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  • Qué hacer y qué visitar en Lisboa: viernes
  • Qué hacer y qué visitar en Lisboa: sábado
  • Qué hacer y qué visitar en Lisboa: domingo
  • Dónde comer en Lisboa: restaurantes recomendados

Hay muchos motivos para acercarse a Lisboa. En primer lugar, la cercanía; en segundo, la benignidad de su clima; en tercero, la amabilidad de sus gentes; en cuarto, el encanto de sus calles y 'bairros'; en quinto, los sones de sus fados; en sexto, probar las mejores croquetas de bacalao y otras 'delicatessen' gastro...

Si ya te estás planteando una escapada exprés este 2024, Lisboa está ahí al lado y siempre es una buena opción para un viaje de fin de semana. Es lo suficientemente grande para dar de sí una visita que dure dos o tres días, y lo suficientemente pequeña para ser recorrida caminando o en transporte público sin dejarse los pies en el intento. Esta es nuestra propuesta para descubrir Lisboa en un fin de semana. Te contamos qué hacer, dónde comer y qué visitar en la capital lusa.

Qué hacer y qué visitar en Lisboa: viernes

Acabas de llegar a Lisboa, es media tarde. Si has venido por carretera desde Madrid -te gustará saber que tenemos una guía de pueblos bonitos cerca de Madrid para pasar el día por si no dispones del fin de semana completo-, por ejemplo, estarás cansado, son 7 horas; desde Barcelona, un avión te ha llevado en apenas dos, pero los protocolos aéreos (llegar al aeropuerto, embarcar, etc) también te hacen estar cansado y quieres empezar de tranqui. OK. Tenemos una idea perfecta para tu primera tarde lisboeta.

Coge el metro allá donde estés y bájate en Marqués de Pombal. ¿Nos hemos equivocado? No. Estás en el parque Eduardo VII, uno de los más hermosos de la ciudad, desde donde puedes hacerte un selfie con vistas a toda la ciudad y etiquetarlo con un #welcomeLisbon —¿vas a publicarlo en Instagram? Aquí los mejores filtros para tus fotos—.

Sigue por la Avenida da Liberdade, una de las arterias comerciales y centro moderno y económico de la ciudad, que desemboca en la plaza de Restauradores. En esta plaza, que recibe su nombre de los portugueses que se independizaron de los españoles allá por el siglo XVII, merece la pena detenerse un ratito para admirar varios puntos de interés, como el curioso Teatro Edén –hoy un hotel art déco– o el Palacio Foz –un palacete donde hoy se encuentra la oficina de turismo–.

Al lado se encuentra el elevador da Glória, que te conducirá al lugar perfecto para concluir esta pequeña primera toma de contacto: el mirador de San Pedro de Alcántara, en lo alto del Barrio Alto. Para muchos es el lugar más bonito donde admirar las vistas de Lisboa. Concretamente, estas:

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Mirador de San Pedro de Alcántara.

Qué hacer y qué visitar en Lisboa: sábado

9.30 Vamos a empezar donde lo dejamos ayer, en la plaza de Restauradores. Si bajamos hacia el Tajo, entramos a la Baixa, el barrio más céntrico de la ciudad, situado entre Alfama (a la izquierda) y el Chiado (a la derecha). Te recibirá la plaza de Don Pedro IV, que todos conocen como el Rossío, el punto de encuentro de los lisboetas, un animado lugar donde se encuentra el Teatro Nacional Doña María II, la estación ferroviaria de Rossio, de 1887 y el conocido Café Nicola, quizás el más famoso de Lisboa. ¿Un café en las cafeterías más bonitas e instagrameables antes de seguir la ruta?

11.30 Desde la anexa plaza Figueira y sus casitas abuhardilladas podéis seguir por la Rua Augusta, que es peatonal, y mientras disfrutas de las callejuelas y de los comercios, deléitate en ver las fachadas de los azulejos, un verdadero espectáculo en la ciudad. A la derecha, asómate un momento al elevador de Santa Justa, de 45 metros de alto, que conecta la Baixa con el Chiado, un bello ejemplo de la arquitectura del hierro que se terminó de construir en 1902.

De vuelta a la Rua Augusta y paseando siempre hacia el Tajo, llegarás a la plaza do Comercio, también conocido como Terreiro do Paço, justo después de que atravieses el arco final. Es una explanada enorme que se asoma al Tajo, ideal si vas con niños para que jueguen un rato, y ocupa el solar del que fuera el palacio real antes de que lo destruyera el terremoto de 1775, que habitaba José I, el rey cuya estatua preside ahora la imponente plaza.

