Escoge una cámara que se adapte a tus necesidades

Debes valorar aspectos como la facilidad de uso, la manejabilidad o el tamaño. ¿No eres experto en fotografía réflex? Entonces es probable que no sea necesario que cargues con una cámara profesional durante todas tus vacaciones: no merece la pena si vas a disparar todas las fotos en automático. Escoge mejor una cámara compacta con funciones sencillas pero una buena óptica para que sea lo más versátil posible. Si prefieres las funciones manuales de una cámara réflex pero no su gran volumen, puedes hacerte con una cámara micro 4/3, mucho más pequeña pero también con objetivos intercambiables.

Busca un apoyo

En muchas ocasiones, la diferencia entre una foto de aficionado y una de acabado profesional radica en el uso de un simple elemento: el trípode. Con un trípode, podrás evitar que la fotografía salga movida en situaciones de poca luz (por ejemplo, al atardecer) y podrás conseguir interesantes efectos. Y no es necesario que cargues con uno muy pesado: escoge un tamaño mini si tu cámara es compacta o incluso un Gorillapod, un pequeño trípode flexible que podrás apoyar en cualquier superficie.

Iluminación

Evita hacer fotos a pleno sol, ya que el resultado son imágenes con un iluminación demasiado fuerte y cenital, sin contrastes. El amanecer y el atardecer son los mejores momentos, pero si tienes que hacer fotos al mediodía, busca la sombra. No coloques a los sujetos de la foto frente al sol, busca mejor una sombra amplia y utiliza el flash para iluminar sutilmente, aunque sea pleno día.

Memoria suficiente

Si vas a hacer muchas fotos, asegúrate de que tu cámara tiene una tarjeta de memoria lo suficientemente amplia (puedes llevar varias para salvar imprevistos). Y un truco: si tienes acceso a Internet, ve subiendo las fotos del día a un servicio de almacenamiento en la nube (por ejemplo, Dropbox). Así, si pierdes la cámara o se te estropea, al menos conservarás muchas de las fotografías.

Otro punto de vista

Algunas fotografías son inevitables, eso está claro... Si quieres conseguir la mejor foto de un monumento concreto, fíjate en las postales y copia el encuadre. Pero, una vez hayas hecho la típica fotografía de la fachada de la catedral, del castillo o del mirador, trata de buscar un punto de vista alternativo que proporcione una visión única y personal del lugar. Súbete a un lugar alto, introduce en la composición algún elemento interesante... no habrá otra foto igual.

Conoce tu cámara

Sea una cámara réflex o una compacta, no conseguirás buenas fotografías si no sabes usarla adecuadamente. Un balance de blancos correcto es el primer paso para una buena foto: aprende a cambiarlo en el menú de tu cámara (puedes elegir entre un balance para tiempo soleado, nublado, interiores... o incluso uno personalizado según las condiciones concretas). Si tu cámara permite disparar en modo RAW, elige esa opción, ya que este formato de imagen te permite realizar un sinfín de retoques desde tu ordenador con poco esfuerzo. Si la cámara cuenta con diferentes programas, escoge el de Prioridad a la Apertura.

Capta el ambiente

Haz fotografías que capten realmente las sensaciones que te produjo el viaje: repasarlas tiempo después será mucho más agradable que observar unas simples fotos de monumentos y paisajes. Fíjate en la gente: cómo viste, como actúa... fotografía pequeños elementos islados que capten tu atención (un cartel, un escaparate, un elemento urbano...) Y recuerda las palabras del gran Cartier-Bresson: 'Si la foto no es buena, es que no estabas lo suficientemente cerca'.

Y si todo lo demás falla...

No desesperes. Un buen retoque fotográfico puede salvar una fotografía no tan buena. Los filtros de Instagram son capaces de salvar la peor de las fotos y páginas web como Much Beter Pictures (www.muchbetterpictures.com) ofrecen un servicio profesional de retoque digital a un precio razonable.