Que no os engañe nuestra debilidad por los destinos exóticos y las ciudades cosmopolitas, en la redacción siempre sacamos tiempo para rastrear los pueblos más apetecibles del territorio español. De ahí que ya hayamos recorrido los pueblos y ciudades más bonitos de cada provincia recomendados por la inteligencia artificial, el mejor pueblo del mundo según la Organización Mundial de Turismo, y rastreásemos España de norte a sur, desde las localidades costeras con más encanto de Galicia hasta los pueblos andaluces que no puedes dejar de ver.

Ahora le llega el turno a este municipio de conquistadores y páginas de historia que permanecen escritas sobre el trazado de sus calles. Un lugar perfecto para hacer un auténtico viaje antipostureo de desconexión en el que, además de sorprenderse y vivir experiencias únicas, una logra encontrarse a sí misma. Hablamos de Trujillo, el pueblo más bonito de Cáceres.

Quien pone un pie en Trujillo acaba deshaciéndose en halagos. Situado a 45 kilómetros de Cáceres y a dos horas y media si vives o te alojas en Madrid, tras sus puertas se entremezclan restos visigodos, romanos, árabes y cristianos que, al fundirse, forman un potente patrimonio que reivindica ser algo más que una ciudad de paso.

¿Todavía no lo habéis visitado? ¡Pues ya estáis tardando en hacer las maletas! Pero antes de que salgáis por la puerta, vamos a descubriros a continuación qué hacer y qué ver y hacer en Trujillo, la localidad con más encanto de Cáceres.

Qué ver y hacer en Trujillo (Cáceres)

Trujillo se desenvuelve en torno a su Plaza Mayor. Su amplitud y su colección de fachadas ha logrado que sea considerada una de las más bellas de España, de ahí que también la recojamos en nuestra selección de los monumentos más famosos y bonitos de nuestro país —si te apasiona este tema, también tenemos otra lista con los monumentos más bonitos y famosos del mundo—. Muy característicos son los soportales que apuntalan edificaciones tan simbólicas como el Palacio del Marqués de la Conquista, con el detallado esquinazo abalconado que tantas miradas atrapa o el Palacio de Carvajal Vargas (San Carlos), también de imponente fachada renacentista.

En otro de sus extremos reposa la Iglesia de San Martín. La reconocerás por las distintas tonalidades rojizas que han adquirido sus muros del siglo XIV. Y, justo en frente, la estatua ecuestre en honor a Francisco Pizarro, conquistador de Perú nacido en Trujillo en 1478 que se convirtió en un símbolo de su localidad tanto por sus riquezas y sus hazañas como por haberle marcado el camino a otras figuras históricas como Francisco de Orellana en la conquista del Nuevo Mundo.

Como cualquier Plaza Mayor que se precie, aquí no faltan las mejores terrazas desde las que observar el vaivén de turistas así como una socorrida Oficina de Turismo en la que podremos resolver cualquier duda que nos surja acerca de qué hacer y ver en Trujillo.

Plaza Mayor de Trujillo
© Juan M. Casillas, All rights reserved

Si te fascinan las rutas por pueblos medievales y castillos, te encantará lo que viene ahora. Lo siguiente será subir hasta el cerro Cabeza del Zorro, un paseo de apenas diez minutos que nos permitirá alcanzar el Castillo de Trujillo. La fortificación robusta plagada de torres y almenas que hoy vemos se erige sobre una antigua alcazaba árabe. Destacan su patio de armas y los dos aljibes que conserva, aunque nuestro ejercicio favorito siempre es pasear sobre sus murallas; todo un privilegio disfrutar de las vistas en el lugar que ha sido escenario de una de las batallas finales más memorables de la séptima temporada de Juego de Tronos.

Siguiendo con las curiosidades dignas de "quesito", en el castillo hay una representación de la Virgen de la Victoria colocada de espaldas que, al alimentarla con un euro, se gira sobre su plataforma para regocijo de turistas y creyentes.

Vistos los dos platos fuertes de Trujillo, nada como entregarnos a sus callejuelas para ir descubriendo todo lo demás. Una torre despunta a lo lejos: se trata de la románica conocida como Torre Julia, una de las dos que pertenecen a la Iglesia Santa María la Mayor. Imprescindible asomarse a su interior para quedar pasmados con el retablo y las bóvedas así como subir los peldaños hasta lo alto de sus torres, donde disfrutaremos de la mejor panorámica del castillo. Te proponemos un reto: que localices el escudo del Athletic de Bilbao que el cantero encargado de restaurar la torre (y férreo 'león') dejó como recuerdo.

Castillo de Trujillo
C.Aranega

Dos museos que visitar en Trujillo

¿Eres de recorrer los museos de España? Pues presta atención a lo que sigue. Conventos, palacios… Las huellas del esplendor que vivió Trujillo no acaban aquí. A escasos metros, el Museo de la Coria ocupa lo que un día fue el antiguo Monasterio San Francisco Real, hoy reconvertido en un espacio didáctico que repasa los años de conquista de Trujillo así como sus relaciones culturales con América.

