Los talibanes han tardado muy poco en volver a tomar el control de Afganistán y muchos temen que borren de un plumazo dos décadas de progreso para las mujeres afganas. La última vez que estuvieron en el poder, de 1996 a 2001, a las mujeres se les negaron derechos tan básicos, como trabajar, ir al colegio o viajar.

En una rueda de prensa celebrada en Kabul el pasado martes, los talibanes se comprometieron a respetar a las mujeres, pero siempre dentro de los límites de la ley islámica. "Les aseguramos que no habrá violencia contra las mujeres", anunció el portavoz talibán, Zabihullah Mujahid. "No se permitirá ningún prejuicio contra las mujeres, pero los valores islámicos son nuestro marco de referencia". Sin embargo, los talibanes no han hecho promesas concretas y el escepticismo es la nota dominante entre la población afgana. En algunas zonas del país, las niñas siguen asistiendo a la escuela, pero en otras, se prohibe a las mujeres salir de casa sin que las acompañe un pariente varón. En Kabul, la capital, los talibanes han hecho grafittis o han pintado sobre anuncios y escaparates en los que aparecían mujeres sin burka.

Mientras los afganos temen por su futuro con el regreso de los talibanes, activistas de todo el mundo arriesgan sus vidas y sus libertades para proteger los derechos de las mujeres. Una de esas activistas es Pashtana Durrani, una profesora afgana de 23 años, directora ejecutiva de LEARN, una organización sin ánimo de lucro que trabaja para que mujeres y niñas tengan acceso a la educación en Afganistán. Hablamos con ella desde un lugar que prefiere no revelar ("Tengo familia y no quiero ponerles en peligro", comenta). Durrani nos habla de las consecuencias que podrían tener para las mujeres la vuelta al poder de los talibanes y pide a la gente de todo el mundo que se solidarice con su misión.

¿Cómo se ha visto afectada la educación de las mujeres afganas desde que han vuelto los talibanes?

Los talibanes dicen que podemos hacer lo que queramos: ir a clase, trabajar... , pero, la realidad es muy distinta. Las mujeres de Herat y Kandahar siguen en sus casas y han dejado de ir a sus trabajos o a la universidad. Los talibanes tienen dos discursos diferentes, dos historias diferentes. Una es la que tratan de mostrar al mundo y otra es la realidad que aplican. Quieren legitimidad, pero no están dispuestos a trabajar por ella.

(En Herat, los talibanes impidieron que las estudiantes y las profesoras entraran al campus universitario. En Kandahar, nueve mujeres que trabajaban en un banco fueron acompañadas hasta sus casas y se les dijo que no regresaran más a sus trabajos, según Al Jazeera)

afghan women demand the protection of women's rights in kabul
Anadolu Agency//Getty Images
Mujeres afganas manifestándose a favor de los derechos de la mujer frente al Palacio Presidencial de Kabul el pasado 17 de agosto.


¿Qué es lo que más le preocupa acerca del futuro de la educación en Afganistán?

Era muy pequeña cuando los talibanes se fueron del país, pero me han contado historias de cómo era todo cuando ellos estaban. Todo era muy triste y lúgubre. Las mujeres han sufrido mucho. Mi objetivo es proteger derechos básicos como la educación, porque nos los hemos ganado. Siempre se puede hacer presión para conseguir un código de vestimenta diferente, pero si una niña no puede trabajar o ir al colegio, eso ya es otra historia.

Decidir en nombre de las mujeres qué es lo mejor para ellas, sin consultar a nadie, es muy... ¿Cómo se dice? No hay ninguna palabra que lo pueda definir. No sabes cuáles son sus necesidades, no sabes qué deberían hacer. Sin embargo, aquí están, decidiendo por ellas. Me preocupa perder todos los avances que hemos logrado y todo lo bueno que hemos hecho hasta ahora. Todas estas chicas tienen proyectos de futuro. Solo quieren que se las vea, que se las escuche. Quieren ocupar el lugar que les corresponde en la sociedad. Eso es lo correcto.

¿Qué herramientas proporciona su organización, LEARN, a mujeres y niñas?

Trabajamos con niñas que viven en lugares donde no hay escuelas ni infraestructuras. En el pasado, las niñas de los entornos rurales estaban prácticamente abandonadas. Tratamos de brindarles, por un lado, una buena educación básica y, por otro, una educación científica, con especial énfasis en biofísica, química y tecnología. Al mismo tiempo, instruimos a nuestras niñas en aspectos como la higiene menstrual.

Tenemos una aplicación que funciona sin necesidad de tener acceso a internet en la que ofrecemos cursos. Se puede acceder a los materiales a través de una tablet, que nosotros mismos les proporcionamos. Con una sola tablet, pueden estudiar cualquier materia grupos de hasta cinco niñas. Todo está instalado en las tablets y, además, se pueden buscar libros, recursos y videos.

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¿Continuará con su labor educativa, aunque los talibanes se opongan a ello?

Por supuesto. Ya tenemos una página de Facebook donde vamos a subir cursos y materiales para que las niñas y otras personas tengan acceso a ellos. Les daremos becas para que puedan aprender desde casa a través de internet. Incluso podemos pasar tablets de contrabando para que la gente estudie en casa. No me importa quién mande. Estos hombres han estado en el poder durante siglos y nunca han tomado buenas decisiones para favorecer a sus compatriotas. Creo que ha llegado el momento de reclamar nuestro espacio. Necesitamos que todo el mundo sea consciente de nuestra situación y estar unidos para que la próxima generación no tenga que preocuparse de estas cosas.

¿Le preocupa su propia seguridad?

Me preocupa el futuro de las niñas afganas. Nada más. ¿Me preocupa que los talibanes sean capaces de aceptar que las mujeres también tenemos derchos? Si. ¿Me preocupa el futuro? Si. Si alguien me pregunta: "¿Tienes miedo?" Por supuesto que no tengo miedo. Nací en Afganistán. Llevo luchando desde que nací. Hemos de superar todo esto luchando juntos.

Trato de que la gente de todo el mundo sea consciente de lo que está ocurriendo y presione a sus líderes políticos para que convenzan a los talibanes de que acepten los derechos de las mujeres. La población civil es la que puede marcar la diferencia. ¿Por qué no? Muchas chicas me dan las gracias por hablar tan claro, pero hay mucha más gente que trabaja conmigo. Son muchas las personas que me apoyan en estos momentos, pero que tienen miedo de dar un paso al frente. Alguien tiene que pelear. Esa soy yo.

¿Quiere decir algo a las niñas y mujeres afganas que temen por su futuro?

Estoy dispuesta a luchar por la educación hasta el final. Me aseguraré de que las niñas puedan acceder a sus derechos de una forma o de otra. Si no pueden hacerlo legalmente, encontraremos otra manera de hacerlo y recurriremos a la solidaridad. Esta vez no estaremos solas y no dejaremos que nos dicten lo que tenemos que hacer y controlen nuestras vidas. En tiempos de crisis, hay que hallar soluciones. No debemos desanimarnos. Debemos mantener nuestro espíritu de lucha, porque a nuestro alrededor hay miles de personas que han pasado por cosas peores y todavía siguen vivas. Estamos intentando salvar un país.

Vía: ELLE US