Es el término que ha puesto de moda la estudiante Mackenzi Pearson en el artículo “Why Girls Love Dad Bod” para referirse a aquellos hombres que no tienen nada que ver con los que se machacan en el gimnasio y no son capaces de disfrutar de una buena comida sin remordimientos. Una vuelta a la normalidad y una defensa de la belleza real también para ellos. El cuerpo de los Dad Bod (no tienen que ser necesariamente padres) es una feliz y saludable conjunción de deporte ocasional y moderado, buena vida y buena mesa, que da como resultado una prominente y orgullosa barriga y una ligera flaccidez. ¿Las ventajas? Con un hombre así no te sentirás tan presionada por el físico y podrás salir a comerte una pizza o una hamburguesa sin complejos. Además, sus cuerpos grandes, mullidos y blanditos son más atractivos y masculinos para muchas mujeres. ¿O te parece más bien la excusa para tener tripa?