No es oro todo lo que reluce y detrás de algunos alimentos tildados de saludables y beneficiosos para bajar de peso se esconden muchas grasas saturadas, azúcares y antinutrientes. Nos centramos en los cinco más populares.

Leche desnatada

A favor: Se suele asociar a la pérdida de peso porque la leche desnatada tiene menos calorías (146 calorías tiene la leche entera frente a las 83 calorías de la leche desnatada). Y también contiene menos grasa (la leche entera tiene un 3,5% de grasa mientras que la desnatada solo tiene un 0,5%), que es la que obstruye las arterias y eleva los niveles de colesterol.

    En contra:Al retirar la grasa perdemos su contenido en vitamina D, indispensable para la fortaleza de huesos y dientes, y con un importante papel a nivel hormonal y metabólico. Además, es menos saciante”, asegura Amil López, doctora en farmacia y nutricionista (Vigo y Madrid, tel. 986 114 517). Desde Satislent también advierten que hay que tener en cuenta que la leche con poco o casi nada de grasa contiene una mayor proporción de azúcar y ya sabemos que un exceso de azúcar se puede transformar en grasa acumulada. “La mejor opción sería la leche semi, o incluso la entera, si se trata de niños o adultos con un estilo de vida activo”, aconseja Amil López.

    Sirope de agave

    A favor: No hay que negar que tiene ventajas. Para empezar, es un edulcorante natural producido a partir de un cáctus de México. “Posee un bajo índice glucémico, por lo que es un edulcorante útil en personas diabéticas. Favorece la absorción de calcio y magnesio. Por su contenido en bifidobacterias inhibe la proliferación de bacterias patógenas en el organismo. Contiene vitaminas A, del grupo B y C, minerales como el hierro, el fósforo, las proteínas y la niacina que sirven para desintoxicar y limpiar el sistema circulatorio. Y como no es cariogénico, es adecuado para alimentación infantil”, enumera la doctora Amil López. Es una buena alternativa al azúcar de mesa, pero siempre con moderación.

    En contra: No obstante tiene sus peros. “Aporta bastantes calorías y, por su sabor dulce en boca, también activa la secreción de insulina y en exceso no ayuda a estabilizar el apetito”, advierte la Dra. López. Y tal y como advierten desde Satislent: “hay que fijarse bien en la calidad del sirope y cómo ha sido su proceso de elaboración porque eso va a determinar su composición final. Su proceso de obtención puede convertirlo en un producto altamente refinado, desprovisto prácticamente de todos los nutrientes que encontramos en la planta del agave. En ocasiones, el jarabe de agave se adultera con jarabe de maíz alto en fructosa. Además, el sirope de agave puede llegar a contener hasta un 90% de fructosa, más que casi cualquier otro endulzante.

    alimentos que no son tan saludables
    Peter Dazeley//Getty Images

    Aceite de coco

    A favor: “El aceite de coco activa el metabolismo ya que sus ácidos grasos de cadena media pasan directamente al hígado proporcionado energía. También ayuda a equilibrar el apetito, lo que lo hace interesante si estamos a dieta. Además ayuda a quemar la grasa abdominal (la más peligrosa), a reducir el colesterol y los triglicéridos mejorando así la salud cardiovascular”, asegura la nutricionista.

    En contra: Sin embargo, el 90% de las grasas que aporta son saturadas (más que la mismísima mantequilla). “Al aportar ácidos grasos saturados (como los presentes en las carnes rojas o la mantequilla), la recomendación es utilizarlo con moderación o únicamente en preparaciones culinarias a las que queramos darle un toque ‘exótico’”, recomienda la Dra. López. Sin lugar a dudas, el aceite de oliva virgen extra es el que más beneficios aporta a la salud.

    Proteína de soja

    A favor: Es una buena alternativa a las proteínas de origen animal. “Muy interesante por su contenido nutricional en una alimentación vegana/vegetariana y a nivel de sostenibilidad. Eso sí, debe formar parte de una dieta variada”, apunta Amil López. Entre sus beneficios está que mejora el perfil cardiovascular y lipídico: ayuda a reducir el colesterol ‘malo’, el LDL y a aumentar el ‘bueno’, el HDL. Y por su contenido en isoflavonas, consideradas fitoestrógenos, ayuda a contrarrestar los síntomas de la menopausia.”

    En contra: Por su alto contenido en fitatos (antinutrientes que inhiben la absorción de nutrientes), su consumo excesivo puede ‘secuestrar’ la absorción de algunos minerales esenciales. También se recomienda separar su ingesta de la toma de tiroxina, un medicamento para el hipotiroidismo. Y es un alimento bastante alergénico, por lo que se debe introducir con cuidado en la dieta de los niños”, advierte la doctora en farmacia y nutricionista. Algo más: tal y como advierten desde Satislent, es siempre mejor consumirla al natural. “Hay que tener especial cuidado con los alimentos elaborados a partir de ella, como barritas, polvos de proteínas o yogures, ya que sólo contienen proteínas aisladas de soja y no nutrientes del haba de la soja entera. Como ocurre con otros alimentos procesados tienen poca densidad nutricional. Además, algunos alimentos de este tipo que contienen proteína de soja aislada están procesados con hexano, lo que no es recomendable para la salud.”

    Alimentos integrales

    A favor: En su favor hay que decir que posee un índice glucémico (IG) más favorable que los alimentos refinados, favorece un mejor control de la glucemia y de la saciedad, y es especialmente interesante en personas diabéticas.

    En contra: Sin embargo, es necesario desmentir que consumiéndolos ‘engordemos’ menos. De hecho, “aportan más calorías y nutrientes, por lo que se deben consumir con moderación y siempre acompañados de proteína”, aconseja la nutricionista. Y en algunos productos, como en el salvado de los cereales, encontramos gran cantidad de ácido fítico. “Este, como tiene carga negativa, atrae minerales con carga positiva como el zinc, el hierro y el calcio, e incluso proteínas y almidón. Estas uniones reducen su digestibilidad.” Recomendación: “por su contenido en fitatos pueden reducir la absorción de algunos minerales por lo que deben consumirse en cantidades moderadas y separados al menos media hora de otros complejos nutricionales.