Apenas 35 kilómetros de costa separan el Cabo de Palos de Cartagena, así que llamarlo 'road trip' quizás sea algo atrevido. Sin embargo, esta ruta de senderos y calas por descubrir - son de esas playas españolas secretas que bien merecen un esfuerzo extra - es el argumento perfecto para demostrar que los veranos en Murcia no se exprimen solo en el Mar Menor, Mazarrón o Águilas.

Comenzaremos diciendo que Cabo de Palos es un paraíso para submarinistas: en sus fondos hay más de 50 naufragios. Y este solo es el principio de este territorio salvaje que nos disponemos a descubrir en este camino.

Ruta veraniega de Cabo de Palos a Cartagena

Aunque nos espera un trayecto de paisajes rocosos que se funden con el mar, la primera gran playa que encontramos al llegar a Cabo de Palos es la de Levante. Casi medio kilómetro de arena y aguas tranquilas custodiadas por el Chiringuito Cabo P mientras contemplamos las embarcaciones que fondean justo enfrente, bajo el resguardo del espigón.

Cala del Pato, Cala la Galera y Cala Túnez

La definición perfecta de día de playa, si no fuera porque nos hemos propuesto bordear el cabo para luego dejarnos llevar por su costa cálida hasta Cartagena. Tomamos el agradable paseo que arranca junto al espigón de piedra para ver cómo se anuncian las primeras calas discretas e improvisadas en la roca, como cCala del Pato o Cala la Galera.

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Justo antes de llegar al faro encontramos cala Túnez, ubicada junto a un aparcamiento y equipada con un acceso de escalones y zona de arena para hacernos el día de playa mucho más sencillo.

A los pies del faro, impresionan los 54 metros de altura que alcanza su torre. Este mastodonte lleva más de 150 años haciendo de guía con sus destellos, algo imprescindible si tenemos en cuenta los fondos que componen la Reserva Marina de Cabo de Palos - Islas Hormigas. Estas formaciones rocosas, conocidas como ‘bajos' que emergen casi hasta la superficie, provocaron más de una desgracia, como el trágico hundimiento del transatlántico ‘Sirio’ en 1906, conocido como 'el Titanic del Mediterráneo'.

Una combinación de paredes, bloques de roca y restos de embarcaciones, pero también de corales, praderas de posidonia y una abundante fauna marina, lo que atrae a submarinistas de todos los niveles. Bajo sus aguas: corvinas, dentones, sargos, morenas, barracudas,… y la huella de más de 50 naufragios.


Cala Fría, Cala Roja, Cala Botella, Cala Mayor, Cala Reona,...

Si seguimos bordeando el cabo, arranca otro juego de calas: cala Fría es muy amplia comparada con la angosta cala Roja o de la Escalerica, resguardada por una abrupta pared de roca teñida en tonos rojizos y ocres, y es un destino perfecto para practicar buceo.

Cala Botella, cala Mayor… Se acerca la hora de comer y hacerlo en La barra es sagrado. Así se conoce a la zona de restaurantes que transcurre junto a la bocana del puerto. Una buena oportunidad para probar la famosa Caldereta del Mar Menor en cualquiera de sus terrazas (Bocana de Palos, Miramar, La Tana…) mientras desfilan las embarcaciones frente a nosotros.

Nuestra siguiente parada será cala Reona, a poco más de dos kilómetros. De fácil acceso y con aparcamiento, es una de las favoritas por sus aguas tranquilas, su amplitud y porque aquí arrancan interesantes propuestas para los aficionados al senderismo - podríamos incluirlas entre las mejores rutas para andar en España o, por lo menos, entre las que tienen las mejores vistas - y para todo aquel que sienta debilidad por los senderos que desembocan en calas (casi) secretas.

Parque Regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila

Estamos en el Parque Regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila y este nos recibe con pinares y matorrales sobre sus terrenos escarpados que no entienden de urbanizaciones ni demás huellas humanas, extendiéndose hasta Portmán. Rutas que nos muestran postales del mar, según el acantilado que las enmarque. Calas que parecen pisadas por primera vez asoman. Cuevas formadas por arte de magia o efecto del mar… También los restos de las antiguas explotaciones mineras.

El GR 92 atraviesa Calblanque. Nos aprovecharemos de este tramo de sendero de Gran Recorrido que conecta el litoral mediterráneo (de Gerona a Cádiz) para explorar el territorio. Como la Senda Geominera que arranca en cala Reona hasta Punta Negra. Unos 2,3 kilómetros que tardaremos menos de una hora en recorrer y que nos va regalando todo tipo de distracciones como las vistas conforme ascendemos.

Si la marea y el acceso lo permiten, el primer alto que merece un desvío es Cala Cocón, con su espectacular arco de piedra. Si no, siempre podremos anotar esta cala en nuestra lista de pendientes y volver para completar la ruta en kayak.

Siguiendo la senda, llegamos a cala de los Dentones, también conocida como cala Dorada por razones más que evidentes. El desnivel y la caminata habrán merecido la pena cuando alcancemos estos 50 metros de fina arena junto a Punta Espada. Esta cala de tradición nudista es perfecta para olvidarte de todo.

Nuestro destino, el Mirador de Punta Negra, queda a pocos metros. Aunque, una vez más, las opciones no han hecho más que empezar. En seguida vemos cala Magre, otro rincón dorado aunque más amplio que conecta con la playa de Calblanque. Esta extensa playa es una maravilla dotada de varios aparcamientos para ponérnoslo fácil y sendas mucho más horizontales para entregarnos a los refugios de la Costa Cálida, como las dunas fósiles que la separan de playa Larga.


Cala Negrete y Cala Parreño

Como habréis adivinado ya, este ‘road trip’ de arena y sal da para muchas excursiones de día, al estilo de las islas españolas bonitas que descubrir en 24 horas. Aquí van otras dos calas vecinas donde la naturaleza parece haber hecho los deberes: cala Negrete y cala Parreño.


Cala del Barco

Y si le cogemos el gusto a esto de ir saltando de cala en cala, podemos alargar la ruta hasta cala del Barco (unos 5 kilómetros desde Playa Larga) y darnos un homenaje en el Restaurante La Cala. Si fallan las fuerzas, la buena noticia es que también tienen aparcamiento.

Ruta cultural de camino a Cartagena

Seguimos cubriendo kilómetros de litoral con dirección a Cartagena, pero antes de llegar a la ciudad histórica de universo púnico, nos queda una última ruta pendiente. Desde Llano del Beal podemos adentrarnos en el paisaje minero de la Peña del Águila hasta alcanzar los restos de calzada romana (hora y media) en el Barranco del Moro, aunque sin duda lo más popular es llegar hasta el mirador Monte de las Cenizas para ver cómo se dibuja la costa de Murcia. La Batería de cenizas, que terminó de construirse 1934, conserva los dos cañones de más de 17 metros de longitud.

El Gorguel

Nos despedimos de Calblanque. El Gorguel es otra joya abierta al mar que merece un baño en sus aguas antes de llegar a Cartagena, una ciudad con más de 3.000 años de historia donde sería imperdonable no visitar su Teatro Romano, su modernista Palacio Consistorial y su amplio catálogo de museos. Al otro lado de Cartagena queda Sierra de la Muela, Cabo Tiñoso (donde se consiguen unas fotos playeras perfectas) y Roldán. La Batería de Castillitos… Así que el viaje puede ser infinito, y eso que apenas llevamos 35 kilómetros.