13.00 Justo antes del aperitivo, vuelve hacia atrás, a la Calçada São Francisco , por donde pasa uno de los atractivos de la ciudad, el turístico tranvía 28, que te llevará hasta el barrio de Alfama. El viaje sencillo cuesta 2,90 euros, aunque con tarjetas prepago como las del metro, 7 colinas o Lisboa Viva, te sale por 1,45 €. En la Lisboa Card está incluido. Puedes bajarte en Portas de Sol, una animada plaza con un bonito mirador sobre el distrito y el estuario del Tajo, y comenzar a recorrer lo que era este antiguo barrio de pescadoras. Encuentra aquí los sitios más 'top' para comer en Lisboa.

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El Castillo de San Jorge preside el barrio de Alfama.

15.30 Sí, ya lo has visto. Alfama son cuestas y más cuestas, como has podido descubrir para poder acercarte hasta el Castillo de San Jorge, uno de los emblemas de la ciudad (abierto de 9 a 18 en invierno y de 9 a 21 en verano; la entrada general es de 8,50 euros y hay diferentes de tipos de reducidas: los menores de 10 años entran gratis). Construido originariamente en el siglo V por los visigodos, fue ampliado 400 años después y transformado con Alfonso Enríquez, aunque su mayor modificación tuvo lugar en 1938. Sus vistas son espléndidas y vale la pena dedicar un par de horas a recorrer el castillo con sus once torres.

17.30 El barrio de Alfama es el más tradicional y el que está vinculado al fado; el de las rúas estrechas De hecho, bajando hacia el tajo por una de ellas, la Rua da Saudade, llegarás a la catedral de Lisboa, la iglesia más importante de la ciudad, de estilo románico. Vale la pena entrar a ver uno de los templos que ha resistido mejor los movimientos de tierra y admirar, previo pago de 2,5 euros, su magnífico claustro con los restos excavados en los últimos tiempos.

18.30 Toma de nuevo el tranvía 28 y dirígete al Chiado, el barrio más bohemio y cosmopolita de la ciudad que, tras el terrible incendio de 1988, se ha reorientado con un enfoque más comercial. Si aún está abierto cuando llegues, vale la pena pagar para ver las ruinas del bonito Convento do Carmo, las preciosas ruinas abiertas de un templo gótico que el terremoto de 1755 tiró abajo y donde hoy se ubica el museo de arqueología.

El aire intelectual de la zona se percibe en sus preciosas tiendas de libros, como la Livreria Bertrand, fundada por dos franceses en 1732 (se dice de ella que es la más antigua del mundo) o sus cafés, como el A Brasileira, con la estatua de Pessoa en la puerta, perfecta para que los 'instagramers' se deleiten con ella.

20.00 Justo al lado se encuentra el Largo de Camoes, límite entre el Chiado y el Barrio Alto, la zona donde vamos a concluir el primer día completo, ideal para escuchar fados, disfrutar de la vida nocturna, admirar bellos grafitis y comer en uno de sus restaurantes con encanto. ¿El plan? Los bares por aquí no son discotecas, todo es de tranqui, que mañana tocará madrugar.

el largo de camoes sirve de transición entre el chiado y el bairro alto, en lisboa, portugal
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El Largo de Camoes, una de las plazas más animadas de Lisboa.

Qué hacer y qué visitar en Lisboa: domingo

9.30 De nuevo tenemos que madrugar para acudir a otro de los lugares emblemáticos de Lisboa, el barrio de Belém, al oeste de la ciudad y junto al Tajo. Es necesario levantarse pronto si quieres ahorrarte las colas para entrar al magnífico Monasterio de los Jerónimos.

Fue construido en estilo manuelino a principios del siglo XVI para celebrar el regreso de las Indias del descubridor Vasco de Gama, quien está enterrado ahí. Vale la pena pagar los 10 euros de la entrada (los menores de 12 años entran gratis: también los usuarios de la Lisboa Card y el primer domingo de mes, es gratuito para todos).

Justo delante del monasterio, se encuentra otro punto reconocible de Lisboa, el Monumento a los Descubridores, erigido en 1960 para conmemorar los 500 años de la muerte de Enrique el Navegante. Detente un rato a admirar la magnificencia de las 33 esculturas de Leopoldo de Almeida.

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Entrada al Monasterio de los Jerónimos.

