Hubo un momento en el que las redes sociales eran el epicentro de la diversión virtual, pero en la actualidad han pasado a ser una herramienta esencial de comunicación a través de la cual descubrir tendencias, conectar con los usuarios con mayor profundidad, atraer atención a tu trabajo y construir y mostrar tu propia marca o identidad. Por eso ahora es imposible separar el uso personal de las redes del profesional, hasta el punto que según un estudio llevado a cabo por Infojobs, el 48% de los profesionales de recursos humanos consulta los perfiles sociales de los profesionales durante el proceso de selección. Las empresas de menos de 50 empleados afirman consultar las redes en mayor medida, siendo el 51 % los que lo hacen, mientras que las de más de 50 empleados lo hacen en un 43 %.

De hecho, hasta el 22 % de las empresas descartan a sus candidatas por un mal uso de las redes sociales, que demuestran de esta forma ser mucho más que un escaparate de selfies y de viajes de ensueño.

“Hasta que no haya una regulación más estricta, debemos tener cuidado con lo que subimos a nuestras redes, porque cada vez son más las empresas que buscan tu plano en general. Las redes nos hacen estar expuestos y provocan que al final, la privacidad sea limitada, porque como bien dice su nombre, al ser “social”, está pensado para que el contenido pueda ser compartido. Siempre dejamos un legado en internet, por lo que parece que no tenemos derecho a nuestra privacidad”, explica Jaz Díaz, experta en marketing de influencia.

El pasado siempre vuelve

Hay muchas webs que ahora permiten a los empleadores revisar el pasado social de los candidatos, por lo que los perfiles sociales se han convertido en una herramienta revolucionaria que cambia la forma en la que las empresas valoran y finalmente eligen a su plantilla. “Es tan difícil predecir el comportamiento futuro de una persona que la mejor forma de intentar averiguarlo es recurrir al pasado. Las redes sociales son un gran reflejo de nuestro comportamiento pasado. Nuestra vida es única, nos encantaría compartimentalizar todo y diferenciar cómo me comporto en trabajo y amigos, pero no es así. Está la famosa huella digital, que señala que todos dejamos un rastro de migas de pan en el que es fácil que las empresa construyan un argumentario sobre cómo somos. Ya vemos que los medios sacan un comentario de hace años a un personaje público, y cada día hay programas informáticos que te permiten hacer esa búsqueda de forma más rápida, pues rastrean las cuentas en base a palabras clave y así sale a la luz la información más desafortunada en unos instantes”, señala Sergio Hinchado, responsable del área sanitaria dentro de Hays.

Opiniones metralla

Pero tus perfiles no solo pueden ser la causa por la que no consigues un trabajo, sino el motivo por el que pierdas uno. “A priori no hay una jurisprudencia que lo permita, pero siempre puede fomentar el despido. Por eso es cada vez más habitual que en la bio de sus perfiles, la gente ponga “aquí encontrarás opiniones que son mías y no representan el punto de vista de mi empresa”, porque la gente se cuida. Lógicamente, no es lo mismo que diga el CEO de una empresa, que sí representa a la compañía, que un trabajador, que ha de tener su espacio personal. El primer derecho es que nadie está obligado a publicar nada. Una vez lo hagas en una plataforma que forma parte de una empresa privada, ya estás expuesto”, explica Sergio Hinchado. “Piénsatelo dos veces antes de publicar y relee antes de darle a publicar, porque la impulsividad no es necesaria. Hay que saber que estás ofreciendo una imagen pública y que al ser un foro público, estás construyendo la realidad. Quizás en diez años hay cosas que no te gustaria que se supieran”, advierte.

“Los trabajadores no tendrían que escoger entre expresar sus opiniones sobre comportamientos acontecidos en el trabajo o mantener sus empleos. El poder del empleador de contratar y despedir no tendría que ser utilizado para socavar la ley o comprometer la seguridad y la salud de los trabajadores. El interés del empleador de mantener la autoridad ha de estar equilibrado con las nociones de libertad de expresión y el bien público”, indica el Instituto de Derechos Laborales Nacional.

Teniendo en cuenta que Instagram se ha convertido en el nuevo currículum para muchos, queda claro que lo que ponemos en nuestras redes sociales no forma ya parte de nuestra privacidad, por lo que hemos de ser cautelosos con el contenido que subimos. No olvides que las redes no son solo el templo de los selfies, sino el LinkedIn de la vanidad.