Vivimos en una sociedad en clave Excel en la que parece hay que compartimentar todo y agendar tanto encuentros, como charlas vinculadas con las relaciones… Sí: incluso calendarizamos las rupturas. Aunque los enemigos de la organización tiemblen ante esta idea, en realidad el timing es esencial en asuntos amorosos, y tenemos poco en cuenta este aspecto cuando nos encontramos a las puertas de tener “algo” (término ambiguo donde los haya) con “alguien" (ídem). Tendemos a pensar que basta con encontrar a una persona soltera con quien haya atracción y con quien todo fluya para poder iniciar una relación, pero nos olvidamos de un detalle importante: ambas partes han de encontrarse en un momento concreto de disponibilidad.

"Cuando la luz de libre de una persona, como la de un taxi, está apagada, no hay nada que hacer"

“Todos los días miles de relaciones perfectamente buenas no prosperan porque una parte ha decidido que no es el mejor momento para él o ella. Cuando la luz de libre de una persona, como la de un taxi, está apagada, no hay nada que puedas hacer para convencer a esa persona de que la encienda”, escribe Dolly Alderton en ‘Querida Dolly: sobre el amor, la vida y la amistad’.

Sin embargo, este tema es tan peliagudo y difuso que la propia autora, en otro momento del libro, viene a decir prácticamente lo contrario: que los tiempos de nuestras relaciones no las dicta un poder superior, por lo que poseemos el control absoluto de nuestros tiempos si conocemos a alguien que nos gusta y que quiere estar también con nosotros. Lo sé: al maldito “sí, pero no” y al clásico “no eres tú, soy yo” hemos de sumarle ahora otra losa, la de que no hay una respuesta concreta ni certera a este dilema universal. De hecho, al consultar con las psicólogas Elizabeth Clapés y Alicia González, aunque comparten algunas impresiones, descubrimos que su punto de partida es algo diferente.

"Podemos enamorarnos en cualquier momento, sin esperarlo, sin planificarlo y sin andar buscándolo"

"Es cierto que ambos tienen que estar en un momento vital que les permita invertir tiempo en el vínculo, pero también es verdad que, normalmente y salvo casos excepcionales (ojo, que existen, pero no son la mayoría), adaptamos nuestro presente a la persona que acaba de llegar a nuestra vida. Podemos enamorarnos en cualquier momento, sin esperarlo, sin planificarlo e, incluso, sin andar buscándolo”, comenta Clapés, autora de ‘Perderte para encontrarme’. “Es por eso que realizar algunos cambios para que nuestra situación encaje con el hecho de conocer a otra persona es algo muy frecuente y que, además, puede derivar en una historia que valga mucho la pena y por la cual agradeceremos el esfuerzo más adelante”, dice.

disponibilidad emocional incompatible
FELIPE HERNÁNDEZ/NETFLIX//Netflix
Disponibilidad emocional incompatible

Cuando le comentamos a González, que tendemos a pensar (¡pobres ilusas!) que para que una relación comience, basta con que dos personas se gusten y estén disponibles, cuando lo oportuno sería saber si ambos están en un momento concreto de disponibilidad, explica que cada vez conecta menos con la palabra disponible. “Cuando la escucho, me viene a la mente el típico cartel que ponen en la puerta algunos locales cuando el trabajador está ausente: “enseguida volvemos”, que incita a quedarte esperando a que aparezca de nuevo y puedas entrar. La disponibilidad emocional de alguien no es un estado que transite en un tiempo concreto, sino que más bien es algo que tiene que ver con la apertura y el compromiso que esa persona está dispuesta y se siente capaz de ofrecerte. Que te guste y sientas atracción y conexión hacia alguien, es crucial, pero si lo que estás buscando tiene que ver con algo quizá más a largo plazo, o simplemente estás abierto a lo que surja, vas a necesitar que tanto esa persona como tú, estéis dispuestos y abiertos a mostrar vulnerabilidad, deseo y compromiso”, asegura.

'Bad news' para las impacientes y para los que temen rasguños emocionales: ni las prisas ni el miedo a hablar sin tapujos tienen cabida en este tipo de (des)encuentros. Alicia González, autora de ‘Amigos mejores’, nos invita a reflexionar más poniéndonos un ejemplo. Advertencia para quienes tengan el corazón sensible: viene una buena bofetada de realidad. “¿Te irías de viaje con una amiga que sabes que al llegar al destino, se irá por libre y te dejará sola en un país extraño? Seguramente me digas que no. Es posible que incluso tengas clarísimo que esa persona no sería amiga tuya. Pero en las relaciones pasa lo mismo. Te montas en el tren con una persona que no te está mirando a ti, que simplemente se sienta a tu lado y mira por la ventana. Pero tú le miras. Esperando y deseando que algún día se gire a mirarte. ¿Llegará ese día? No lo sabemos ni tú ni yo, pero en la espera, no querrás bajarte porque cada vez sentirás que has invertido más tiempo, más esperanza, más lágrimas…", dice la psicóloga.

