- Los 20 mejores vinos por menos de 5 euros
- 20 vinos blancos buenos, baratos y deliciosos
- 15 vinos andaluces para brindar y beberte el sur
Los vinos naranjas están de moda, pero están lejos de ser una novedad. El origen de los vinos de tonalidad naranja se remonta a hace más de 4.000 años en el Cáucaso, específicamente en Georgia, región donde aún se elaboran estos vinos siguiendo la técnica ancestral. Desde ahí esta práctica se fue extendiendo a Eslovenia, luego a Italia, Francia y al resto de países que hoy lo producen. Aunque es en Australia y en Estados Unidos donde este tipo de vino toma relevancia y por primera vez se le denomina Orange Wine (Vino naranja) por su particular color.
No debemos confundir los vinos naranjas u orange wine con los vinos de naranja como los que se realizan en el Condado de Huelva. Éstos últimos son vinos fortificados que se maceran con cáscara de naranja y son ligeramente dulces, asemejándose a un vermut.
El vino naranja del que estamos hablando es un tipo de vino elaborado con variedades de uvas blancas cuyo mosto ha fermentado y macerado junto con sus hollejos o pieles, como si fuera un vino tinto. Es esa maceración en contacto con sus propias pieles lo que le va a aportar su característico color, aroma y sabor. Los tiempos de maceración con las pieles pueden variar considerablemente entre los diferentes productores, yendo desde unos pocos días a tres o cuatro meses. Hay productores más extremos que maceran incluso durante diez meses o hasta un año.
Este tipo de vino suele madurar en depósitos de hormigón, ánforas o grandes barriles de madera. Son vinos de elaboración artesanal y muy natural, suelen llevar muy poco azufre y generalmente se embotellan sin clarificar ni filtrar.
Estos vinos tienen por lo general un marcado carácter y una estructura similar a la del vino tinto pero conservan todo el frescor característico de los blancos. Pueden tener diferentes tonalidades que varían entre el dorado, el ámbar y el naranja salmón. En nariz pueden parecer vinos dulces, pero generalmente en boca son bastante secos. Cuentan con una amplia variedad e intensidad de aromas, como el pomelo rosa y manzana madura con un sutil toque punzante que recuerda al velo de flor. También hay notas de flores secas, hierbas del campo y melocotón. Son aromas y sabores muy distintos a los que podemos encontrar en otros tipos de vinos. Y es eso que los hace tan únicos y tan especiales.
Los vinos naranjas necesitan de una temperatura de servicio especial para expresar todas sus características y cualidades. Lo recomendable es no tomarlos demasiado fríos, personalmente me gusta servirlos entre los 10 y los 12ºC. Una copa de cristal transparente nos dejará apreciar mejor sus aromas, color y sabor.
Creo que una de las principales ventajas de estos vinos, es que son muy versátiles a la hora de combinarlos con comida, y por ello cada vez están más presentes dentro de las cartas de vinos de restaurantes y Wine Bars que prestan especial atención al maridaje y que buscan proponer opciones más atrevidas y divertidas.
Estos vinos dan mucho juego a la hora de acompañarlos con platos de comida asiática, arroces, escabeches, cualquier tipo de carne, quesos curados y con pescados grasos. Y créeme que son el aperitivo perfecto por su frescura.
Si quieres introducirte en los vinos naranjas y no sabes por donde empezar, te dejo cinco vinos para descubrir el nuevo color de vino: