¿Quién dijo frío?
¿Te apetece dejar a un lado las bajas temperaturas durante unos días sin tener que viajar muy lejos? Con estas propuestas lo conseguirás.
Francia, un espejo de 40 metros
En Font Romeu-Odeillo (Pirineos Orientales) se encuentra uno de los mayores hornos solares del mundo. El lugar, a más de 1.500 metros de altura, se eligió por la alta cantidad y calidad de luz directa que recibe a lo largo del año. El horno funciona de tal manera que concentra los rayos solares por un sistema de espejos reflectantes que consiguen alcanzar una energía equivalente a 10.000 soles. Además, el lugar es un importante laboratorio de investigación. La arquitectura del edificio es espectacular, vale la pena verlo. También se organizan visitas de una hora de duración, en distintos idiomas (entrada: 7 euros, sin necesidad de reserva), en las que incluso podrás ver en directo los efectos de la luz solar. Eso sí: se recomienda que lleves crema protectora y gafas de sol. Junto al recinto hay un pequeño espacio reservado para picnics.
Alemania, la ciudad del meteorito
Inicialmente se creía que su origen era volcánico, pero después se descubrió que Nordlingen (Baviera) está enclavada en un cráter de casi 25 kilómetros de diámetro causado por un meteorito caído hace 15 millones de años, cuya explosión tuvo una energía similar a la de 1,8 bombas como la de Hiroshima. Es uno de los cráteres de impacto mejor conservados del mundo. Además, Nordlingen es la única ciudad alemana encerrada por una muralla que se puede recorrer en su totalidad. Cuenta con cinco puertas de entrada y once torres defensivas. La más famosa es la de la iglesia de San Jorge: mide 90 metros y se puede subir para disfrutar de unas vistas increíbles.
Suiza, una ciudad en llamas
¿Quieres ver una tranquila ciudad suiza ardiendo? Apúntate a la fiesta de Chienbäse de Liestal (a 17 kilómetros de Basilea), el domingo después del miércoles de ceniza. Parece que el origen de la fiesta data del siglo XIX y que surgió como ritual pagano de primavera. Actualmente, empieza de noche, cuando alrededor de 300 personas cargan con antorchas de pino en forma de escoba (los Chienbäse) y, acompañados de unos veinte carros llenos de leña, caminan en procesión por el centro medieval de la ciudad. Cuando acaba el recorrido dejan las antorchas en distintas hogueras, que quemarán aparatosamente. Las llamas alcanzan una gran altura, a veces incluso llegan hasta los tejados de las casas, así que el espectáculo está garantizado. La Chienbäse es una cita importante de la ciudad que reúne a miles de espectadores, no sólo de Suiza. Además, Liestal es una ciudad que vale la pena conocer. Rodeada de bosques, cuenta con un bonito centro histórico con sus típicas casas y un ayuntamiento pintado con frescos renacentistas.
Pontevedra: ¡que aproveche!
De San Amaro a San Valentín, mes do cocido en Lalín, dice el lema. Y es que esta ciudad pontevedresa dedica prácticamente un mes (del 15 de enero al 14 de febrero) a su famoso cocido. Cuando lo pruebes, ¡entrarás en calor! Además, durante la Feria (el domingo anterior al Carnaval), se organizan numerosas actividades paralelas.
Islandia: ¡cuidado, que quema!
Islandia es uno de los pocos países que cuentan con géisers, y el único en Europa. El más visitado, el Strokkur, está en el sur, en la ruta geotermal del Círculo Dorado (a 120 km de Reykjavik), que incluye otras excursiones, como la cascada Gulfoss o el géiser Gran Geysir (inactivo). El Strokkur entra en erupción cada 5 o 10 minutos. Su columna de vapor y agua hirviendo puede llegar a 20 m de altura.
Alicante, un clima excepcional
Según un estudio científico, Jávea (Alicante) cuenta con el segundo mejor microclima del mundo, sólo superada por Río de Janeiro. En esta ciudad costera se puede disfrutar de una temperatura suave durante todo el año, y una media anual de 18ºC. Así que si quieres olvidarte de la bufanda, ven aquí y elige entre sus opciones de turismo: desde pasear por su centro histórico hasta practicar senderismo siguiendo el camino de Santiago –por aquí pasa el Camino del Alba– o, por supuesto, ir a sus playas.
