Presumir de rostro sin granitos, ojeras, manchas, arrugas y tono apagado no es solo cuestión de top models y estrellas de Hollywood. Tú también puedes conseguirlo, y no con productos y tratamientos exclusivos. Sólo tienes que cambiar tus hábitos. Porque, aunque creas que tus problemas cutáneos son genéticos, la realidad es bien distinta. Los expertos afirman que sólo el 20% de esos problemas están relacionados con la genética, mientras que el 80% se debe al estilo de vida y factores ambientales. Tener una piel sana es un objetivo factible y nosotras te damos 7 consejos para que puedas lucir un cutis perfecto.

1. Duerme lo suficiente

La piel aprovecha la noche para regenerarse y, si no puede hacerlo correctamente, sus niveles de agua descienden, lo que se traduce en líneas de expresión, ojeras y tono apagado. Duerme todo lo que necesites, pero sobre todo, intenta tener un sueño reparador. Porque no se trata tanto de las horas dormidas sino de la calidad de tu sueño para levantarse a la mañana siguiente descansada y con buena cara.

2. Utiliza un protector solar a diario

Los dermatólogos no paran de recordarnos los peligros de una sobreexposición al sol por una razón muy importante: se trata de la principal causa de envejecimiento prematuro de la piel. Una crema hidratante que incluya un filtro solar nos proporciona protección durante un periodo de tiempo limitado, así que lo mejor es utilizar un filtro solar específico, como Aquasource SPF 15 de Biotherm, que ofrece una protección de amplio espectro (tanto contra los rayos UVA como contra los rayos UVB) gracias a una textura ligera y de rápida absorción.

3. Mima tu piel

Los exfoliantes demasiado agresivos y los limpiadores que incorporan detergentes en su composición pueden provocar microdesgarros en la superficie de la piel y ponen en peligro la película hipolipídica que la protege. Te recomendamos que evites este tipo de productos y que utilices en su lugar otros más suaves que hidraten, nutran y protejan la piel. Del mismo modo, nunca tires de la piel ni la frotes fuerte cuando te desmaquilles o te hagas un masaje facial. En su lugar, utiliza tus dedos dándole pequeños toquecitos.

4. Utiliza una esencia facial

Desde que las coreanas lo pusieran de moda, las esencias faciales se han convertido en la nueva generación de productos para el cuidado de la piel. Este producto, está formulado con componentes activos que penetran en las capas más profundas de la piel para una mayor eficacia. Incorpora en tu rutina facial diaria una esencia, como Life Plankton™ de Biotherm. Contiene 35 nutrientes, vitaminas y oligoelementos que ayudan a tratar las imperfecciones, fortalecer y mejorar el tono de la piel.

5. Di sí a las mascarillas

Al igual que los sérums, las mascarillas faciales son ideales para aportar componentes activos específicos beneficiosos para la piel. Si quieres presumir de una piel luminosa y sin imperfecciones, necesitarás una mascarilla como Life Plankton™ Mask. Su textura en hidrogel envuelve la piel hidratándola y aportándole una sensación de frescura sin igual. Utilízala dos veces por semana, después de haberte limpiado el rostro por la noche, con movimientos ascendentes hasta llegar a la zona del cuello. Duerme con la mascarilla puesta y despiértate con una piel tersa y suave.

6. Desmaquíllate todos los días

Una limpieza minuciosa y eficaz es la mejor forma de evitar que aparezcan imperfecciones, que se obstruyan los poros, que aparezcan rojeces y que, en general, se irrite la piel. Irse a dormir con el rostro limpio es muy importante, ya que la piel aprovecha la noche para renovar sus células. Biosource Total Renew Oil es un limpiador 2 en 1: por un lado, elimina los restos de maquillaje y, una vez que se convierte en espuma al entrar en contacto con el agua, arrastra con ella cualquier resto de suciedad y contaminación.

7. Utiliza productos específicos para tu tipo de piel

Parece algo obvio, pero te sorprendería saber cuánta gente hace caso omiso de este consejo. No existe ningún producto que sirva para todos los tipos de piel, sino que todos están concebidos exclusivamente para un determinado tipo. Por ejemplo, los que están pensados para pieles secas son demasiado densos para las pieles grasas y pueden obstruir sus poros. Por su parte, los productos más ligeros concebidos para las pieles grasas, pueden acentuar la sequedad de las pieles secas y dañar la película hipolipídica que actúa como escudo protector.