Este rincón en el ecléctico barrio de Las Salesas ha conseguido democratizar la creatividad de la cocina de autor. El restaurante Zíngara es para los que se atreven y para los que no, para los paladares más sofisticados y los más clásicos. Tradición e innovación se fusionan en su carta, que despliega todo su potencial en su brunch de fin de semana, disponible cada domingo a partir de las 13:00h y hasta las 18:00h. Son sus "domingos gitanos, domingos de brunch".

Por un precio de 37 €/persona, el menú de brunch incluye tres platos y una bebida. La experiencia comienza con un entrante dulce, a elegir entre un yogurt de coco acompañado con frutas de estación, miel y hierbas aromáticas o el mismo yogurt, esta vez con compota de frutas y crumble.

bowl de yogur con frutas de temporada brunch zingala
Ríos & Toth
mesa con velas y un plato con sandwich de halloumi brunch zingala
Ríos & Toth


A continuación, le sigue el Pan Naam de coco con aguacate tatemado, tahini de hierbas y frutos secos o su Chipa, de queso mimolette y provolone sobre pan de harina de yuca, servido con salsa agridulce de tomate y ensalada.

Como tercer paso, toca elegir entre su Shakshuka, de huevo poché con queso feta, yogurt y pan paratha, o su ndwich halloumi, con berenjena asada y tomates secos. Además, su oferta líquida incluye el tradicional té de menta, un Peach Mosa (con prosecco, pomelo y melocotón), su Mangibre (manzana, manzanilla, canela, lima y jengibre) o un Spritz.

mesa con platos de brunch zingara
Ríos & Toth

Un concepto diferente

Rodeado de propuestas vanguardistas que afloran en el icónico barrio en el que se ubica, Zíngara se autodefine como gitano, místico y orgánico, destacando tres principios fundamentales de su cocina: sabor, diversidad y minuciosidad en la elaboración de cada plato. Así, “la carta es itinerante, y todos los platos llaman la atención casi por igual [...]”, apuntan sus fundadores, Mercedes y Agustín.

salon y barra restaurante zíngara
Ríos & Toth

El aura de magia y referencias exóticas que abraza cada receta se ve reflejado también en la peculiar decoración y la iluminación, que cambia de color según el momento del día, transportando a los visitantes a lugares remotos donde la gastronomía es un arte y el tiempo el bien más preciado.