Si algo nos enseñó el COVID, aparte de la fragilidad del sistema sanitario y de la debilidad del ser humano, es que hay otra manera de entender la vida que no consiste en meterse en la rueda del hámster y, cada día, hacer lo mismo: trabajar-dormir-trabajar-dormir... y si hay suerte, tener un ratito de ocio.

Al parar, al confinarse durante aquellas semanas de la primavera de 2020, descubrimos de pronto lo bello de pasar tiempo con nuestras familias, lo satisfactorio que podía ser dedicarse horas y horas a leer un libro, lo mucho que se podía aprender practicando yoga o lo entretenido que resulta dedicar un día completo a ponerse al día con las series cortas de Netflix.

"La pandemia ha sido el disparador para muchas situaciones", explica el doctor Xavier Fàbregas, fundador y director médico del centro de terapia Mas Ferriol y especialista en adicciones y salud mental. "Muchas personas han reflexionado sobre su manera de vivir: al ver morir personas a su alrededor en condiciones muy precarias ha sido un shock para muchos individuos, que han empezado a pensar que solo se vive una vez. Y también han dejado de trabajar por un tiempo y han tenido más tiempo para hacer otras actividades que normalmente no pueden y han pensado... ¿para qué sirve estar atrapado en esta situación?". La rueda del hámster.

Muchos empresarios y analistas laborales españoles tuvieron miedo, a finales de año de que, como efecto espejo, se produjera en nuestro país el fenómeno de la Gran Renuncia, por el que millones de estadounidenses decidieron abandonar su puesto de trabajo sin ser despedidos, sin indemnización alguna. Solo por salud mental. Pero aquí no ha sucedido. ¿Qué ha pasado?

Javier Blasco, director de Adecco Group Instute, servicio de estudios de dicha multinacional de recursos humanos, nos puso hace unos días sobre la pista en unas declaraciones al diario 'Cinco días': “En España más que 'gran renuncia' existe la gran desmotivación: el trabajador no llega a irse de su empleo porque no encuentra salarios o condiciones atractivas fuera y se queda, pero se quema”.

hamster en una rueda
GK Hart/Vikki Hart//Getty Images

Los trabajadores demandan atención sobre su salud mental

Loles Sala es directora de Talento y Cultura de ManpowerGroup, empresa multinacional líder mundial en estrategia de Talento. Apela al estudio de la firma titulado 'The Great Realization' para darnos un dato demoledor: "El 43% de los trabajadores a nivel mundial cree que sus compañías no prestan la suficiente atención al desgaste profesional y además no ponen en marcha iniciativas concretas para prevenirlo. Se espera una llamada a la acción de las empresas sobre formas de prevenir el agotamiento, impulsar la resiliencia y mejorar la salud mental. Por ejemplo, 3 de cada 10 trabajadores están demandando más atención sobre salud mental para prevenir el desgaste laboral".

En España, sin embargo, la salud mental en el trabajo está años luz de ser algo prioritario para las empresas. Los sindicatos CC.OO y UGT han alertado de que los riesgos psicosociales son la nueva pandemia en el trabajo. “Los infartos y derrames cerebrales, que son la primera causa de muerte por accidente de trabajo, están directamente relacionados con la presencia de riesgos psicosociales de origen laboral, por lo que debe actuarse de forma inmediata para acabar con esta lacra”, explica Ana García de la Torre, secretaria de Salud Laboral de UGT.

La no desconexión digital, las horas extras no compensadas, el poco reconocimiento por parte de los superiores, la congelación salarial, la falta de flexibilidad... ha llevado a esa gran desmotivación que, ahora, tras la pandemia, emerge más que como la punta de un iceberg como un verdadero problema para reclutadores, compañías y trabajadores.

mujer con una pila de trabajo pendiente
Harold M. Lambert//Getty Images

"Esta gran desmotivación se da en aquellos sectores en los que hay que aguantar porque no hay más remedio, no hay posibilidades de encontrar nada mejor; porque se tienen personas a cargo a las que mantener y porque hay hipotecas o deudas a las que hacer frente. En definitiva, en esas personas que sí quieren cambiar de empleo pero no ven cómo", señala Fàbregas.

