Hace poco más de un año, Roberta Metsola (Malta, 1979) se convertía en la tercera mujer en presidir el Parlamento Europeo y, en su discurso de investidura, comenzó poniendo en valor el trabajo de sus predecesores: «Sé que me apoyo sobre los hombros de gigantes, pero pondré todo de mi parte para mejorar la vida de los europeos», afirmaba entonces. Hoy, desde Bruselas, sigue manteniendo que «ser mujer en política no es fácil», pero si el trabajo de Nicole Fontaine o Simone Veil consiguió cambiar el mundo, ella mantiene el empeño de continuar su legado: «Seguiré luchando para romper todas las barreras posibles».

Lo que tal vez no imaginaba esta abogada especializada en política europea era que el horizonte de su mandato iba a estar marcado por la guerra de Ucrania o la crisis energética. Sin embargo, su determinación y su optimismo siguen intactos: «La Unión Europea siempre ha salido fortalecida en tiempos de crisis y hoy, más que nunca, sabemos que la unidad es el único camino a seguir. Por eso, hasta el final de mi mandato, seguiré trabajando duro para que este Parlamento sea más moderno, transparente y eficiente», asegura.

Para usted, este ha sido un año intenso, sin duda, con la planificación de la pospandemia, lidiar con la guerra de Ucrania, aplicar leyes de digitalización y medio ambiente... pero también lanzar un proyecto para que las mujeres participen más en política. ¿Cómo se fomenta eso?

Como presidenta del Parlamento Europeo, mi misión personal es trabajar continuamente para empoderar a las mujeres y lograr la igualdad de género en la Unión Europea. Y para ello, es crucial que los partidos políticos hagan más y animen a las posibles candidatas a presentarse. También necesitamos que las empresas se comprometan más para garantizar que las mujeres tengan las mismas oportunidades. En este sentido, estoy orgullosa de la perseverancia del Parlamento Europeo para aprobar la directiva sobre mujeres en los consejos, en noviembre de 2022. No nos detendremos aquí.

¿Y qué les diría a las mujeres jóvenes sobre el futuro?

Les diría: «Participa. Puedes hacer lo que te propongas».

Nos encanta que, por primera vez, tres de los cinco puestos más altos de Europa estén ocupados por mujeres. Ursula von der Leyen, al frente de la Comisión Europea; Christine Lagarde, del Banco Central Europeo, y usted en la Eurocámara. ¿Qué se dicen, se dan consejos?

No doy consejos a políticas de alto rango, pero por supuesto trabajamos en estrecha colaboración. Sé lo que implica ser mujer en política. Así que, de mujer a mujer, diría: «Mantente fuerte y nunca dejes de trabajar por lo correcto».

A menudo se refiere a la Unión Europea como un hogar, una gran casa. ¿Cómo era el suyo cuando era niña?

Crecí en un hogar amoroso y, como la única abogada de la familia, rodeada de hermanas científicas, también diría que crecí en un hogar diverso. Nuestros padres nos enseñaron que, si estás dispuesta a trabajar duro por lo que quieres, entonces nada puede detenerte, ni tu género ni tu origen.

Dirigir debates no es tarea fácil, pero hacerlo en el Parlamento aún más, ¿quién le ha inspirado para llevar a cabo esa labor tan conciliadora?

Les daría ese crédito a mis padres. Ellos nos inculcaron que escucháramos y respetáramos puntos de vista diferentes a los nuestros. Lo mismo se aplica al hemiciclo y a la forma en que realizo mi trabajo en el Parlamento Europeo: todos tienen algo que aportar y derecho a ser escuchados, pero también debemos ser respetuosos los unos con los otros.

Nació en Malta, se casó con un finlandés, estudió Derecho en la universidad pública de su país, disfrutó de una beca Erasmus en Francia e hizo un máster en Bélgica. ¿Su carrera y su vida es un reflejo de Europa?

No es sólo mi vida, creo que Europa ha unido a todos sus ciudadanos y ha cambiado nuestras vidas. Nunca ha sido tan fácil viajar, conocer gente de otras culturas, instalarse en otro país o trabajar en ellos. Esta es la esencia de Europa, nos permite aprender unos de otros y darnos cuenta de que somos más fuertes juntos.

«Llevar una casa es un trabajo en sí mismo. Puede ser tan difícil como negociar en el Parlamento Europeo. ¡Especialmente con cuatro niños!»

Hablando de otro tipo de conciliación. Tengo entendido que siempre ha negociado con su esposo –también dedicado a la política– que cada uno haría por el otro lo que requiriese cada oportunidad laboral. ¿Es muy diferente negociar en familia a hacerlo en la Eurocámara?

Llevar una casa es un trabajo en sí mismo. Puede ser tan difícil como negociar en el Parlamento Europeo. ¡Especialmente con cuatro niños! Mi esposo y yo aplicamos mucho el ensayo y error para encontrar un sistema que funcionara.

Y como madre de cuatro hijos. ¿Qué procura enseñarles?

En realidad, es más al revés; quiero saber cuáles son sus intereses y preocupaciones, porque el futuro no es sólo nuestro, también es el de nuestros hijos. Quiero saber qué puedo hacer por las siguientes generaciones, razón por la cual cada vez que visito un estado de la UE, quiero conocer a sus jóvenes.

Su primer contacto con la política fue durante sus años universitarios, formando parte de un grupo estudiantil. ¿Qué fue lo que le impulsó a dedicarse a ello?

Yo era estudiante de Derecho cuando me involucré en la política. Me sentí un poco frustrada por la decisión de congelar la solicitud de Malta de adhesión a la Unión Europea y pensé: «¿Qué puedo hacer al respecto?». Me di cuenta de que si creía en algo, no tenía que esperar a que alguien promoviera el cambio, podía hacerlo yo misma.

«Las mujeres somos constantemente juzgadas. Se examina todo sobre nosotras: cómo vestimos, cómo actuamos o las decisiones que tomamos en nuestra vida»

Cuando asumió la presidencia del Parlamento, se hizo mucho hincapié en que era la mujer más joven en asumir el cargo ¿Cree que todavía se nos juzga demasiado por nuestra edad o nuestro aspecto físico?

Las mujeres somos constantemente juzgadas. Se examina todo sobre nosotras: cómo vestimos, cómo actuamos o las decisiones que tomamos en nuestra vida. Creo que la edad no importa. Cualquiera puede aportar algo a la sociedad, siempre y cuando se le dé la oportunidad de tener éxito.

Gracias en parte a usted, Malta se ha convertido en un lugar más visible. ¿Alguna recomendación para visitantes?

Malta es un crisol de culturas, con tantas personas y tradiciones diferentes, que lo único que puedo recomendar es que hables con los malteses, es gente muy abierta e interesante. Y por supuesto ¡debes probar la comida! Mi plato favorito es nuestro típico pan tostado: Hobz Biz-Zejt.

Definitivamente, ¿el futuro es femenino?

En realidad, prefiero decir que el futuro es la igualdad. En el mundo abundan mujeres inteligentes y trabajadoras que son más que capaces de asumir posiciones de liderazgo. Sólo necesitan que se les den las oportunidades adecuadas.

Agradecimientos: Moxy Brussels City Center Hotel.