disponibilidad emocional incompatible
Netflix
Disponibilidad emocional incompatible

"Pero puede que llegue un día en el que te levantes del asiento y al bajarte, cansada, desilusionada y sola, te encuentres en un país distinto, sin conocerte, habiéndote perdido los paisajes de la vida y no teniendo ni idea de cómo llegaste ahí”. Auch. Auch. Clapés es igualmente demoledora con sus palabras, por lo que advertimos a quienes esperen un giro Disney, que este tren amoroso va a descarrilar en 3,2,1… “Bien es cierto que encabezonarnos con alguien que nos ha dicho claramente que no quiere una relación con nosotras, es muy probable que acabe de forma dramática. ¿Puede cambiar de opinión? Sí. ¿Es lo más probable? No. Lo más factible es que acabemos yendo detrás y tratando de convencer a alguien de que merecemos la pena, hiriendo mucho nuestra autoestima y, además, recibiendo constantemente el mensaje de "te dije que no quería nada serio" por parte de la otra persona”. Por favor, ¿dónde está el bar en este tren, que necesitamos una paradita técnica?

El coste de oportunidad y el golpe a la autoestima

A la indisponibilidad emocional hay que añadirle en ocasiones un concepto que aunque proviene de la economía, está profundamente anclado en el mundo del (de)amor: el coste de oportunidad. Se trata del beneficio económico perdido al elegir una opción en particular. Cuando alguien alega que no quiere algo serio por si a causa de estar en una relación, pierde la oportunidad de conocer a alguien (que alguien me de un Diazepam ya, por favor), ha llegado el momento de bajarse del tren. ¿De verdad queremos estar con una persona que está pensando que podría aparecer alguien mejor? ¿Acaso hay algo más doloroso que la frase "alguien mejor"? ¿ACASO NO ERES TU LA MEJOR?

Ante semejante comentario, una vez más quien termina dañada es nuestra autoestima, esa que hay que proteger para aprender a no pensar que somos el problema (recuerda: no eres tú, es el otro… O eso ha dicho) y que no somos suficiente. Es habitual que estos pensamientos emerjan cuando la persona a la que supuestamente le encantamos no quiere estar con nosotras. Afortunadamente, en esta nube de desconsuelo y emociones, la razón se abre paso de la mano de Alicia González, que recorre este tren de dudas con un carrito repleto de reflexiones y de raciocinio. Que nos ponga un par de cada uno de ellos... ¿Podemos pagar con tarjeta?

"Es comprensible que te entristezca y te hiera que la persona que te gusta no te corresponda"

“Es muy importante separar la frustración y la tristeza, del ego, la autoestima y la identidad. Es comprensible que te entristezca y te hiera que la persona que te gusta no te corresponda de la misma manera. Pero debemos ser realistas con nosotros mismos: ¿acaso nos gustan todas las personas? ¿No tenemos amigos que nos encantan pero son lo que son porque no existe esa química o conexión que necesitamos en una pareja?El hecho de que nosotras opinemos eso, ¿convierte a nuestro amigo en alguien insuficiente? No. Es simplemente una opinión, como la de la persona que nos gustaría que nos correspondiera. Es frustrante, pero no poderosa”, asegura.

"El dicho “quien la sigue la consigue” es tan dañino como llevar unos Louboutin en el campo"

La vida no es una romcom: lo habitual no es que cuando alguien te dice que no quiere una relación seria, termine por descubrir que en realidad, sí la quiere. El dicho “quien la sigue la consigue” es tan dañino como llevar unos Louboutin en el campo, y pensar que esas palabras son ciertas conducen a la frustración y a lo que precisamente quiso evitar quien te advirtió que no estaba preparado para tener una relación: romperte el corazón. Es importante además no encandilarnos ante la idea de que alguien no está accesible o es complicado: si te obsesionas con intentar encontrar entradas para ese concierto que está 'sold out', terminarás destrozada y con un FOMO imaginario resultante de imaginar lo que te podrías haber perdido… Cuando en realidad, ni siquiera llegó a comenzar. Ante la atonía vital, por más que el cine y la literatura nos hayan hecho creer lo contrario, es bastante poco factible que nazca el amor.

"No intentes construir una relación en la que no hay espacio para ti ni para tus necesidades"

Intentar construir una relación en la que claramente te han dicho que no hay espacio para ti ni para tus necesidades es como empeñarse en dormir en un hotel en el que no quedan habitaciones libres: como mucho, terminarás en un incómodo sofá fantaseando con que la suite esté disponible en algún momento. Pero como ni queremos dolor de espalda, ni un corazón empleado a modo de 'punch bag', lo mejor es abandonar ese tren sin rumbo fijo y ese hotel sin habitaciones libres, subir al coche y huir de la fantasía de que quizás, un día tengan hueco para ti. Por cierto, en este viaje de regreso, no te lleves como souvenir la rabia hacia la otra persona, porque en realidad, no ha hecho más que serte completamente sincero. No es culpa de nadie estar en momentos emocionales diferentes. Feliz viaje de vuelta.