Así fue exactamente como la terapia de pareja nos salvó a mi marido y a mí- enseñándonos a fastidiarla menos y a como arreglar las cosas cuando las hacemos mal.

Estos fueron los consejos que nos ayudaron realmente:

1. Nunca vas a llegar a una resolución buena del problema cuando estás enfadado. Nuestro terapeuta nos explicó que nuestra "lucha o huída'"es debido a que estamos enfadados o heridos, entonces nuestros cerebros tienen más dificultades para tomar una buena decisión sobre que decir y como decirlo.

Él nos recomendó decir "Necesito un respiro. Vuelvo en 20 minutos", y dejar la habitación, o dar una vuelta y calmarnos. Cuando volvemos, en el tiempo prometido, estaremos preparados para tener una conversación difícil.

2. Hacer algún tipo de actividad cuando hablamos de temas difíciles. Andar y hacer senderismo son buenas actividades cuando necesitas hablar de temas emocionales. ¿Por qué? Se trata de moverse juntos hacia una meta con el objetivo de abrirnos emocionalmente y progresar juntos.

Cuando había malas rachas en nuestro matrimonio Iván y yo encontramos una difícil y larga caminata. Los dos nos apuntamos a estas caminatas para volver de nuevo juntos.

3. Nadie en el matrimonio trabaja más duro que el otro. Estaba en casa de unos familiares cuidando a sus dos hijos, muy activos, cuando las cosas se desequilibraron entre Ivan y yo. Mi marido estaba fuera de casa 16 horas al día ganando dinero para nuestra familia. Ambos nos sentíamos muy poco valorados.

Una de nuestras mayores peleas fue sobre quién trabajaba más y quien merecía más tiempo libre, pero nuestro terapeuta puso fin a esta discusión.

"No discutáis más sobre esto. Ni si quiera debéis haceros esta pregunta. Los dos trabajáis duro. Esta conversación no va a llevaros a ninguna parte".

4. Cread un proyecto juntos y aguantad hasta el final. Construid un jardín, limpiar un armario, pintar las paredes… Cualquier cosa que creéis que el resultado os haga sentir orgullosos. Hay algo increíble en solucionar juntos los problemas, especialmente cuando el resultado es hacer algo que os haga felices.

5. Darnos cuenta de cómo los remordimientos están acabando con nuestro matrimonio. Los remordimientos que arrastramos desde nuestra infancia o los que tenemos por hacer algo en nuestro matrimonio de lo que nos arrepentimos.

Una cosa que Ivan y yo aprendimos fue que los remordimientos se convierten en furia, y la furia sin venir a cuento puede arruinar tu matrimonio.

Hablar juntos sobre donde se originaron tus remordimientos y como curar el pasado. Una buena forma de hacerlo es con la ayuda de un terapeuta, pero es una conversación que tiene un enorme potencial de curar a ambos miembros de la pareja.

6. Hablar de qué te hace querer sexo. Siendo honesto sobre qué hace que te pongas a tono. ¿Es tiempo a solas, sin los niños?, ¿es ver fotos sexys o leer historias picantes?, ¿es trabajar en un proyecto juntos? Encontrad la manera de hacer cosas que hagan que el sexo ocurra más a menudo, y luego hacer esas cosas sin expectativas.

El sexo no es el premio o la recompensa por "hacerlo todo bien" y nadie tiene derecho a ello. Fomenta las cosas que os hacen sentir sexys y el sexo ocurrirá con mayor regularidad.

7. Poner a uno delante del otro. Esto parece muy obvio, pero fue una de las cosas más difíciles que tuvimos que aprender. Tu pareja es tu familia y debe ser tu prioridad número uno. Esto significa que tu matrimonio necesita estar por delante de tus amistades, trabajo o de lo que te apetece hacer.

Esto no quiere decir que des de lado las cosas importantes para ti o que pierdas tu identidad. Mi marido y yo somos muy activos y tenemos muchos amigos, pero ambos ponemos muchas cosas delante de nuestro matrimonio. Comer fuera de vez en cuando hace que nuestra unión sea más fuerte.

8. Tienes que pensar en ti mismo para salvar tu matrimonio. Algunas veces tienes que llevarte por el buen camino, como haría un padre estricto. Nuestro terapeuta me hizo ser honesta conmigo misma acerca de mis prioridades, como solía hablar con mi marido cuando estaba frustrada, y mis problemas de confianza.

Ivan tuvo que hacer lo mismo, y la recuperación fue enorme. Nada de esto fue fácil. Tuvimos que derramar muchas lágrimas y hacer muchos cambios. Pero si no nos hubieran animado a ser tan duros con nosotros mismos no hubiéramos sobrevivido.

Gracias a nuestro terapeuta y a nuestro duro trabajo, sobrevivimos. Gracias a dios.

Vía: ELLE US

Vía: ELLE US