Llantos, pataletas, pasajeros que te miran mal…Viajar en avión con un niño suele ser una odisea muy molesta para los más pequeños y bastante estresante para los padres. Para evitar las situaciones más extremas es importante tener en cuenta unos consejos antes de subir al avión.

Lo primero es la documentación, todos los niños deben volar con su DNI y si se trata de vuelos extracomunitarios, también es necesario el pasaporte. Todos los recién nacidos pueden volar a partir de las dos semanas, y las compañías aéreas tienen establecidas dos categorías según la edad del pequeño: hasta los dos años se les considera bebés, de los dos hasta los doce años ya se les considera niños.

En el caso de los bebés: viajan sin ocupar asiento (por lo que va en brazos de un adulto), no pagan billete pero si pagarán un seguro de vuelo y deben tener su tarjeta de embarque. En los vuelos de largo recorrido, existe la opción de solicitar una cuna o silla porta bebés homologada para usar en el avión. Pero eso sí, hay pedirlo con antelación a la aerolínea. En todo caso, siempre se proporciona un cinturón de seguridad especial para el bebé.

Entre los dos y doce años los niños que viajan en avión si ocupan asiento. Un consejo bastante útil para esta franja de edad es reservar el sitio junto a la ventanilla porque les hace ilusión y, lo más importante, se entretendrán durante un tiempo.

Si puedes hacerlo, reserva los asientos delanteros porque son bastante más amplios. En caso de no poder reservar previamente, intenta embarcar de los primeros. Aunque las compañías aéreas ya suelen tener este aspecto en cuenta y normalmente colocan a los pasajeros con niños en la parte delantera del avión. Los niños nunca deben viajar en las salidas de emergencia.

Busca siempre que puedas el horario más cómodo para volar, es decir, evita los madrugones o hacerles trasnochar y busca los vuelos en la hora de la siesta o por la noche para que vayan dormidos. En este caso, no te cortes y ponles el pijama, estarán más cómodos y podría facilitar el sueño.

Llega siempre al aeropuerto con el suficiente tiempo de antelación. Pasar los controles de seguridad es más molesto aún cuando se va con niños. La sillita de paseo tiene que pasar por el arco de seguridad y puedes llevarla hasta la misma puerta del avión. No te preocupes por los biberones, pueden pasar en el equipaje de mano.

Durante el vuelo, procura hidratar al niño frecuentemente porque el ambiente de los aviones es muy seco, y también comprueba su temperatura corporal.

Para evitar la presión de los oídos durante el despegue y el aterrizaje, en el caso de los bebés intenta darle el pecho o si no recurre al chupete. En niños de mayor edad, un caramelo o un chicle pueden ayudar.

Si el pequeño se pone a llorar durante el vuelo, intenta distraerlo o camina por el avión. En casos muy extremos, consulta con tu pediatra si existe algún medicamento para intentar que estén más calmados, pero únicamente bajo supervisión médica. También conviene consultar al doctor sobre remedios para el mareo.

En cuanto a la comida, en los vuelos largos existen menús infantiles. Los biberones o los potitos son la mejor opción para los bebés. Pero es fundamental que si recurres a estos últimos lo hayas intentado antes en casa, no vaya a ser que no le guste.

Es importante no ir demasiado cargado pero tampoco dejarse lo fundamental. Esta lista te ayudará a no olvidar nada de lo imprescindible en cualquier equipaje de mano:

-Pañales, toallitas, cremas y todo lo que necesites para cambiarle el pañal. También lleva pañuelos de papel para los niños más mayores.

-Una toalla de mano para limpiar en caso de que el niño salpique o ensucie algo.

-Ropa para cambiar al niño por si se ensucia y alguna prenda para ti también por si te llevas alguna mancha.

-Algo para abrigarle durante el vuelo como una mantita de viaje o un arrullo. Recuerda que en los aviones suele hacer frío.

-Los juguetes son esenciales. No cargues con trastos demasiado grandes pero procura llevar algo que sabes que les mantendrá ocupados.