La pandemia fue la espita de este hecho, pero los informes señalan que las bases venían de antes. Según la experta de ManpowerGroup, el desgaste profesional es mayor en mujeres que en hombres pero ellas ya lo padecían antes del COVID. "Tal y como recoge nuestro informe 'Lo que demandan las profesionales europeas', en la pre-pandemia el 30% de las mujeres europeas decía sufrir desgaste profesional; en el pico de la pandemia el 41% declaraba sentirse estresada o agotada a diario, y ahora, en la post-pandemia la cifra se ha rebajado mínimamente y un 37% dice sufrir este desgaste", apunta Loles Sala.

Y añade: "No son datos tranquilizadores, y las compañías debemos reflexionar sobre qué está ocurriendo y por qué; colocar al talento en el centro de la toma de decisiones. Los profesionales son cada vez más exigentes y quieren que sus compañías prioricen el bienestar y el propósito, mientras proporcionan flexibilidad, salarios competitivos, buenas condiciones de empleo y el desarrollo de competencias", asevera esta experta en talento.

Jefe: la clave está en la flexibilidad

El modelo ha cambiado en el siglo XXI y ningún trabajador espera estarse horas y horas sentado en su oficina atado con una cadena a la pata de la mesa. El mencionado estudio 'The Great Realization' señala que tres de cada cuatro profesionales esperan que su trabajo les motive y para ello, explica la directora de Cultura y Talento, "demandarán cada vez más flexibilidad, una retribución justa y más autonomía, redefiniendo el concepto de 'esencial' en el ámbito del empleo y de los profesionales".

Para el director médico de Mas Ferriol, "las nuevas generaciones valoran más las condiciones de trabajo con flexibilidad por encima de otros factores como el sueldo. Hay personas que cambian de trabajo precisamente porque valoran la posibilidad de tener más días de vacaciones o un entorno más agradable. No quieren que en su lugar de trabajo existan las reglas que vivieron sus padres, sino que se valore lo que aporta cada uno".

Así que los trabajadores apuestan radicalmente por modelos híbridos que "rediseñen un nuevo escenario laboral: conciliando su vida personal y profesional e incorporando flexibilidad, interacción, colaboración y conexiones humanas según lo necesiten", en palabras de la experta en talento.

el diablo viste de prada
Distribuidora

Y una cosa más, recuerda nuestra entrevistada: hasta hoy las empresas han dado lo mejor de sí para ofrecer una gran experiencia al cliente. A partir de ahora, el profesional tiene la misma importancia. "Lo que quiere hoy el talento va íntimamente ligado con lo que quieren como seres humanos: autonomía, desarrollo, sentido de pertenencia y contribución", explica Loles Sala.

El informe 'The Great Realization' señala que los tres factores de flexibilidad más valorados por los profesionales son: posibilidad de elegir la hora de entrada y de salida (45%), más días de vacaciones (36%) y opciones de ubicación totalmente flexibles.

Trabajador: la clave está en planificarse de otra manera

Suena utópico, pero en nosotros reside una de las posibles soluciones ante la desmotivación laboral. Según Xavier Fàbregas, "debemos conseguir replantearnos nuestra manera de vivir y encontrar formas de compaginar el trabajo con otras parcelas de la vida (ocio, familia, amigos...) para descubrir que hay cosas importantes más allá de lo laboral".

¿Y cómo lo hacemos? El psicólogo nos explica la técnica que enseña en su centro de terapia, la regla de los tres tercios. "Divide la jornada en tres partes de ocho horas, una para dormir, otra para trabajar y otra para el resto de cosas. En el margen de un día no parece gran cosa, pero ¿y en una semana? Tendríamos 56 horas para dormir, 40 horas de trabajo y otras 56 horas más las 16 que no trabajamos durante el fin de semana. Si distribuimos esas 72 horas correctamente, seguramente encontremos un par de horas para ir al gimnasio, leer o estar con los amigos. Planificar mejor nuestro tiempo nos daría una mayor calidad de vida", apunta Fàbregas.