12.00 A aproximadamente un kilómetro, en un agradable paseo junto al Tajo, se encuentra la icónica Torre de Belém, que ha representado desde hace siglos el poderío de los portugueses. Es una hermosísima torre que ha servido para defensa, aduana y faro, construida entre 1515 y 1519. Puedes acceder a su interior con una entrada combinada con el Monasterio de los Jerónimos al precio de 12 euros los dos (vale la pena).

13.30 Una de las atracciones más excitantes de la ciudad es el Pilar 7 Bridge Experience, un ascensor público de suelo transparente que sube por el precioso puente 25 de abril. La vista es bastante chula; eso sí, poco apta para personas con vértigo.

17.00 Aprovecha y quédate a comer por la zona de Belém para probar o llevarte a casa uno de los dulces típicos de Portugal, los pasteles de Belém, hechos con nata. O saboréalos en la hora de trayecto en el autobús 728 que te llevará desde el monasterio de los Jerónimos hasta el Parque das Nações, final de nuestro recorrido.

Albergó la Expo de 1998 y muchos de los pabellones de entonces han sido reconvertidos; por ejemplo, uno de ellos es un fabuloso Oceanário de más de 30 tanques que contienen más de 15.000 animales y plantas de 450 especies y quédate totalmente fascinada (los menores de 3 años entran gratis y hay un billete familiar –2 adultos y 2 niños menores de 12 años– a partir de 36 euros).

En algunos de los edificios de esta zona verás la huella de Santiago Calatrava, como es el caso de la estación de Oriente. También hay un teleférico, con un pequeño recorrido de 8 minutos sobre el río tajo, que puede ser una buena manera de poner punto y final a nuestra visita a Lisboa (9,50 euros el billete de ida y vuelta para adultos; 6,50 euros ida y vuelta para niños de entre 3 y 12 años; y gratis para los menores de 2 años).

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El parque das Naçoes de Lisboa.

Dónde comer en Lisboa: restaurantes recomendados

Lisboa no solo es un destino de lo más atractivo para viajar en familia o para hacer una escapada romántica en pareja, sino también una ciudad irresistible para los foodies más avezados que quieran conocer lo mejor de la gastronomía lusa. Porque sí, ya te confirmamos que en Portugal hay mucha vida gastro más allá del bacalao. Por eso mismo, en ELLE confeccionamos toda una selección con los 24 mejores restaurantes de Lisboa donde comer bien y aquí te dejamos diez de esas direcciones gourmet indispensables:

  • O Trigueirinho: un restaurante familiar en el que encontrarás auténtica cocina portuguesa casera. Dirección: Largo dos Trigueiros, 17.
  • Rosamar: tanto la estética de este coqueto local —"requintado", como dirían los portugueses— como su carta, miran directamente al mar. Dirección: Rua da Rosa, 317.
  • A Taberna da Rua das Flores: el cocinero André Magalhães recupera los productos y sabores de los platos tradicionales portugueses. Dirección: Rua das Flores, 103.
  • Can the Can: donde las conservas tradicionales se convierten en objeto de culto. Hay actuaciones musicales en directo. Dirección: Praça do Comércio, 82-83.
  • Loja das Conservas: otro lugar que te sorprenderá, donde podrás hacerte con todo un arsenal de conservas de productores regionales. Dirección: Rua do Arsenal, 130.
restaurante rosamar en lisboa
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  • The Decadente: entre sus fuertes están la merluza confitada o el tartar de tenera, ¡imprescindibles! Dirección: Rua São Pedro de Alcântara, 81.
  • Alma: Herique Sá Pessoa firma la cocina de autor de este restaurante lisboeta con dos estrellas Michelin. Dirección: Rua Anchieta, 15.
  • Seen: el 'hot spot' de la ciudad con uno de los chefs más prestigiosos de Portugal a la cabeza, Olivier da Costa. Dirección: Hotel Tivoli Avenida da Liberdade, en Avenida da Liberdade 185, piso 9.
  • Cantinho do Avillez: la mejor cocina popular de la mano del chef José Avillez. Dirección: Rua dos Duques de Bragança, 7.
  • Taberna Moderna: atún con mango, arroz con chorizo de calabaza y setas, ceviche de lubina y salmón… ¡no sabrás por dónde empezar! Dirección: Rua dos Bacalhoeiros, 18A.

Te garantizamos que volverás de tu viaje con muy -pero que muy- buen sabor de boca. No en vano, la ciudad lisboeta enamora a propios y extraños a golpe de arte, gastronomía y fado.