El microondas: ese artilugio metálico que, con su puerta de cristal y sus intrigantes botones, llegó a nuestras vidas como un mensajero del futuro, prometiendo rapidez y comodidad. Pero, ¿es realmente el microondas un aliado en la cocina o un intruso al que hay que ahuyentar?

Cuando me paro a pensar en esta pregunta, me viene a la mente mi abuela, quien, con su delantal impecable atado a la espalda, disfrutaba de preparar sus guisos diarios a fuego lento, llenando la casa de diferentes aromas y creando un clima hogareño que ningún ambientador podría replicar. ¿Cuántas como ella quedarán todavía?, me pregunto a menudo. Seguro que un pequeño porcentaje, casi imperceptible.

La cocina siempre ha sido un lugar de conexión y tradición en muchas casas, incluyendo la mía, y fue el microondas quien irrumpió en este escenario como un intruso futurista, asegurando un nuevo de modelo de cocina (si es que podríamos llegar a categorizarlo así), mucho más inmediato y cómodo, sobre todo para cuando andamos justos de tiempo. Aunque, ¿a qué precio? Analicemos las pruebas.

Cuando calentamos la comida en el microondas, estamos alterando sin darnos cuenta la estructura molecular de los alimentos, destruyendo sus vitaminas, minerales, y enzimas esenciales. Además, si éstos estaban previamente congelados, habremos roto bruscamente la cadena de frío, dejando que los microorganismos en el ambiente proliferen libremente en ese producto. ¿Su principal consecuencia? Notarás como el sabor, textura, y el valor nutricional de dicho alimento se habrá visto totalmente alterado, y por supuesto, ¡no precisamente a mejor!

Lo segundo que debemos tener en cuenta, es que las microondas que libera este electrodoméstico desnaturalizan las proteínas, es decir, alteran la estructura tridimensional natural de esta familia de alimentos, creando compuestos potencialmente cancerígenos. Además, pueden generar microondas fugitivas que, con el tiempo, podrían llegar a impactar y afectar a nuestro sistema inmunológico. Aterrador, ¿verdad?

consomé
Netrebina Elena

Pero eso no es todo, en términos de sostenibilidad… ¡Sálvese quien pueda! A pesar de su rapidez, los microondas no son tan eficientes como se suele pensar, ya que no debemos pasar por alto su impacto ambiental. Detrás de su veloz eficiencia se esconde una realidad menos verde de lo que aparenta, dado que su consumo energético es mucho más elevado en comparación con otros métodos de cocción. Según estudios, calentar una taza de agua en el microondas consume hasta 7 veces más energía que hacerlo en una olla. Esto se debe a que las microondas calientan todo el espacio interior del aparato, incluso si solo se calienta un pequeño recipiente.

Por otro lado, si alguna vez has introducido la comida en el microondas en una bolsa o tupper de plástico, ¡este apartado es para ti! Te cuento por qué deberías dejar de hacerlo.

microondas
Andrea Rugg

Calentar la comida en el microondas es una práctica tan común como peligrosa si la realizamos de forma incorrecta. Y es que, si bien nos facilita la vida, el uso de ciertos materiales puede contaminar nuestros alimentos y, a la larga, afectar nuestra salud. Uno de los principales culpables: el plástico.

Al calentarse, el plástico libera sustancias químicas que contaminan tu comida. Algunas de estas sustancias, como los bisfenoles y los ftalatos, se han relacionado directamente con problemas de salud como el cáncer, la infertilidad y el desarrollo fetal. Además, las altas temperaturas del microondas deterioran el plástico, provocando que éste se desintegre en pequeñas partículas llamadas microplásticos, que pueden acabar en tu cuerpo y perjudicar tu salud.

¿Qué opciones tenemos?

Existen muchas alternativas para calentar y cocinar la comida de forma saludable y sostenible. Desde los hornos tradicionales hasta las ollas de cocción lenta, pasando por la cocina al vapor o sartenes.

Optar por métodos de cocción más tradicionales no solo implica un menor consumo energético, sino que también permite aprovechar el calor residual para otras tareas. Son de hecho estos pequeños cambios en nuestros hábitos culinarios los que se traducen en un impacto positivo significativo para el planeta.

olla de hierro fundido de le creuset, al fuego
vitaphoto

Por todo ello, si alguna vez has sentido que el microondas no encaja en tu cocina, como si, de algún modo, no perteneciera a este mundo, no estás solo, ¡eso es porque no debería estar ahí!