• Barritas sustitutivas “Si son sustitutivas, ya vamos mal "
  • "En la mayoría de casos, los productos menos saludables son los que presentan mayor número de declaraciones de salud como ‘rico en hierro’

A veces, aunque quieras, no es tan fácil comer bien. Ni siquiera gastándote mucho dinero. A no ser que te leas cada etiqueta y tengas ciertos conocimientos sobre nutrición, es muy fácil que te den “gato por liebre”. De hecho, hay muchos alimentos que nos “cuelan” como sanos que en realidad nos aportan muy poco.

¿De qué tipo de productos, ingredientes o eslóganes deberías desconfiar? Para tenerlo claro hemos charlado con Cristina Andrades y Griselda Herrero. Cristina es psicóloga y máster en Psicología General Sanitaria, y directora del Centro Cristina Andrades especializado en Psicología, Pedagogía y Nutrición. “Me he dedicado y especializado durante años en el estudio de las variables psicológicas relacionadas con la conducta alimentaria”, nos cuenta. Por su parte, Griselda es doctora en bioquímica y dietista-nutricionista, Máster en Inmunología Molecualr y Celular y Posgrado en Trastornos de la Conducta Alimentaria y Obesidad. Además, es CEO de Norte Salud Nutrición, especializado en Psiconutrición (nutrición, psicología y actividad física), InGENyO (formación especializada a profesionales), Nools (plataforma de recursos para profesioanles) y 3COME (material educativo). También es profesora asociada de la Universidad Pablo de Olavide. “Desde siempre me ha apasionado el mundo de la alimentación y las emociones, y tratar de entender los motivos que nos llevan a comer”, dice. Ambas son autoras de 'Diario saludable desde la psiconutrición', una guía imprescindible para conocer y mejorar la relación con la comida y activar la salud alimentaria y emocional, que ayudará a los lectores a dar los primeros pasos para un cambio de hábitos.

La verdad sobre ciertos alimentos
Vergara

No es tan fácil comer sano

“Existen demasiados estímulos a nuestro alrededor que nos dirigen hacia unos hábitos poco saludables: desde la publicidad que nos indica que un producto, por ser light o bajo en grasas es más saludable o si no lleva lactosa mejorará nuestras digestiones, hasta aquella que nos hace creer que por tomarnos un trozo de chocolate o un refresco seremos más felices”, dicen Andrades y Herrero.

Pero no solo la publicidad, según estas expertas, el ambiente obesogénico está en todas partes: “en mensajes subliminales que encontramos en prensa, en la disponibilidad de productos no saludables que hay actualmente (y la facilidad de acceder a ellos), o incluso en los deberes de nuestros hijos, donde podemos encontrarnos el uso de productos poco saludables como ejemplos”. Por ello, ambas nos animan a desconfiar de cualquier eslógan en general, “pues en la mayoría de casos, los productos menos saludables son los que presentan mayor número de declaraciones de salud como ‘rico en hierro’, ‘mejora el rendimiento’, ¡crecerás mejor’, etc.”. “Seguro que nunca hemos visto este tipo de mensajes en unas lentejas o en un plátano”, subraya Andrades.

Pero no solo es importante tener en cuenta el marketing a la hora de conocer los alimentos que "nos cuelan" sino que debemos ser conscientes de la publicidad emocional y el mensaje que recibimos casi constantemente de cómo esos alimentos nos harán sentir mejor y aumentar nuestro bienestar. “Siendo conscientes y activando una mente crítica a la hora de recibir estos mensajes, seremos más capaces de escuchar nuestras verdaderas necesidades”, afirman las autoras de “Diario saludable desde la psiconutrición”.

La verdad sobre ciertos alimentos
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Los alimentos de moda a examen

Según Andrades y Herrero, “los alimentos saludables son los básicos de toda la vida: fruta, verdura, legumbres, frutos secos, cereales integrales, huevo, carne (magra), pescado, lácteos y derivados (sin azúcares añadidos)”. “Dicho esto, analicemos la siguiente lista de productos que en muchos casos se entienden como saludables, y no siempre lo son (recordemos que el único súperalimento que existe es la leche materna)”.

