El turismo se recupera tras dos años sumidos en un pico de incertidumbre con forma de restricciones de movimiento entre países. De hecho, la Organización Mundial del Turismo estima que, entre septiembre y enero del año pasado, Europa recibió un total de 477 millones de llegadas de viajeros internacionales, lo que supone el 81% de los niveles anteriores a la pandemia.

Muchos de ellos son nómadas digitales, una nueva “raza” de trabajadores en remoto que, fuera de Europa y mirando sólo a EE UU, ha visto triplicada su presencia hasta alcanzar superar los 15 millones de personas que se identificaban a sí mismos como tal, en 2021, según datos recogidos en el informe The Digital Nomad Search Continues de MBO partners.

Personas con posibilidad de trabajar de forma online, que deciden viajar mientras lo llevan a cabo, podría ser una definición básica. Son trabajadores que cuentan con su cerebro como principal herramienta y la capacidad de utilizarlo, apoyado por dispositivos tecnológicos móviles (ordenador portátil, tablet, smartphone, etc.) que les permiten desarrollar su talento desde casi cualquier parte del mundo. El único requisito es tener acceso a internet, aunque tampoco de forma continuada, siempre depende del sector en el que estén desarrollando su actividad.

Viajar para trabajar

Carla Díaz, la creadora de contenido que hay detrás de @CarlaconWifi, confiesa que fue consciente del momento en el que se convertía en nómada digital al trasladarse a vivir en Madrid durante dos meses. “Había residido en México siete años y era la primera vez que viajaba con una sola maleta, sin ser dueña de casi nada. Tomé la decisión porque me di cuenta de que era más barato ser nómada digital que establecerme en México, además de que me encanta viajar. Me gustaba la idea de ir a cualquier lugar que se me ocurriera y mi trabajo se había vuelto remoto, por lo que era la ocasión perfecta”, traslada.

Esta venezolana se ha convertido en una referente para miles de personas que recorren el mundo mientras trabajan, así como para todos aquellos que anhelan un estilo de vida aventurero, que además recurren a los tips que Carla comparte en sus canales digitales de forma recurrente, trasladando su experiencia.

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Carla Díaz, nómada digital.

Pía Álvarez, diseñadora y consultora de moda, sintió la llamada casi sin darse cuenta. “Siempre me ha gustado viajar y sumergirme en nuevas culturas. Había vivido en otros países, atada a trabajos presenciales que me permitían establecerme en esas ciudades. No sabía ni creía que se podía hacer de otra forma. Durante la pandemia, las marcas para las que trabajaba en París concedieron la posibilidad de trabajar 100% en remoto y decidí establecerme, un tiempo, en el sur de Francia y luego en Lanzarote (Islas Canarias), para escapar del frío y el agobio de la ciudad”, recuerda.

En su caso, fueron ocho meses experimentando la libertad del teletrabajo: manejar sus tiempos, poder atender llamadas importantes desde la playa o alternar reuniones con sesiones de surf. Era evidente que no quería volver a la vida de oficina “y a depender de limitadas vacaciones para conocer el mundo”. Se despidió en su trabajo, dejó su piso en París, compró un billete a Bali (sin retorno) y dio la bienvenida a su nueva realidad.

La peruana comparte algunos errores. Desde querer acaparar muchos destinos en poco tiempo no ponerle protector a su pasaporte y que le negasen la entrada a un país por tenerlo demasiado “maltratado” con tanto viaje.

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Pía Álvarez, diseñadora y consultora de moda.

Teletrabajar no es ser nómada digital

Al igual que teletrabajar no es, exclusivamente, trabajar desde casa (como esos meses donde no quedó más remedio porque el confinamiento más estricto así lo dictaba), un teletrabajador no es exactamente un nómada digital. “Últimamente está de moda el término nómada digital y muchas personas que trabajan desde casa se consideran como tal, pero como el propio nombre indica, los nómadas nos trasladamos de un lugar a otro”, cuenta Carla.

