En el sentido más amplio de la expresión, el futuro pasa por la sostenibilidad, la educación y la salud. Es decir, industrias que impactan de forma directa y muy positiva en la sociedad o el entorno que la rodea. Y, atendiendo a las cifras, los denominados fondos ESG (correspondientes a la responsabilidad medioambiental, social y gobierno corporativo) captaron más de 500 billones de dólares en 2021, creciendo un 300% desde 2016.

Tal vez porque hay más mujeres dedicadas a profesiones de las ciencias de la vida que a la tecnología o la informática, lo cierto es que el número de inversoras interesadas en los ESG no para de crecer. «Sin duda, en los fondos específicos de salud hay más mujeres entre los socios que en los generalistas de tecnología», analiza Yolanda Pérez, directora de BStartup y Hub Empresa de Banco Sabadell, consciente de que la masa crítica de inversoras en España está por debajo de otros países como EE UU, Alemania, Francia, Reino Unido o Israel, que llevan más años contando con fondos dedicados a invertir en innovaciones tecnológicas.

Para Pérez, el principal reto que afrontar en este momento y a nivel mundial es la descarbonización del planeta, por lo que disponen de un vertical específico: BStartup Green. «Apostamos por las empresas que puedan contribuir a esa transformación ecológica, desde el ámbito de la industria 4.0, la movilidad sostenible, la economía circular o las smart cities», añade.

Inversión de impacto

Según datos del primer informe sobre el rol de la mujer inversora en España, impulsado por El Referente, la cifra de mujeres vinculadas al mundo de la inversión supera las 250 inversoras, de las cuales aproximadamente 60 ocupan cargos de dirección en fondos de inversión corporativos.

Es el caso de Klima, un fondo gestionado por Alantra Enagas Energy Transition del que María Sansigre es directora de Inversión. Dedicada por entero a la transición energética, no duda en incidir en las inversiones relacionadas con la tecnologías y nuevos modelos de negocio del sector salud (tanto física como mental) y todo lo que envuelve al cambio climático. «Están marcando tendencia al alza, porque las inversiones de impacto están traccionando un alto volumen de financiación», traslada Sansigre.

Por su parte, Laura González-Estéfani, fundadora y CEO de TheVentureCity, confiesa estar fascinada por el fintech, las herramientas que incentiven el comercio electrónico, la logística de última milla, sin olvidar el health-tech.

TheVentureCity tiene su base de operaciones en Miami y Laura considera que «en EEUU existe un enfoque más ligado hacia los datos de crecimiento y negocio bien equilibrados, mientras que en España, el capital es muy conservador. A pesar de todo, los inversores se están dando cuenta de la oportunidad que representa invertir en soluciones tecnológicas sostenibles, sea cual sea el vertical», señala.

Precisamente, el hecho de que los inversores exijan poder entender la repercusión social del capital que destinan a sus respectivos fondos, ha provocado una reacción en cadena inevitable. «Aunque todo inversor o inversora siempre actúa teniendo en cuenta la rentabilidad, es posible que las mujeres seamos un poco más sensibles en nuestra estrategia al impacto positivo en la sociedad», admite Paloma Castellano, directora de Wayra Madrid, quien añade: «La sociedad nos impulsa [a las mujeres] mucho al cuidado y puede que, de forma inconsciente, nos sintamos más cercanas a ese tipo de proyectos. Conozco a muchísimas más mujeres en inversión de impacto que hombres y comparto esta sensación».

La salud nos importa

Castellano admite que desde Wayra Madrid han detectado que el área sanitaria va a continuar dando alegrías al tejido inversor. «Es un sector con barreras de entrada interesantes, donde esperamos muchas oportunidades. Y, estando en España, no puedo dejar de nombrar el sector turístico, donde hemos tenido un renacimiento tras la Covid-19», adelanta.

BStartup posee, desde hace cinco años, un vertical de salud y Yolanda Pérez destaca su inversión en quince compañías punteras «con soluciones de diagnóstico, dispositivos médicos o nuevos fármacos, que quieren solucionar problemas como el diagnóstico temprano del Alzheimer, del cáncer de colon, o mejorar la recuperación del ictus».

En definitiva, empresas innovadoras con gran potencial de crecimiento, reforzados con equipos ejecutores que sean capaces de atajar grandes problemas a través de la tecnología o la ciencia. Eso sí, invertir en un mundo mejor no entiende de género.

Business angels

Nuestro país contabiliza más de 200 mujeres que poseen un rol activo en inversión de startups bajo la figura de business angels, aunque en su gran mayoría lo hacen a través de clubes de inversión o diferentes redes, entre las que destacan W4Steam, IESE, Werock, La Salle Technova o AWASI. Estas además buscan incentivar la presencia de las emprendedoras e inversoras en el ecosistema a nivel nacional e internacional.