del enfermo: "Cuanta más cercanía, más podemos permitirnos hablar sobre ello, mostrarles que pueden contar con nosotros, que estamos ahí para lo que haga falta. Podemos enviar mensajes de vez en cuando, llamar cuando sepamos que no molestamos; si nos escribe debemos responder, a ser posible, de inmediato, etc.". Pero sin presionar, como subraya Savin, tiene que ser el paciente quien inicie la conversación, "tenemos que dejar de recordarle constantemente que en este momento no disfruta de una buena salud".

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Los expertos consultados coinciden en señalar que aún quedan tapujos a la hora de hablar del cáncer: "Creo que faltan campañas para eliminar los estigmas sobre esta enfermedad", opina Navarro", quien añade que "solo hablando con normalidad de él podremos superar los recelos que se puedan generar".

Según Xavier Savin, cada vez hay menos tabús, "pero sigue siendo una situación que difícilmente se trata con la misma naturalidad que el resto". Para Silvia Congost, los tapujos vienen por el desconocimiento, porque no han vivido un caso de cerca; "a veces se mantienen alejados porque no saben cómo abordar el tema, y esto acaba siendo peor", concluye.

Apoyo práctico

Además de apoyar emocionalmente a alguien, puede ser útil ofrecerle apoyo para cosas prácticas. Intenta ser delicado al proponérselo, porque quizás la persona enferma quiera seguir siendo lo más independiente posible. Respeta su decisión, pero hazles saber que si cambian de opinión, estás ahí. Asegúrate de que ahora o más adelante estarás dispuesto a ofrecerle ayudas prácticas. Por ejemplo:

  • Preparar comidas y dejarlas en la nevera o el congelador
  • Cuidar las plantas
  • Llevarle al hospital para los análisis y/o las citas
  • Ayudar con la limpieza o la colada
  • Cuidar a las mascotas
  • Hacer la compra
  • Devolver o coger libros de la biblioteca
  • Llevar y recoger a los niños del colegio...