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No hay duda de que el brunch está hecho para los que saben disfrutar de la mañana a pequeños sorbos, con una mesa llena que se vacía gradualmente, plato a plato, conversación a conversación. BRU (¡de BRUnch!) nace a razón de esta idea, para demostrar que en una de las ciudades más cosmopolitas y vibrantes del mundo también puede uno encontrar su oasis de calma.
El proyecto, del conocido grupo hostelero Banco de Boquerones (dueño de otros establecimientos icónicos como Casa Ràfols, Can Framis, Elsa y Fred, Casa Lolea, Sophie Gastrobar y Pepeta), se mimetiza a la perfección con el entorno escogido: el exclusivo Passatge de Sert. Es precisamente este emblemático rincón de la ciudad el que inspira todo el concepto de BRU, que fusiona estilo contemporáneo con elementos tradicionales para sumergirse en la rica historia del propio pasaje.
Un refugio gastronómico en mitad de la ciudad
Allí donde el silencio es la norma y el tráfico está vetado, en uno de los pasajes secretos más magnéticos de la ciudad, se erige BRU.
En ese intento por respetar los ritmos que surgen naturalmente, el espacio ha sido meticulosamente diseñado sin mancillar su forma orgánica. El arco característico del lugar se convierte en protagonista, realzado por una paleta de colores cálidos que destila acogida y frescura.
Los textiles escogidos evocan las texturas del entorno y se entrelazan con una iluminación pensada para conseguir una atmósfera íntima y envolvente.
Una propuesta inmejorable
En su carta destacan opciones para todos los gustos, desde saladas como la tostada de aguacate con queso cremoso y tomate asado, como la French toast dulce con crema de mascarpone y pistacho. Entre los favoritos: los huevos Rancheros y Shakshuka; y los icónico Huevos Benedictinos.
Los bocados pueden completarse con una oferta líquida de gran variedad, con zumos naturales y cafés de todo tipo.
Así, BRU Barcelona se convierte en el punto de encuentro de quienes buscan disfrutar de la gastronomía lenta y un remanso de paz en medio de la bulliciosa urbe.
