Tras las elecciones de 2016 algo ha empezado a cambiar entre las mujeres norteamericanas y, por extensión, entre las mujeres de todo el mundo, que han decidido reivindicarse como tales, tomando las calles para protestar por la situación que han vivido a lo largo de tantos años. Lo que hasta hace muy poco tiempo eran conversaciones en voz baja han dado paso a gritos de lucha. No lo han hecho para “llamar la atención". Lo han hecho en aras del progreso. Esto es solo el principio.

Querida Elizabella,

Me gustaría aprovechar esta oportunidad para decirte cuánto te quiero y para darte las gracias por servirme de inspiración todos los días para intentar ser una buena madre y una buena persona. Me gustaría que comprendieses lo importante que eres no sólo para mí, sino también para millones de mujeres a lo largo y ancho de todo el mundo. ¡Y eso que sólo tienes tres años!

El año pasado supuso el comienzo de un periodo en el que deberemos afrontar grandes retos. Donald Trump es nuestro presidente (una locura, lo sé) y se está dedicando a reforzar la crisis cultural en la que vivimos. Por ello, hemos empezado a luchar en muchos frentes para proteger nuestros derechos y para acabar con el actual sistema que protege y promueve la intolerancia y la discriminación.

Tú, mi dulce Bella, eres una de las razones por la que estoy tan comprometida con esta lucha que intenta cambiar la situación actual.

Hace ya varios meses que las mujeres de todo el mundo han empezado a contar sus propias experiencias relacionadas con el machismo y los abusos sexuales, haciendo que expresiones como “me too” (yo también) y “time’s up” (se acabó el tiempo) estén en boca de todos. No espero que comprendas todo esto ahora, porque todavía eres muy pequeña, pero un día leerás sobre este movimiento, tan importante para las mujeres, y quiero que sepas cuál ha sido el papel que tú has desempeñado en él.

Una noche, cuando estaba en la cama a tu lado, contemplaba tu rostro dulce e inocente, cuando, de repente, me asusté. Comencé a pensar en todas las maneras en que se puede maltratar a una mujer y sentí miedo por ti. No quiero que sufras en tus carnes lo que es la discriminación o los abusos sexuales ni un solo segundo.

En ese momento, publiqué un tuit animando a las mujeres a que fomenten la solidaridad entre ellas y a que hagan públicas sus experiencias relacionadas con los abusos sexuales.

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Respondieron muchas personas. Ahora, las mujeres de todo el mundo están comenzando a denunciar no solo a los individuos que cometieron estos abusos, sino también a la sociedad que los ha permitido durante tanto tiempo (mi tuit ha servido para contribuir a que el movimiento Me Too, que está sirviendo de apoyo a las víctimas de la violencia machista, llegue cada vez más lejos). Estamos consiguiendo, de forma colectiva, que se rompa con el oscurantismo que existe alrededor de este asunto y que se hable de cómo se puede erradicar la discriminación contra las mujeres.

Gracias a todo ello, estamos empezando a ver cambios muy positivos y de gran alcance: los medios cada vez hablan más de estos casos, se piden responsabilidades a los hombres poderosos por su conducta inapropiada y en el Congreso se ha empezado a elaborar una legislación que prevenga y dé respuesta a los abusos sexuales.

En cierta manera, todo esto es gracias a ti, porque has sido tú quien le ha dado a mamá la fuerza necesaria para hablar de este asunto. Hablar sobre abusos sexuales puede resultar muy difícil y es la razón por la que muchas mujeres -como ha ocurrido con tu mamá- deciden no hacerlo.

Como madre, es mi deber darte ejemplo, enseñarte a que seas consciente del poder que tienes y a que seas valiente. Tú lo tienes más fácil ¡tan pequeña y ya demuestras mucho coraje! Esa es la razón por la que a tu hermano le gusta decir, "Bella es tan guapa como la Bella del cuento y tan fuerte como la Bestia". Todos nos hemos dado cuenta de la fuerza que desprendes y te prometo que haré todo lo necesario para ayudarte a que la desarrolles.

Quiero que te conviertas en una mujer aún más fuerte de lo que eres ahora y que sepas lo que vales. Quiero que te valoren por tu inteligencia, por tu generosidad, por tu talento y por tu bondad, no por tu cuerpo. Y no quiero que nadie consiga silenciarte o te minusvalore.

Con demasiada frecuencia, las mujeres tienen que enfrentarse a cuestiones como el machismo, la violencia o la discriminación en la educación y en el trabajo (por citar algunos). Se intenta destruir la confianza que tenemos en nosotras mismas y nuestro valor, pero te prometo que haré todo lo que esté en mi mano para protegerte de esas fuerzas negativas. Los padres no tenemos un manual que explique exactamente cómo se hace esto, pero intentaré hacerlo lo mejor que pueda. Te enseñaré a que luches por lo que quieres, a que ayudes a otras mujeres, y lo más importante, a creer en ti y a respetarte.

Esta es la razón por la que estoy trabajando para que el silencio no se convierta en un rasgo de tu generación. Mi mayor esperanza es que nunca tengas que decir "yo también". Ojalá que no tengas que hacerlo. Quiero que sepas que tu voz será escuchada y creída y que podrás contar tu verdad. Y que mamá siempre estará a tu lado.

Una vez te pregunté qué harías si alguien intentase hacerte daño y tú me respondiste: “Gritaría ‘no’ muy alto, correría muy rápido y después me pondría mi capa”. Eso es, cariño. Eres una superheroína y quiero que no lo olvides nunca.

Te quiero, te quiero, te quiero.

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Vía: ELLE US