Me salta un 'story' en el que aparece una lata rebosando de vino rosado que está siendo servido desde una botella de tapón de rosca. De la botella a la lata. No me llama la atención ni el rosado, ni la lata, ni la botella, ni la rosca. Me llama la atención que la marca del vino, de la lata y de la botella, es Avaline. Por si no lo sabes es la bodega que montó la actriz Cameron Diaz hace unos años y que lo está reventando, no solo por ser Cameron, que está claro que ayuda, si no porque sus vinos están muy buenos -dicen-, pero además -y sobre todo- porque cuida escrupulosamente la imagen.

Ver a Diaz a tope con la moda de la lata y la rosca es una muestra más de que la hegemonía del corcho clásico como religión y garantía indiscutible de vino de calidad ya es historia.

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Ve acostumbrándote. Sacúdete los prejuicios, y empieza a ver todo lo que no sea corcho con otros ojos. ¿Qué nos encontramos? Vino en lata (sí, como la de la Coca-Cola o la de Mahou), botellas cerradas con un tapón de rosca de aluminio, y una tendencia que aún le falta capilaridad pero que empieza a meter el codo: botellas cerradas con una chapa. Sí, una chapa, de esas que se usaban (usábamos algunos) para hacer carreras en circuitos improvisados en la arena. Vamos a descubrirte los nuevos formatos de vino.

¿Qué nuevos tipos de envases encontramos en el mundo del vino?

Vino con tapón de rosca

Te lo habrás cruzado en los Duty Free de cualquier aeropuerto, y por su puesto en cualquier supermercado fuera de España; y cada vez más, dentro. Aquí seguimos viendo el vino con tapón de rosca como un sacrilegio, como un vino menor… y no lo es.

No lo es porque su elección por parte de un vinatero responde a un tema de costes y de minimizar el riesgo de que el vino se ponga malo. El aluminio es más barato y además tiene un menor riesgo de estropearse (el corcho es un elemento natural con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva).

Lo único que tienes que pensar cuando te cruces con un vino con rosca es que estás tardando en bebértelo: se embotellan así vinos jóvenes que no se espera que evolucionen en la botella, por tanto no necesitan corcho.

vinos de la bodega vicente gandía
Vicente Gandía
Vinos de la bodega Vicente Gandía.

Si nos vamos fuera de España, encontramos joyas en rosca. Vinos de hasta 70 - 80 € que, aunque son jóvenes, lo valen. En España, por lo general, no llegamos a tanto pero sí tenemos ejemplos de productores conocidos, respetados y loados que lo usan: desde Marqués de Murrieta -que alguna vez ha embotellado su albariño Pazo Barrantes en rosca- hasta marcas de más volumen como la valenciana Vicente Gandía, la ribereña Prado Rey -que cuando lanzó algunos de sus tintos con rosca envió un comunicado explicando por qué lo hacía, lo que demuestra la reticencia del mercado peninsular-, Cuatro Rayas en Rueda o el mítico El Coto. Así podríamos seguir, ya que esta tendencia gana enteros cada cosecha.

La lata

De primeras nos provocó rechazo a todos -o a casi todos-. A mí el primero. Porque una cosa es no ser ortodoxo con el postureo alrededor del vino y otra beber vino en lata. Pero empezó a llamar mi atención cuando me ofrecieron el mítico rosado de Peñascal en una lata de 250 ml. Estábamos en la playa y aquello estaba muy frío y entraba como la seda. Ese día me hice 'latista'.

Leí que en Estados Unidos y en países escandinavos hay mucha demanda y ya es algo extendido. En España, para variar, algo hay pero como somos duros de mollera, si nos costó aceptar la 'bag in box' y lo de la rosca, como que lo del vino en lata nos suena a ciencia ficción.

Pregunto sobre el tema a Ricardo Arambarri, de Vintae, bodega que siempre está a la última y arriesgando en tipos de vinos, imagen y formatos, y me cuenta que ellos llevan persiguiéndolo desde hace tiempo, pero que no se han animado aún por dos motivos: la maquinaria de envasado es cara y en España aún no hay muchas alternativas para hacerlo, sobre todo para tiradas pequeñas. El otro: solo les salen las cuentas para vinos, digamos, más baratos, en cuanto haces las cuentas para enlatar o embotellar vinos de cierta categoría, gana embotellar.

Conclusión: cualquier vino que nos ofrezcan en lata responde a mucho volumen y a vinos sencillos y no muy caros. Haciendo una ojeada por las tiendas de aquellos que venden en lata, ninguno supera los 5 €.

¿Cuáles molan? Pues además del citado rosado de Peñascal, yo añadiría los Glass Cannned de la Catalana Aluminum Wines, que además tiene una imagen chula; o el seltzer de Copaboca, un vino carbonatado.

En definitiva, el vino en lata es el que es y es perfecto para lo que es: una alternativa a un refresco, a una cerveza o una sangría en la playa, un pic-nic, o lo que cada uno acostumbre. Y listo.

La chapa

Esto ya es otro nivel. El primer vino que probé cerrado con chapa (sí, hablo de una botella de cristal de vino de 75 cl cerrada como si fuera una Schweppes) me lo envió Ezequiel Sánchez, que regenta una magnífica tienda de vinos en la calle Conde de Xiquena de Madrid (reserva y Cata, y que además está metido en varios proyectos de elaboración y distribución de vinos. Cuando me llegó, no entendí nada. El vino se llama Se Busca, está elaborado con garnacha tinta de La Rioja y, superado el shock de la chapa, está buenísimo.

¿Y a qué viene la chapa? A algo tan terrenal como el dinero. Cuesta menos que el corcho. Fin. Eso sí, no se le pone a cualquier tipo de vino, “en la mayoría de los casos se usa para cerrar los vinos realizados por el método ancestral”, me comenta Ezequiel.

Viene a ser un método de elaborar espumosos, que según dicen los entendidos en la materia es el método original, anterior al 'champenoise'. Y como este tipo de vinos, los ancestrales, son muy naturales y ahora lo natural tiene un 'hype' de aúpa, pues resulta que te cruzas con más chapas que antaño.

Yo, que el máximo al que he llegado de momento es la rosca y el corcho, he preguntado a grandes bebedores de vino y me han recomendado ancestrales como: Muy Frágil Rosado y Nieva York.

vino muy frágil rosado
La Natural Wine
Vino Muy Frágil Rosado

Dicho todo esto, quédate con una cosa: el envase de un vino no determina su calidad. Si tiene corcho es porque se espera que se guarde y evolucione; si tiene rosca es porque se espera un consumo inmediato; si tiene chapa es porque es un espumoso ancestral; y si está en lata es para que te lo bebas fresquito en la playa.

Así que fuera prejuicios. Y si aún te quedan dudas, date una vuelta por el Instagram de Avaline y verás lo feliz que está Cameron Diaz con sus roscas y sus latas.

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