Fuiste una pionera trabajando hace 20 años en la famosa serie Falcon Crest, ¿en qué ha cambiado Estados Unidos?

Sigue siendo un país fascinante. Mientras viví en Los Ángeles tuve experiencias inolvidables: organizaba barbacoas con actores, paseaba junto al mar, hacía excursiones en coche al desierto... Incluso viví un terremoto terrible en 1994 y me sorprendió la solidaridad de la gente.

A pesar de vivir en la capital, Barcelona es tu urbe favorita, ¿por qué?

Tiene todo, mar y montaña. Me gusta pasear por La Rambla, aquí aprendí a observar a la gente y a adivinar sus deseos. Tengo nostalgia del Mediterráneo y me encanta su cocina: habas a la catalana, suquet, calçots o las peras de San Juan.

¿Cuál es el destino de tus sueños?

Me encantaría hacer una película junto con Scott Cleverdon, mi marido, y poder rodar en un país como India, y así poder descubrir Bollywood.

¿Qué lugares piensas visitar en breve?

Vamos a trabajar en un largometraje en Chile, y rodaremos en Italia la próxima temporada de la serie Los Borgia (Cuatro). Adoro la gastronomía e historia italianas, es un sitio al que tengo un gran cariño. En Roma, me fascina hacer itinerarios por las orillas del Tíber.

Pero, ¿Los Borgia no se rodó en Praga?

Sí, estuvimos 9 meses. Es una ciudad sorprendente y de gran belleza. He vivido su evolución desde que la conocí en 1975 en un viaje de fin de curso.

Has pasado media vida viajando, ¿no te da pereza hacer maletas?

En absoluto. Mi madre escribió con 70 años un libro delicioso, Viajar es vivir, donde narra las aventuras de mi abuelo cuando zarpó hacia Cuba. Cuando era pequeña mis padres nos llevaban a conocer Cataluña todos los domingos. Luego, en la década de los 80, cogía aviones cada dos días, así que aprendí a hacer el equipaje llevando solo lo imprescindible.