La Real Academia Española (RAE) define trabajo como “esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza, en contraposición a capital”. Es toda aquella actividad física o intelectual que las personas realizamos para alcanzar un objetivo o satisfacer una necesidad, pero en el ámbito profesional, siempre conlleva una contraprestación económica. Si nos pagan por algo, aunque nos guste, es trabajo. Lo otro, es un hobby.

Pero saber si el trabajo ideal existe, siempre dependerá del concepto del trabajo y las mecánicas, a la hora de desarrollarlo, de cada individuo.

La libertad de elegir

Raquel Roca es speaker internacional, especializada en tendencias, transformación cultural y futuro del trabajo, además de docente y autora de varios libros, como Knowmads. Los trabajadores del Futuro y Silver Surfers. El futuro laboral es para los mayores de 40 (LID editorial). Diría que ha acabado trabajando en lo que siempre quiso. “Desde que comencé a trabajar a mis veintidós años, la base de trabajo ha sido la misma: la comunicación. Pero no fue hasta hace una década que conecté con mi propósito, lo que (r)evolucionó mi carrera ¡y (r)evolucionó mi vida!. Mi propósito es mejorar la empleabilidad sostenible de las personas”, comenta.

Precisamente, transformar la cultura empresarial hacia una más humanizada es un hito que se antoja imprescindible, a día de hoy. Una circunstancia que puede hacer ceder la balanza entre postular a una posición dentro de una compañía o aceptar un cliente, en el caso de los trabajadores autónomos.

“El trabajo ideal existe. Hay unos básicos comunes: tener libertad en todos los sentidos, incluyendo libertad de movimiento, la posibilidad de combinar el trabajo virtual con el presencial para una mejor gestión de la vida personal o la autogestión de la productividad”, añade Raquel. De hecho, según el informe State of the Global Workplace Report, casi 4 de cada 10 españoles valoran la flexibilidad laboral y los nuevos modelos de trabajo, por encima del sueldo.

La alegría y la utilidad

Para Ofelia Marín, socia fundadora del Grupo Lamucca, su ideal es “aquel en el que creces y puedes aprender cada día, en el que compartes alegrías e ilusiones. Un trabajo en el que te sientes útil, apoyado y permite que tú puedas ayudar a tu equipo”, señala.

La honestidad, apunta, es uno de los valores más agradecidos por sus trabajadores. “Siempre soñé una bonita familia y trabajar en un escenario. Lo primero lo he conseguido. En cuanto a estar en un escenario… estoy en uno más vital en el que me muevo entre tablas y cuchillos, con riesgo a que me juzguen como cuando interpretas una obra. Es verdad que en mi trabajo no me maquillo, pero pongo en escena cada día mis habilidades y podría decirse que, aunque los aplausos no son tan obvios, es maravilloso cada vez que alguien disfruta de mis platos”, comparte Ofelia.

Es crucial hacer autoanálisis para entender si estamos alineados con el propósito del trabajo

En palabras de Marta Campos, Country Lead Spain en Talent Garden, el trabajo ideal existe, pero no tiene por qué ser el mismo para cada trabajador, sino que depende tanto de la empresa como de la persona. “Las organizaciones deben fomentar una cultura empresarial transparente y coherente, así como proporcionar autonomía a los equipos y ofrecer a sus empleados la posibilidad de crecer y desarrollarse profesionalmente. Esto repercute directamente en mayor satisfacción para el trabajador de forma individual y, por lo tanto, un menor número de personas en rotación”, traslada.

El crecimiento

Marta apunta también hacia el lado del trabajador: “Es crucial hacer un autoanálisis periódico, cada seis meses o cada año, para entender si estamos alineados con el propósito de nuestra empresa y si estamos evolucionando en la dirección que queremos. Las personas somos cíclicas y nuestros retos profesionales lo son también, así que detectar cuándo terminará nuestra etapa profesional en una entidad puede ahorrarnos cronificar el estrés laboral o burnout y tener una relación más sana con el trabajo”.

Eva Prieto, directora general de Keytron SA y consejera de Digiespace, que terminó estudiando Ingeniería de Telecomunicaciones y trabajando en el mundo de la Tecnología y Ciberseguridad, confiesa que su vocación siempre fueron las letras y las artes. “Creo que he acabado en el polo opuesto, pero reconozco que me encanta este sector en continua evolución, nada rutinario. Considero que un elemento clave a la hora de elegir trabajo es la parte de Responsabilidad Social, así como las políticas ESG (medioambientales, sociales y de buen gobierno)”, aporta Eva, y añade: “Pienso que no existe el trabajo ideal, vamos evolucionando y nuestras expectativas y visiones de este idealismo laboral van cambiando con el tiempo, pero sí vislumbro ese el trabajo que te apasione, en el que aportes, colabores y aprendas".

Y es que es el microaprendizaje continuo, sin duda, otra habilidad muy valorada en el presente. En cualquier caso, parece que Confucio estaba en lo cierto: “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”.