  1. Barritas sustitutivas “Si son sustitutivas, ya vamos mal. La comida no debe sustituirse, debemos aprender a comer de forma saludable y saber regular las cantidades, proporciones, frecuencia de consumo... pero no sustituirlas por batidos, barritas, etc. No es una buena elección para el cambio de hábitos”, aclaran Andrades y Herrero. ¿Y las barritas energéticas? Como dicen las expertas, no son la mejor elección por su alto contenido en azúcares simples.

2. Galletas o chocolate sin azúcar. Según las expertas, las galletas se consideran bollería, “pues aunque no tengan azúcar suelen ser ricas en harinas refinadas y grasas de poca calidad”. En relación al chocolate, “lo que importa es el porcentaje de cacao, no solo que lleve o no azúcar”, aclaran. “En cualquier caso, el hecho de que no contengan azúcar no los hacen mejores, pues contienen edulcorantes, de forma que se mantiene el umbral del sabor dulce y se sigue activando el deseo por comer más. Además del efecto de los edulcorantes sobre la flora intestinal, o de su asociación con una mayor ingesta de productos más calóricos”.

3. Pan seco de avena. “Si es integral, mejor. Que sea de avena no lo convierte en maravilloso, es otro tipo de cereal”, aclaran.

4. Tortitas de arroz, maíz, quínoa... Según las expertas, suelen contener mucha sal en general, “que hace que sean más palatables y se tiende a comer más”.

5. Chips de verduras o frutas deshidratadas. “Si las hacemos en casa, genial”, apuntan. “Compradas, en su mayoría contienen grasas (no siempre buenas) y mucha sal”.

6. Yogures de soja o avena. “Si son naturales sin azúcar, bien, es otra opción”. Pero que sean de soja con azúcar, chocolate, etc., para las expertas serían como los de leche, “menos aconsejables”.

7. Bebidas vegetales. “Son otras opciones para beber, pero debemos estar alerta de elegir las que no contengan azúcares añadidos, porque suelen tener la mayoría, o saborizantes (como las de chocolate)”, apuntan Andrades y Herrero. “Y ser conscientes de que nunca podrán ser equiparables nutricionalmente a la leche de vaca, cabra u oveja. En el mejor de los casos, las bebidas vegetales contienen entre un 6 y un 10 % de la materia prima (almendra, arroz, soja, etc), lo cual no es gran cosa, pues el resto es agua y azúcares”, aclaran.

8. Bebidas tipo Actimel. “Su problema principal es el azúcar”, subrayan. “Lo que refuerza las defensas no es el L-casei sino la vitamina B6, por lo que si buscas ese fin, mejor tómate un plátano”, aconsejan.

9. Aguacate. “Muy de moda por muchos instagrammers, en este caso es una fuente rica en ácidos grasos saludables y vitaminas”. Aunque sea calórico, según las expertas, nutricionalmente es un alimento saludable.

10. Kombucha. Como explican, es un té dulce fermentado a partir de un hongo (scoby), y es considerado un probióitico. “Pero no por ello es milagroso. De hecho, su consumo en exceso puede causar un medio ácido en el intestino, dando lugar a flatulencias o diarreas”, apuntan.

11. Pan integral sin azúcar. “El pan no lleva azúcar, se elabora con agua, harina y levadura. Si lleva azúcar, o es pan bimbo (mejor elegir otros panes) o hay que preguntarse por qué”.

¿Y entonces? “Como todo, no es cuestión de prohibirse comer determinados productos, sino de otorgarles el lugar que ocupan en nuestra alimentación y aprender a decidir cuándo, cuánto y cómo los vamos a ingerir”, apuntan Andrades y Herrero.

Qué es la psiconutrición

Como nos explican Andrades y Herrero, “la psiconutrición se considera una forma de trabajo que se basa en un enfoque integral de la persona”. Según estas expertas, este enfoque está basado en un abordaje de forma conjunta entre (al menos) dos profesionales sanitarios, que serían, el dietista-nutricionista y el profesional de la psicología. “Desde la psiconutrición se amplía la visión sobre nuestros hábitos y las dificultades para cambiarlos, alejándonos de dietas restrictivas que olvidan el componente psicológico; y enfocando el tratamiento teniendo en cuenta la parte alimentaria y las variables emocionales y psicológicas que influyen en la adquisición de unos hábitos más saludables”.

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