Hoy en día pocas son las personas que no usan este tipo de redes y parece que quien no lo hace, no existe. Sentimos la necesidad de mostrar qué hacemos en todo momento, dónde salimos, con quién o si nuestros planes de ocio son los mejores para presumir ante nuestro entorno social o no sentirnos fuera del mundo virtual. Pero las consecuencias de no saber interpretar o utilizar las redes sociales son muchas.

Desde Haztúa Psicología Positiva nos advierten de los riesgos psicológicos que conlleva este uso excesivo, a veces incluso obsesivo, de redes sociales como Instagram. “Son muchos los riesgos psicológicos del abuso de redes sociales y variadas las razones que nos llevan a ese comportamiento adictivo y que entraña riesgos como cualquier adicción”, apuntan.

Y es que la forma en la que nos comunicamos y relacionamos con otras personas ha cambiado mucho en los últimos años. Una muestra palpable de ello es la aparición de retiros, fiestas, vacaciones o talleres free wifi para ayudarnos a hacer un detox tecnológico, desconectar de las redes y conectar con los demás y con nosotros mismos.

Actualmente pasamos más de dos horas al día, de media, navegando por Internet”, señalan desde Haztúa Psicología Positiva. Poder interactuar con alguien ahora está a tiro de un mensaje escrito a través de nuestro móvil. Sin embargo, esta ventaja tecnológica tiene también su “parte oscura”: el aislamiento social de nuestro entorno y de la vida real.

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Esclavos de los ‘me gusta’

“Problemas como la ansiedad o la depresión pueden manifestarse cuando existe una mala interpretación de la vida virtual en las redes. Somos presos de los ‘me gusta’, fotos compartidas y comentarios (buenos y no tan buenos), siendo todo ello influyente en determinadas áreas de nuestra vida como nuestra autoestima, metas personales, inconformismo asociado a que nunca nos sea suficiente o que pocas cosas nos hagan felices en plenitud”, explica el psicólogo Pedro Martínez Arias, de Haztúa Psicología Positiva.

Muchas motivaciones pueden estar detrás de compartir fotos. Como señalan desde Haztúa Psicología Positiva. Las más habituales son la apariencia de felicidad, bienestar, buena compañía y la de mostrar nuestra mejor cara. Además del hecho de que las redes sociales alimentan nuestro ego y con ello nuestra autoestima. Sin embargo, como señalan los expertos, “lo hacen de una forma distorsionada de la realidad”. Además, estos expertos hacen hincapié en que “nadie muestra sus momentos de debilidad, de estrés, situaciones difíciles o momentos tristes, no porque no los tengan sino porque no los muestran”.

Adicción a las RRSS
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Consecuencias psicológicas

Como señalan desde Haztúa Psicología Positiva, las consecuencias de no saber interpretar o utilizar las redes sociales son muchas:

Adicción al “conectado constantemente”

Puedes detectar fácilmente si sufres esta adicción siendo consciente del tiempo que puedes pasar sin mirar la pantalla y en la ansiedad o estrés que te provoca no poder usar tu móvil. ¿Lo miras incluso si te levantas por la noche al baño?

Aislamiento

El aislamiento social in situ es dejar de quedar con las personas que nos importan o no hacer demasiado caso cuando estamos con nuestros amigos o familiares. Así como un comportamiento cada vez más antisocial.

Vacío emocional

Relaciones sociales más vacías emocionalmente, redes sociales como foco de malentendidos por la falta de presencia física y lenguaje no verbal.

Falta de criterio personal

El peligro de las tendencias y eliminación del criterio personal, así como pérdida de intimidad.

Aumento de problemas

Problemas como depresión, ansiedad, insomnio o inseguridad provocada en gran medida por la imagen corporal y lo que piensan los demás; ciberacoso en los más jóvenes y el sentimiento de estar perdiéndose algo en lo que otros se han divertido.

En definitiva, el uso sin control de las nuevas tecnologías nos aleja de nuestros seres queridos y nos provoca deficits a nivel social, afectivo y emocional. “Comparte momentos, no publicaciones”, recomiendan desde Haztúa Psicología Positiva.