Estamos ya en marzo y ¿qué quiere decir esto? Que en cuanto pase esta última racha de temperaturas frías llegaremos a Semana Santa y, con ella, comenzaremos a ver el mundo de otra manera. El mundo de los días soleados, del 'afterwork' en las terrazas, de las excursiones de fin de semana, de salir a pasear con ropa más ligera y, cómo no, de empezar a planificar viajes aprovechando todo lo que hemos ahorrado en este trimestre deseando que llegara la meteorología más benigna.

Hoy te presentamos cinco pueblos en Europa (bueno, el último de ellos no es demasiado pueblo) que valen la pena una visita. Lugares con mucho encanto, no muy masificados, en los que se pueden realizar muchas actividades o, si lo prefieres, desconectar totalmente y no hacer nada más que disfrutar de la belleza del paisaje. Pueblos con playas, o con senderos maravillosos, o con canales desde los que hacer fotos preciosas y llenas de color... Te va a costar elegir.

Chora (Folégandros, Grecia)

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Si buscas un pueblo remoto donde aislarte, donde no pase prácticamente nada y lo único que haya que hacer sea disfrutar del sol, la playa, las bellezas naturales y la hospitalidad de la gente, ese es Chora, la capital de Foléandros (Grecia), la isla más tranquila de todas las Cícladas. Ubicada entre Milos y Santorini, de 12 km de largo y 2 de ancho, todavía no ha sido descubierta por el turismo masivo. Disfruta caminando por sus senderos olvidados bordeados de flores, alcaparras, tomillo y orégano. En Chora hay que pasear por Kastro, su ciudad medieval; visitar la iglesia Kimisis Theotokouy, cómo no, sentarse a tomar el fresco en sus muchas placitas. Las playas más interesantes de la isla son las de Agios Georgios, Ambeli y Agali.

Tasiilaq (Groenlandia)

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Conocida en groenlandés antiguo como Ammassalik, esta comunidad es la más poblada de la isla, con apenas 2.000 habitantes que hablan un dialecto llamado tunumiit (tranquilo, con el inglés podrás viajar tranquilamente). Tasiilaq es un lugar perfecto para una escapada tranquila (y fría, todo hay que reconocerlo) es esta preciosa localidad, la mayor del este de la isla, situada en el extremo sureste. Fundada en 1894, su paisaje es idílico al estar en la costa, con sus magníficas vistas al mar, sus calles portuarias y sus características casas de colores; además, se pueden hacer todo tipo de actividades al aire libre, además de excursiones en helicóptero, visitas a glaciares o ver auroras boreales.

Hallstatt (Austria)

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Dicen de Hallstatt, este pueblo situado no lejos de Salzburgo, en el centro de Austria, que es el pueblo que inspiró la película de 'Frozen'. Esta localidad tiene una larga historia que se remonta a miles de años atrás. En Hallstatt se encuentra también la mina de sal más antigua que se conoce, y en ella se produce sal desde el neolítico tardío. En invierno, el pueblo atrae a esquiadores y deportistas de snowboard, que vienen a disfrutar de la nieve y las montañas. El romántico pueblo es una atracción turística muy popular, ya que ofrece una sorprendente (para la tranquilidad de un pueblo de ocio) cantidad de actividades de ocio; no dejes de coger el funicular y acercarte al mirador más vertiginoso, el Skywalk.

Burano (Italia)

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Que no te extrañe si, al volver de Italia, regresas contando que Venecia sí, muy bonito, pero que lo que mola en realidad es Burano, una de las islas de la laguna veneciana, situada al norte de la ciudad de los canales. Ármate de paciencia para esquivar las hordas de turista y poder retratar sin apenas gente sus preciosas casas de colores brillantes. La localidad es famosa por sus encajes hechos a mano, que antaño adornaban el escote y las gorras de la aristocracia europea. Pero hoy, aparte de dos tiendas, la mayoría de los que se venden son importados. ¿Un consejo? Quédate por la noche para disfrutar de un ambiente sin turistas, más tranquilo y auténtico.

Colmar (Francia)

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La región de Alsacia alberga este espectacular lugar de aspecto mágico: la ciudad de Colmar, que dicen que es la ciudad de 'La Bella y la Bestia' (no paramos hoy de sacar pueblos de dibujos animados). Con sus más de 70.000 habitantes, lejos de ser un pueblo tal cual, sobresale por el ambiente único que le otorgan sus casitas de colores de estilo gótico alemán. No te pierdas la zona conocida como 'Pequeña Venecia', antaño centro neurálgico de la pesca y hoy barrio romántico y zona turística por excelencia gracias a sus pintorescos canales. Un lugar de obligatoria visita es el barrio de los Curtidores, así llamado por sus casas con amplios espacios en los desvanes donde antes se secaban las pieles.