Aunque las rupturas tormentosas siguen estando siempre a la orden del día en el panorama de las celebridades, como deja claro la reciente separación entre Zayn Malik y Gigi Hadid, cuya relación era vista a través del irreal filtro de Instagram como una historia de amor de película, comienza a ser habitual que la corrección política que impera en el mundo de la fama haya llegado también a las rupturas. Frente a las acaloradas discusiones y los divorcios mediáticos, desde que Gwyneth Paltrow impusiera el “buenrollismo” emocional con su idílico divorcio de Chris Martin (que se va de vacaciones con Paltrow y su actual marido), comienza a ser normal que las celebridades e influencers pongan el punto final a sus relaciones haciendo uso de emojis sonrientes y de corazones. ¿Son los dramas y las lágrimas cosas del pasado? ¿Se nos ha ido de las manos la voluntad perfeccionista hasta el punto de que ya no nos permitimos ni tan siquiera una ruptura que se salga de los cánones ‘instagrameables’?

rupturas perfectas
Juan Naharro Gimenez//Getty Images
Alba Paul y Dulceida

Amelia Bono y Manuel Martos anunciaron su separación a través de Instagram, el nuevo gabinete de prensa de las celebridades, a comienzos de julio mediante una imagen en la que la pareja posaba junta y sonriente. “Nuestro amor y nuestro cariño seguirá siendo igual de importante, igual de bonito, igual de grande, pero diferente. Y seguiremos viviendo nuestra felicidad con nuestros hijos y familias de la misma manera que hasta ahora. Hemos sido, somos y seguiremos siendo una familia feliz. Siempre”, explicaba la propia Amelia. Algo parecido sucedía con Dulceida y Alba Paul. A comienzos del verano revolucionaron las redes sociales anunciando que se iban a tomar un tiempo, y ambas han comunicado el no retorno de su amor a sus millones de seguidores subiendo al mismo tiempo imágenes de algunos de sus momentos más felices en pareja junto a textos carentes de aristas ni resentimientos.

“Considero que las rupturas de algunos influencers se manejan con extremo cuidado por temas de imagen, custodias de hijos o divorcios largos y de mucho dinero. En otras palabras, no son rupturas comunes, porque no son matrimonios como los de los demás. Estos matrimonios tienen la presión de la imagen y de que todo lo que rodee la ruptura puede llegar al ojo público. Esto puede generar una presión mayor al ya difícil trance de poner fin a una relación. Fuera de si hay romantización o amor Disney, es clave que se vean los intereses que se comparten dentro de la pareja y cómo han manejado su matrimonio y su relación. Sea como sea, una ruptura siempre puede suponer un paso difícil para una relación y es más importante gestionarla con coherencia y con respeto hacia lo que se tuvo en común. Más importante que lo mostramos hacia los demás es el cuidado que se tiene por hacer de la ruptura un cierre de ciclo completo en donde los implicados hagan lo que consideren para ganar tranquilidad y puedan poner un punto final a esa relación amorosa”, explica María Pasión, Love Coach de Meetic.

Los peligros del "final feliz"

Las relaciones paranormales nos empujan a vivir las aventuras y desventuras sentimentales de las celebridades como si fueran las de nuestro círculo cercano, por lo que cada giro de guión en su devenir emocional nos termina por afectar. Esa es también la razón por la que al ver cómo los influencers y los famosos presumen de amores idílicos en sus redes, donde sus sonrisas se subrayan por si fuera poco con todo tipo de lujos y ostentaciones, al mismo tiempo sus relaciones son las responsables de que en muchas ocasiones, pensemos que las nuestras no son lo suficientemente buenas o apasionadas.

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Phillip Faraone//Getty Images
Machine Gun Kelly y Megan Fox

Como explicaba a ‘Forbes’ el empresario y académico de Internet Kalev Leetaru, “un creciente cuerpo de investigación y argumentación sugiere que estar saturado con imágenes tan perfectas en las que cada escena representa la vida en su mejor momento puede hacer que las personas sean menos felices cuando comparan sus imágenes escenificadas con sus propias vidas”. La positividad “bodegonizada” para las redes sociales se nos ha ido tanto de las manos que incluso ahora las rupturas han de ser también perfectas. Por ello, cuando en la vida real nuestras relaciones sufren un traspiés y comprobamos que emocionalmente estamos más cerca del divorcio de Angelina y Brad que del de Kim Kardashian y Kanye, las consecuencias psicológicas en un momento tan delicado pueden ser demoledoras.

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Marc Piasecki//Getty Images
Kanye y Kim

“Las redes sociales nos permiten ver la vida con un cierto grado de perfección, pero todos sabemos que una cosa es lo que vemos en pantallas y otra muy distinta es la vida real. El amor tiene muchas más variantes, es un sentimiento que mueve a las personas para que nos unamos o nos desunamos. No hay rupturas felices, lo que sí puede haber es un claro entendimiento con esa persona con la que compartes tu vida, y por eso vemos que algunas ex parejas pueden continuar siendo amigos después de dar cierre a su relación. Como coach de Meetic considero que la relación perfecta no existe, pero es en el compromiso y en el ajuste de valores emocionales de pareja donde encontraremos la vía para tener una historia que nos regale momentos valiosos, que nos permita tener relaciones reales y que nos permitan sentir que el amor auténtico es la base de construcción de una pareja”, matiza María Pasión.