Noruega, un fiordo en bañador
Incluso en la Laponia noruega puede hacer calor. Al menos, a bordo del Vulkana, un antiguo navío pesquero convertido en un balneario. Tiene todas las comodidades que puedas imaginar, pero lo que lo hace especial es su sauna, con una cristalera que permite unas vistas al mar de ensueño y la bañera de agua caliente salada en cubierta. En ella, contemplarás (sin frío) cómo el Vulkana avanza en pleno ártico.
Portugal: ¿apetece una carrera?
Nada mejor para entrar en calor que correr un poco, ¿no? Pues el próximo 20 de marzo se celebra el medio maratón de Lisboa. Ofrece un recorrido llano y muy atractivo, porque los participantes tienen la oportunidad de recorrer los 2.277 m del puente 25 de Abril y parte del casco antiguo lisboeta.
Almería: bienvenidos al auténtico oeste
Ya se sabe: para entrar en calor, nada como el desierto. Así que, si no quieres pasar frío, un buen destino es el único desierto europeo considerado como tal: el de Tabernas que, además, está en España, a 30 kilómetros de Almería. El paraje es espectacular y te impresionará. Hollywood eligió este destino para filmar muchas de sus películas del Oeste durante las décadas de los 60 y 70. Clint Eastwood, Orson Welles o Sergio Leone filmaron en Tabernas. Para recordarlo, en la zona se han instalado varios parques temáticos del Oeste, donde se recrean los escenarios de las películas: Oasys, Fort Bravo o Western-Leone son algunos de ellos.
Hungría, de lo mejor en balnearios
Bañarse en agua a 37 grados mientras en la calle nieva. ¿Qué te parece el plan? Es lo que te ofrece el balneario Széchenyi, uno de los complejos termales más grandes de Europa. Cuenta con 3 piscinas exteriores y 12 interiores, saunas, salas de masaje…Pero sin duda, lo mejor para el invierno es disfrutar de su agua caliente. En Budapest es una actividad muy extendida. Verás el recinto concurrido incluso de noche (cierran alrededor de las 22 h), lleno de gente charlando animadamente. Otros balnearios en la ciudad son: Gellert y centro termal Rudas.
Escocia, la fiesta vikinga del fuego
Nunca pasarás tanto calor en plena Escocia. Y es que la Up-Helly- Aa, es una auténtica locura de fuego (de hecho, a la fiesta se la conoce también como el festival vikingo del fuego). Se organiza en Lerwich, la capital de las remotas islas Shetland (el archipiélago está situado en el Atlántico Norte, a medio camino entre la costa escocesa y la costa suroeste de Noruega). La fiesta marca el fin de la Navidad y conmemora la llegada de los vikingos a estas islas escocesas, en el siglo XIX. Para ello, miles de personas se visten como vikingos y, organizados en clanes, desfilan hacia el mar llevando antorchas. En el camino hacia la costa, la ciudad apaga todas las luces, de forma que es impresionante verla iluminada sólo por la luz de las llamas. Ya en el mar, el festival culmina cuando se prende fuego a un drakkar, un barco vikingo. Este año la cita es el próximo 26 de enero.
Austria: con nata, por favor
La cafetería vienesa es una auténtica institución y, según la Unesco, Patrimonio de la Humanidad. Entrar en esos preciosos salones con sus sofás acolchados, la tenue luz, las conversaciones pausadas… Ya puede caer la mayor de las nevadas, que dentro vas a estar bien. En Viena hay tantas buenas cafeterías que necesitarás dedicarles varias jornadas. Te apuntamos solo algunas: Cafe Sperl, Cafe Korb, Cafe Demel, Hawelka y el Central. ¡Descubre el resto!
Grecia: Más al sur, imposible
La pequeña isla de Gravdos (al lado de Creta) es, además de un auténtico paraíso, el enclave más meridional de Europa. Es fácil encontrar ese punto dentro de la isla: en él se ha construido una silla de dos metros de altura que lo indica. Gavdos es una isla muy montañosa, con playas preciosas. Para acceder a ella, coge un ferry desde el puerto de Hora Sfakion (Creta).
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