Añade que es posible tener una base, un lugar donde regresar: “Y es algo súper necesario porque viajar agota. O, sin ir más lejos, en ocasiones, las plataformas de largas estancias como Airbnb son demasiado caras. Pero, indudablemente, ser nómada digital implica viajar constantemente”

Por lo general, pasan periodos relativamente cortos en cada destino, normalmente pueden ir desde las dos semanas a tres o cuatro meses. Al buscar, entre otros objetivos, conectar con el lugar y las personas que lo habitan, es decir, no limitarse a hacer turismo, van ligeros de equipaje.

Carla y Pía coinciden en destacar que la pandemia ha sido, definitivamente, lo que ha desatado el auge del nomadismo digital. “Ya existen comunidades online, como Alotuyo, que une a nómadas de todo el mundo y ayuda a quiénes quieren empezar a serlo. Nacieron también muchos emprendimientos digitales que incrementaron la demanda de el modelo deslocalizado funcionaba bien y decidieron adoptarlo dentro de su cultura laboral”, apunta la segunda.

Asia a un lado, al otro Europa

Europa es segura, económica y el ancho de banda es mucho mayor, aunque destinos como México, Costa Rica, Chiang Mai o Bali, siempre están de moda entre estos trabajadores: coste de vida bajo, buen clima todo el año, playas, comunidad, conexión estable y tolerancia para con los extranjeros.

En cuanto a los perfiles profesionales que proliferan los últimos años, se encuentran nómadas dedicados al marketing digital, las inversiones crypto o el coaching, pasando por profesionales del copywriting y SEO, hasta hackers éticos. Ellos y ellas un refuerzo a tener en cuenta para empujar la economía de los países donde pasan temporadas. “Definitivamente, lo he visto de primera mano en lugares como Bali, Filipinas, Tailandia o Canarias, que han crecido gracias a las olas de nómadas digitales. Aunque, como en todo, si no hay una buena gestión detrás que apoye y organice apropiadamente ese flujo de inmigración, puede también ocasionar un impacto negativo en otros ámbitos”, enfatiza Pía.

Entre los perfiles profesionales que proliferan en los últimos años se encuentran nómadas dedicados al marketing digital, las inversiones crypto o el coaching, pasando por profesionales del copywriting y SEO, hasta hackers éticos.

Silvia Rivela, experta en el futuro del trabajo y nómada digital, afirma que pueden ser un activador, siempre y cuando se adapten los servicios e infraestructuras que ofrecen a las necesidades que tienen los nómadas: “Crear espacios de trabajo y vida adecuados, ergonómicos, que permitan trabajar de diferentes formas, además de contar con espacios de encuentro para socializar y redes de apoyo de las que nutrirte”, apunta esta gallega que pasa largos periodos viajando y trabajando desde su furgoneta.

silvia rivela
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Silvia Rivela teletrabaja desde su furgoneta.


“Es complicado elegir España cono nómada digital cuando ofrece 15% de impuestos hasta los 60.000 euros”

La Ley de Startups

En diciembre de 2022, se hacía realidad, en nuestro país, la ansiada Ley de Fomento del Ecosistema de Empresas Emergentes, comúnmente conocida como Ley de Startups. Entre las novedades, destaca un visado especial para profesionales que reúnan características similares a los nómadas digitales, acción interesante a modo de reclamo para este perfil de trabajador tecnológico que pueda establecerse un tiempo en España. Sin embargo, Carla y Pía coinciden en que la propuesta es demasiado incipiente y puede quedarse algo limitada con respecto a la oferta de otros países.

Es complicado elegir España, que tiene muchas ventajas competitivas, pero ofrece 15% de impuestos hasta 60,000 euros, cuando Croacia lo hace con el 0% o Rumanía el 1% para empresas”, comenta Carla Díaz.

En palabras de Pía Álvarez: “Elijo los destinos en función del aporte cultural, calidad y estilo de vida, seguridad, velocidad de internet y comunidad de nómadas. Hay muchos que vienen implementando políticas para crear un ecosistema de nómadas digitales (visado, impuestos) como Portugal, Dubai, Estonia, Georgia, Seychelles”.

Y ahora, ¿dónde?

Carla Díaz señala Japón e Indonesia como próximos destinos a corto o medio plazo, en 2023, mientras Pía se resiste a marcharse de Bali, por el momento. La diseñadora planea visitar a amigos nómadas digitales establecidos en Singapur, Dubai o cerrar un viaje de negocios a China.