Es indudable que nos encanta el verano, disfrutar de la playa, de las barbacoas con los amigos y del tiempo libre, lo único que queremos es olvidarnos de la rutina diaria. Y ahí es donde fallamos. No decimos que tengas que estar pendiente del móvil por cosas de trabajo, ni que tengas que quedarte en casa, pero hay ciertos hábitos, algunos malos, que adquirimos en las vacaciones y que hacen descuidar el cuidado de nuestra piel. Arrugas, manchas y piel seca son solo alguno de los síntomas de estos errores que, a la vuelta al trabajo, te hacen parecer más cansada de lo que te fuiste.

Y es que, según algunos estudios, el 20% de los signos visibles del envejecimiento de la piel están relacionados con el paso del tiempo y, por lo tanto, son inevitables. Sin embargo, el 80% están relacionados con el estilo de vida que llevamos y los factores ambientales, por lo que siempre podremos hacer algo al respecto. ¿No crees? Estos son los errores más básicos que cometemos y te contamos cómo solucionarlos.

1. Estar mucho bajo el sol

Sabemos que verano es igual a bronceado, pero no todo vale para este propósito. A la hora de tomar el sol cometemos dos errores graves. El primero, y más importante, no echarnos –o no hacerlo lo suficiente– protector solar cuando vamos a la playa o a la piscina. El segundo, más olvidado si cabe, protegerse durante todo el día. Aunque no tengas pensado tener un día de baño, el sol sigue su curso y los rayos UV nos afectan del mismo modo. Y es que la sobreexposición continuada al sol puede provocar la aparición de líneas de expresión y arrugas, además de quemaduras y piel seca, lo cual nos hará parecer mayores.

¿La solución? La más clara es aplicarte un protector solar regularmente. Pero si no sabes salir de casa sin ir maquillada, puedes usar una crema con color que tenga protección solar, como la CC Ultra Evenness de Biotherm, que con su factor 50 protege la piel de los rayos UV, y con sus extractos de moringa y venuceane, con propiedades antioxidantes, combaten los efectos de la contaminación y de otros factores ambientales.

2. Mala alimentación

Barbacoas, comidas familiares, aperitivos en el chiringuito… La lista puede seguir porque, en cuanto a compromisos delante de una mesa no tenemos fin. Y eso pasa factura a nuestro cuerpo. No solo hablamos de malas digestiones, hinchazón o coger algún que otro kilo de más, porque descuidar nuestra alimentación provoca erupciones y otros problemas en nuestra piel. Así que, en la medida de lo posible, intenta seguir una dieta sana y equilibrada para retrasar la aparición, por ejemplo, de los signos prematuros de la edad. Mantén los niveles de antioxidantes en óptimas condiciones, comiendo frutos del bosque, e incorpora a tu dieta grasas saludables con pescados ricos en ácidos omega-3, como el salmón, y come verduras de hoja verde ricos en minerales que ayudan a proteger la piel.

3. No hacer limpieza en profundidad

Con tantos planes se nos olvida que la piel necesita de vez en cuando un respiro, y no basta con desmaquillarse por la noche y lavarse la cara por las mañanas. Hacer una limpieza en profundidad es tan importante en invierno como en verano. De hecho, con el calor, las cremas solares, el sudor y el maquillaje, la piel se resiente más, por lo que debes usar cada noche un limpiador suave que elimine todos los restos de impurezas, y exfolia una vez por semana tu piel.

4. Pasarse con las copas

Sabemos que es verano, que estás de vacaciones, que quieres pasártelo bien, pero te recomendamos que no te pases con esas copitas a la orilla del mar. Porque abusar del alcohol puede dañar las células y provocar la aparición de arrugas, entre otras consecuencias que tiene una noche de juerga, y que es mejor no mencionar (ejem, ejem). De todas formas, a la mañana siguiente asegúrate de usar una crema hidratante para suplir la falta de agua que tiene tu piel tras la ingesta de alcohol. Utiliza una que además reduzca los signos del envejecimiento prematuro, como Blue Therapy.

5. Duchas calientes

Te puede sonar raro, y más en verano, pero mucha gente no soporta ducharse con agua fría aunque haga mucho calor. Y según los expertos, el agua fría puede ayudar a constreñir los vasos sanguíneos, cerrando los poros temporalmente, disminuyendo las rojeces y la inflamación, al mismo tiempo que aumenta el flujo sanguíneo para mantener la temperatura corporal. Con lo cual, la piel recupera su mejor aspecto.