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Aunque diversos estudios señalan que en realidad, los trabajadores pueden enterarse de muchas cosas al escuchar este tipo de conversaciones, que en ocasiones no sólo proporcionan información sobre lo que sucede en la empresa, sino que pueden ayudar a comprender la mentalidad, la carga de trabajo y los estados de ánimo de los compañeros, cuando descubres que uno de ellos está hablando mal de ti, el asunto se vuelve delicado.
“El principal aspecto a tener en cuenta a la hora de gestionar el malestar que puede provocarnos una crítica es el de aprender a diferenciar entre la crítica a nuestro trabajo y la crítica a nuestra persona. Una buena autoestima será aquella que nos permita no vernos afectados por la opinión de personas que para nosotros no son una referencia”, dice Javier Savin, Experto en Psicología del Trabajo y las Organizaciones. “Cuando estos comentarios o críticas se hacen en nuestra presencia, en ocasiones, bastará con repetir en voz alta el comentario (parafrasear), mal intencionado e informar que nos ha hecho sentir molestos. En muchas ocasiones, esto es suficiente para que la persona tome conciencia. En otras, continuará repitiendo tan molesta conducta, y en estos casos, nuestra decisión como adultos es la de escoger entre continuar manteniendo una relación cercana con esta persona, o por lo contrario, la de limitarnos a lo imprescindible. Entre adultos, el único castigo aceptable es la distancia”, añade.
Preguntamos a Carolina Pérez, experta en bienestar laboral en Vivofácil, cómo gestionar este delicado asunto sin que afecte a nuestro rendimiento laboral, pues trabajar en un contexto en el que se están recibiendo críticas de forma constante es un proceso complejo. "Aunque se debe evitar hacer caso a las mismas, puesto que, en muchas ocasiones, no parten de cuestiones objetivas, sino de diferencias entre las personas, puede terminar afectando a nuestro rendimiento laboral. Sin embargo, en este proceso intervienen numerosos factores y la vivencia de cada persona ante esta situación siempre será diferente, por lo que es complicado generalizar. De esta manera, habrá personas que ante la crítica se hagan más fuertes, y personas que, por el contrario, vean minada su autoestima porque les den mayor credibilidad”, dice a ELLE.
Por supuesto, no es extraño enfadarse al descubrir que los compañeros hablan mal de uno mismo, pero es importante no dejar que la ira domine la situación y diferenciar cuándo se habla mal de nosotros desde un prisma laboral y cuándo se critican cosas de nuestra forma de ser o vida privada. Javier Savin aclara que lo importante será tener clara la intencionalidad, es decir, descubrir el motivo de esos comentarios. “Cuando el objetivo sea perjudicar y en ocasiones se haga faltando a la verdad, será especialmente importante tomar decisiones que nos permitan poner fin a esos comentarios o coger distancia con esa persona”, dice.
Carolina Pérez añade que la gravedad en las críticas se ve aumentada cuando afecta a la vida personal o privada, ya que se trata de cuestiones que, de ninguna manera, tienen por qué juzgarse en el entorno laboral, siempre que no interfieran con el desempeño de la persona. “La solución a esta cuestión radica en promover entornos laborales que fomenten la conciliación entre la vida personal, familiar y laboral. En aquellas empresas que establecen límites y barreras claras entre estas esferas, se facilita la capacidad de separar los aspectos laborales de los personales. Además, la inversión en formación en diversidad e inclusión para todo el personal, desde el equipo directivo hasta los mandos intermedios y la plantilla en general, desempeña un papel fundamental”, explica.
Para finalizar, no queremos dejar de preguntar a la experta en bienestar laboral cuándo estas críticas alcanzan un nivel superior y cuándo es oportuno hablar con el departamento de recursos humanos al respecto. “Aunque ''hablar mal' en sí no supone una conducta constitutiva de acoso, la reiteración de la misma y las consecuencias que tenga para la persona pueden llegar a serlo, ya que muchas veces esas acciones suponen, a la larga, la exclusión de la persona del grupo de iguales, y tienen igualmente consecuencias psicológicas en la persona que recibe las críticas. Cuando las críticas se den de manera continuada, o no se tenga la oportunidad de confrontar a la persona o personas que las realizan, o bien, después de hacerlo, no se produzca un cambio de conducta, es recomendable acudir a Recursos humanos, ya que en las empresas existen protocolos de vigilancia y actuación ante este tipo de situaciones”, explica.
Si se produce una variación en el rendimiento, o el agravamiento psicológico es elevado, la empresa ya tendrá conocimiento de la situación y podrá aplicar los mecanismos necesarios ante la misma.