También la Casa Museo de Pizarro, ubicada en una casa solariega del siglo XV, permite indagar en la vida de esta figura a través de objetos y recreaciones que contextualizan la hazaña. Hay quiénes han identificado el lugar como la casa en la que nació el propio Francisco Pizarro, pero otros han descartado esa teoría.

Dónde alojarse y comer en Trujillo

Cuando hayas terminado tu visita, tu estómago te rugirá 'pidiendo clemencia' y, si es posible, probar algo de la gastronomía típica de la región. No le vas a defraudar, porque allí es especialidad todo aquello derivado del cerdo ibérico o recetas que tengan relación con los pastores; por ejemplo, la caldereta (de cordero o cabrito) o las migas. Todo ello marida muy bien con los vinos de la Denominación de Origen Ribera del Guadiana.

Si eres vegetariano, no te asustes. No te debes marchar sin probar su gazpacho, su ajoblanco o las sopas frías de espárragos y habas, al igual que sus reconocidas acelgas y espárragos trigueros. Entre sus platos de postre más famosos sobresalen la crema tostada y los huevos rellenos en dulces.

Trujillo en tres direcciones imprescindibles:

- Para alojarse: Parador de Trujillo, un convento de clausura del siglo XVI donde se respira la paz y la autenticidad que reclama el perfecto fin de semana.
- Para comer (a buen precio) en la Plaza Mayor: La Troya. Cocina extremeña típica y abundante para que nadie se quede con hambre. Un clásico: la caldereta de cordero.
- Para tomar una copa con vistas al castillo: La Abadía. Esta discoteca se guarda un as en la manga, una espectacular terraza desde la que se obtiene una vista envidiable de Trujillo.

Qué ver en los alrededores de Trujillo

Aprovechar la escapada para combinar la visita a Trujillo con una a Cáceres es una de las opciones más frecuentes, aunque no es la única. Y lo mejor es que todas las opciones que te detallamos a continuación se encuentran, máximo, a una hora en coche. Además, si eres de buen paladar y por si lo necesitas, tenemos toda una selección con los mejores restaurantes de Cáceres para comer bien.

El Parque Nacional de Monfragüe es una explosión natural bañada por las aguas del Tajo y el Tiétar con una rica flora y fauna donde destaca una variada población de aves, sobre todo buitres, siendo una de las mayores reservas de toda Europa de esta especie. La Ruta del Cerro Gimio es una forma sencilla de absorber gran parte de esta belleza en una jornada de senderismo. Saliendo de Villarreal de San Carlos, subiremos al Castillo de Monfragüe para después disfrutar de buitres, cigüeñas negras y águilas imperiales en el Salto del Gitano. El acceso es libre y gratuito, aunque siempre respetando las indicaciones y zonas señaladas.

Parque Nacional de Monfragüe, cerca de Trujillo
Daniel Viñé Garcia

Una de sus localidades, Torrejón el Rubio, cuenta con un observatorio astronómico dotado de una cúpula de cuatro metros de diámetro con capacidad para diez personas que permite surcar los cielos de un enclave imprescindible para curiosos y amantes de la astronomía (reservas en su oficina de turismo).

Algo más alejado, pero sin perder el atractivo paisajístico que impregna la zona, encontramos el Monumento Natural de los Barrueco. Tendremos que conducir durante casi una hora hasta Malpartida de Cáceres para presenciar estas curiosas siluetas extremeñas: bolos graníticos esculpidos a capricho de la naturaleza. Animales y plantas autóctonas han encontrado aquí un santuario, gracias a las charcas y a los embalses que se entrelazan con la piedra. Y sí, por si te lo estabas preguntando… aquí también hubo rodaje de Juego de Tronos.

Los Barrueco Malpartida de Cáceres
Carlos Sanchez Pereyra

Puestos a multiplicar el interés de esta zona, merece mención especial el Museo Vostell Malpartida, un espacio donde el artista contemporáneo Wolf Vostell dio rienda suelta a sus inquietudes, tanto al aire libre como en el antiguo lavadero de lanas que ocupa este museo. Pionero en el uso de técnicas como el decollage o el vídeo arte, sus colecciones recogen obras de otros artistas conceptuales y de los vanguardistas propulsores del movimiento Fluxus del que fue pieza clave.

Cambiamos completamente de tercio para admirar la belleza clásica de Guadalupe. Concretamente, del Monasterio de Santa María de Guadalupe, Patrimonio de la Humanidad construido en el Siglo XIV que acumula elementos góticos, mudéjares, renacentistas y barrocos. Su impresionante claustro o su detallada fachada, situados a tan solo una hora de Trujillo, os dejarán sin palabras.

Monasterio de Guadalupe
© Santiago Urquijo

De vuelta a los aledaños de Trujillo, proponemos terminar la escapada brindando como se merece. No hay mejor lugar para ello que las Bodegas Habla, 200 hectáreas de tierra difícil para el cultivo coronadas por un edificio vanguardista. Y sin embargo, su fisonomía no ha sido impedimento para que este proyecto vitivinícola supere todas las expectativas, dando lugar a caldos apetecibles y con cuerpo que cosechan alabanzas de los más expertos. Una visita a sus instalaciones te permitirá apreciar los procesos de recogida, maduración y, por su puesto, catar los mejores vinos que actualmente están en el mercado.

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