En todo este debate, ¿qué papel juega el teletrabajo? ¿Es la panacea? Pues depende. Si bien gracias a él muchas empresas han podido seguir su actividad productiva, el hecho de no haberlo planeado con la pandemia, de improvisar, ha provocado grandes desajustes en las plantillas.

joven teletrabajando desde la playa
Witthaya Prasongsin//Getty Images

Para la experta en Talento y Cultura, el teletrabajo no sirve de nada si no cambia la cultura de la empresa. "Debemos seguir ofreciendo dinámicas de teambuilding para facilitar el desarrollo del equipo; utilizar la tecnología para mantener a nuestros equipos conectados y permitir a nuestros empleados la conciliación entre la vida profesional y la privada", apunta.

El psicólogo Xavier Fàbregas apuesta por un modelo híbrido; que el teletrabajo "no se haga de forma continuada sino solamente unos días a la semana que permita que haya esa interacción entre los trabajadores, porque muchas veces trabajar solo crea una sensación de soledad y desconexión que no es positiva ni para el trabajador ni el empresario".

Socorro, creo que no puedo más con mi trabajo, ¿qué hago?

Según Fàbregas, es importante detectar si padecemos el síndrome del 'burnout'; es decir, si vivimos "anticipadamente una gran angustia cada vez que tenemos que enfrentarnos al trabajo quizás porque el entorno es muy tóxico o porque las condiciones son totalmente inadecuadas". ¿Es este tu caso? Pues piensa seriamente si te compensa seguir así. "Hay que replantear la dignidad de los trabajos; es una reflexión que corresponde a los sindicatos, la patronal y los propios empleados", subraya el fundador del centro de terapia Mas Ferriol

Y es muy importante hablar, como en todos los problemas de salud mental, añade el experto: "Plantéate si realmente estás dispuestos a seguir haciendo lo mismo año tras año y si tienes la posibilidad de hacer alguna cosa alternativa".

Condiciones laborales mejores, flexibilidad, retención del talento, vivir mejor... El futuro laboral de nuestro país es por ahora incierto pero, como coinciden ambos expertos, los trabajadores quieren ser pagados de muchas formas, no solo con el salario. "Esperemos poder mantener el pilar básico de la sociedad de trabajar con la ilusión de poder progresar y de mejorar sus propias vidas y las de sus hijos. Si no, nos vamos a encontrar una situación como la actual, de un cierto colapso de una cierta sensación de que hay ricos muy ricos y pobres muy pobres y que la situación se está enquistando", concluye Fàbregas.

Si no hay Gran Renuncia y el desempleo está tan alto, ¿por qué faltan trabajadores para más de 100.000 puestos?

A tenor de lo que hemos leído en este reportaje, y de lo que aseguró hace unas semanas la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en España no hay Gran Renuncia. Pero la propia Díaz ha tenido que abrir una mesa de diálogo con sindicatos y patronal para analizar dónde están las vacantes y por qué no se cubren.

Según el Estudio ManpowerGroup de Proyección de Empleo para el tercer trimestre de 2022, el 80% de las empresas españolas tiene dificultades para encontrar los profesionales que necesitan. "En el nuevo escenario post-Covid, la resiliencia (26%) es la competencia clave para acceder a un empleo; le siguen el compromiso y la disciplina, la resolución de problemas y el razonamiento lógico, la colaboración y el trabajo en equipo, todos ellos con un 25%", detalla Loles Sala, directora de Talento y Cultura de ManpowerGroup.

Según Sala, los sectores donde es más complicado encontrar talento son: Banca, Finanzas y Seguros (85% de empresas con dificultades de contratación); le siguen Comercio e Información, Tecnología y Telecomunicaciones, (82%), y Construcción (81%).