1 La música y el cine están presentes en el día a día islandés. Pregunta por las rutas de Juego de Tronos y acércate a 12 Tónar, una tienda de música donde escuchar lo último en el país de Björk y Sigur Rós.    

2 En el mercado de Kólaportio, los fines de semana en Reyjkavik, puedes comprar lo más típico de Islandia: los lopapeysa (jersey de lana con dibujos), joyería con lava y figuritas con forma de elfo.

3 Aquí no hay moscas ni reptiles, pero abundan los frailecillos… O eso dicen. En todo caso, si ves un puffin, como se conoce en la isla a su pájaro nacional, fotografíalo cuanto antes.   

4 Comer puede ser un problema –ojo con el hákari, un plato con tiburón fermentado, enterrado y seco– o un éxito. Así sucede con los perritos calientes (2,50 euros), para muchos, los mejores del mundo.

5 El alcohol es caro, pero un Brennivín (orujo con patata y alcaravea) o un chupito de regaliz es más atractivo si lo tomas on the rocks, con hielo de iceberg. ¡Exquisito!